Tras aquel día no hablamos de lo ocurrido, pero tampoco nos comportamos como si nada hubiese ocurrido, sino que seguimos la situación como algo natural, tal vez como debía ser.
Si parecía que no podíamos estar más unidos, nos volvimos aún más cercanos. Taehyung me acompañaba casi todas las tardes cuando iba a ensayar, sobre todo cuando no tenía clases y practicaba por mi cuenta porque así podíamos tener privacidad.
Un día le invité a cenar y mis padres, a los cuales les cayó muy bien, le dijeron que se quedara a dormir. Desde entonces Taehyung casi vivía conmigo y mis padres parecían incluso alegrarse de ello. Por las noches jugábamos algún videojuego o hablábamos durante horas intentando muchas veces aguantar la risa para no despertar a mi familia, pero siempre entre una cosa y otra no faltaban los besos, a veces tiernos y otras veces apasionados.
Un día Taehyung me despertó a mitad de la noche, por un momento pensé que era de mañana pero eran las 4 AM. Le miré confuso con los ojos entrecerrados.
– Demos un paseo – me susurró al oído.
– ¿Qué? – estaba aún más confuso.
Él solo me dedicó una sonrisa y se levantó de golpe. Me fijé en su ropa, estaba vestido de calle, como si ya lo tuviese planeado todo desde antes. Me levanté todavía algo anonadado, sin poder abrir bien los ojos, y me puse los primeros jeans y camiseta que vi.
Fuimos a un parque cercano y ahí nos sentamos en un banco. Taehyung miraba hacia el cielo. Decidí imitarlo. La luna estaba enorme y el cielo tenía una tonalidad peculiar.
– Es un momento único y dura muy poco – dijo Taehyung de pronto con voz ronca – ¿Escuchas los pájaros?
Entonces me di cuenta de que se escuchaba algún pájaro cantar.
– Por lo visto a ellos les gusta madrugar más que a mí – contesté dejando escapar al final una risa.
Taehyung me miró y se rió conmigo.
– Lo siento, simplemente quería enseñártelo y verlo contigo – se disculpó con un poco de culpabilidad en su rostro.
Odiaba madrugar, pero aquello se convirtió casi en una rutina, sobre todo cuando cada uno dormía en su propia casa, quedábamos en algún parque; Taehyung casi siempre llegaba antes y me esperaba sentado admirando la luna y la melodía de los pájaros.
Una vez, en uno de esos encuentros Tae volvía a ser aquella persona sombría y vacía que se apoderaba de él cada tanto. Había pasado meses desde la última vez que tuvo una de esas crisis. Aquella vez en cambio, algo era diferente, parecía como si quisiese que preguntase que le ocurría, que indagase en su mente... en su corazón. Parecía como si quisiese que alguien le escuchase.
Entre mis brazos, sin poder mirarme a la cara, me habló sobre ella... Su ex-novia, aunque yo no sabía si podía llamarla así ya que nunca llegaron cortaron. Habían salido durante más de un año aunque se conocieron antes por tres años. Él la amaba más que a nadie ni nada en este mundo. Aquellas palabras, cuando salieron temblorosas de su boca, hicieron que mi pecho doliese... mucho. A pocos meses de cumplir un año juntos, ella falleció debido a la leucemia que la llevaba consumiendo básicamente desde que se conocían.
Me habló también de su rutina de los jueves y de cómo de pronto se volvió algo sin significado. Me explicó que la primera vez que decidió romper con aquel ritual fue aquel jueves que me acompañó por primera vez a mis prácticas. Por un momento me sentí culpable, como si hubiese interrumpido en una relación. Me sentía mal por ella, él que había prometido nunca olvidarla, nunca dejarla sola, finalmente lo había hecho, por mí. Pero en el fondo me sentía bien, después de todo el también se merecía superarlo, ser feliz, deshacerse de esa carga que llevaba en su corazón. Me dolía el simple hecho de pensar que había tenido que aguantar tal dolor durante tanto tiempo, solo. No volvimos a hablarlo nunca más ya que parecía como si fuese algo que quiso contármelo para poder tener alguien que le ayudase con esa carga, que le entendiese y finalmente poder enterrarlo en el pasado sin remordimientos.
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Forget me not (VMIN)
RomanceTaehyung era solo un joven que vivía para pintar y recordar su pasado y cuyo único miedo, del cual no era consciente, era ser olvidado. Jimin era como la luz del sol al abrir las ventanas de una habitación oscura, como la luna que alumbra las noches...