CAPÍTULO 1

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La primera vez que le vi fue como un cálido, pero efímero sueño. Era mi primer día en la Universidad y no encontraba mi clase, y en su búsqueda entré por error en un aula llena de caballetes y lienzos colocados de forma caótica y desordenada ocupando casi todo el espacio, pinceles y trapos sucios de pinturas tirados por cualquier sitio... Y al fondo, iluminado por la cálida luz del sol que se colaba por unas viejas ventanillas, estaba él sentado frente a un cuadro a medio acabar, girado sobre su asiento, mirándome de forma cuestionadora. Su cabello era oscuro casi azabache y éste caía por su frente y algún mechón rebelde trataba de tapar sus ojos. Sus ojos... tal vez fue lo que más me impresionó de él desde el primer instante, unos ojos casi negros y profundos como el fondo del océano. Su nariz era casi perfecta y sus labios, ni muy finos ni muy carnosos, hacían una forma peculiar y única.

– Pe... perdón... –  dije titubeante – Creo que me he equivocado.

Él simplemente volvió a girarse hacia el lienzo y continuó deslizando el pincel sobre éste. Me quedé observando inconscientemente atrapado por la delicadeza, pero agilidad con la que manejaba el pincel con su mano. Sin querer había avanzado unos pasos y ahora podía ver perfectamente lo que estaba pintando. Eran unas florecillas casi diminutas azules cielo, cada una con un toque amarillo en el centro lo cual daba un poco de calidez al cuadro.

– Son muy bonitas – me atreví a decir.

Él se giró un poco sobresaltado al escuchar mi voz. Tal vez, se había pensado que ya me había ido.

– Son tan sencillas y pequeñas – empezó a hablar en un tono bajo y algo indiferente, volviéndose a girar hacia el lienzo y deslizando nuevamente el pincel sobre este – La mayoría de gente las ignorarían o las pisarían como pisan el césped sin remordimiento alguno. Despreciarían su belleza e ignorarían su significado.

No supe como continuar la conversación. Se hizo el silencio entonces hasta que decidí volver a romperlo:

– ¿Qué significan? – pregunté con más curiosidad.

– Forget me not... no me olvides – volvió a contestar con su voz grave e indiferente, pero a mí me pareció como si lo que había dicho fuese una súplica.

Volví a mirar las flores casi reales que él había plasmado. Al ver la pintura por primera vez me había dado una sensación de alegría y cierta paz, esa sensación que tienes en primavera al ver el viento llevarse consigo los pétalos de las flores; pero ahora, volviendo a observarla sentí tristeza, cierto vacío...

El sonido de la campana me devolvió a la realidad y solté un pequeño grito de los míos.

– ¡Llego tarde! – chillé mientras salía despavorido de aquel salón.

~Taehyung POV~

Esa fue la primera vez que le vi. Salió corriendo del salón casi tropezando con un cubo de pintura, por el camino. Pero por suerte llegó intacto a la puerta sin tirar nada. Por suerte para mí, no para él. Si hubiese derramado algún cubo de pintura... esa pintura es carísima y de muy buena calidad... o si hubiese rasgado alguno de mis cuadros...

Volví a girarme hacia el lienzo. Di unas pinceladas más y finalmente dejé descansar el pincel sobre una mesilla cercana.

Ya estaba terminado.

Observé con satisfacción mi obra. No pude evitar esforzar una sonrisa cerrada al cruzarse por mi mente el momento en que aquel muchacho casi tropezó al salir corriendo

Las siguientes horas no asistí a la mayoría de las clases como casi siempre. Me tumbé en el exterior sobre el césped y me quedé observando algunos escenarios, personas, plantas, cualquier cosa que captase mi atención, e hice varios bocetos y algunos dibujos rápidos.

Forget me not (VMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora