CAPÍTULO II

1.8K 209 2
                                    

A veces las promesas no pueden ser cumplidas aunque desees hacerlo.

Las semanas pasaron convirtiéndose en meses y luego en años.

Cada día el dragón era feliz. Le encantaba cada semana que Harry venía a contarle las cosas que sucedían en el pueblo, de alguna manera le hacía sentirse conectado a ese mundo que hace mucho ya había dejado de ver. Las cosas habían cambiado mucho, a veces se preguntaba que hubiera sido de él si hubiera tenido una vida normal, quizá se hubiera casado y tenido hijos, hubiera muerto de viejo, le hubiera gustado que después de su mujer; no le hubiera gustado dejarla sola con lo que suponía la pérdida de un ser amado. Tal vez sus padres hubieran arreglado un compromiso para él, pero desde pequeño se decía que, aunque fuera una persona que no conociera en un inicio, haría lo mejor para que entre ellos hubiera por lo menos un poco de cariño.

La inocencia de Harry y su alegría lo habían ido contagiando. Antes, tener pensamientos sobre los millones de "hubiera" que podría haber tenido en la vida le resultaba doloroso, ahora podía sentirse solo un poco nostálgico.

Habían tantos lugares por conocer, situaciones por vivir y recordar que eso lo perdió por una estúpida profecía le revolvía las entrañas.

Las personas deberían poder escoger seguir su propio camino.

Harry era una muestra de ello.

Según le había contado al dragón, las personas antes tenía miedo de los dragones y los mataban. Hubo una persona que, sin embargo, creía que los dragones podían ser gentiles si las personas dejaban de ser tan hostiles. Un buen hombre, cuyo nombre era recordado con extrañeza y gratitud, había cambiado eso. Cuando las personas mataban a los dragones ya no por supervivencia sino por diversión y codicia había decidido crear un refugio: una zona protegida, un sitio enorme, natural, en el que los dragones pudieran vivir en paz sin necesidad de vivir huyendo. Conforme el tiempo pasaba las personas tomaron conciencia y esos lugares protegidos se volvieron santuarios para los dragones: las personas lo visitaban y les llevaban regalos.

El dragón nunca conoció uno.

Escuchaba vagamente los rumores de algunas personas que caminaba cerca del claro a veces, pero cuando veían al dragón, tan grande e imponente creían que había escapado de algún santuario. A veces querían herirlo pero el dragón les rugía y desplegaba sus alas y las personas salían corriendo. Otras querían llevarlo a algún santuario pero siempre les pasaba algo malo y decidían dejar al dragón allí. Le temían. O temían esos sucesos extraños que les impedía acercarse al dragón.

Cuando vio por primera vez a ese niño de ojos verdes creyó que huiría o lo atacaría. Nunca había visto un niño desde que su vida había cambiado.

El pequeño era tímido y seguro que algo bajo para la edad que quizá tenía. Su cabello, negro como la noche, era un revoltijo sobre su cabeza. La piel algo pálida, con ligeros tonos bronceados, seguramente por los viajes que él le contó realizaba con su padre desde que era niño. Ahora viajaría más y lo haría solo. Eso fue lo que le comentó a la siguiente semana que volvió después de su primer encuentro.

"Seamos amigos". Esa frase le hizo perderse en sus recuerdos.

Blaise.

Fue su amigo, su compañero, su hermano. Eran un contraste perfecto. Blanco y negro. Seriedad y diversión. Y de pronto, cuando el niño de ojos verdes se hubo marchado, la realidad lo golpeó dolorosamente: Blaise debía estar muerto. Habían pasado ya muchos, muchos, muchos años desde la última vez que lo vio. Y nunca pudo cumplir su promesa. No pudo y le dolía en el alma. Su amigo, su hermano. Le dolía pensar que lo había olvidado, que había muerto y él no había ido a su funeral. No sabía dónde lo habrían llevado a enterrar, ni siquiera lo podría visitar. ¡¿Por qué?! ¡¿Qué hizo tan malo para que la vida le hiciera eso?! No quería pensarlo, saber lo que ocurrió le dejaba un sensación horrible en el cuerpo. Dolía demasiado pensar en lo que pudo haber sido y no fue. Recuerdos sobre su amigo eran lo único que le hacía olvidarse de Harry y la paz que este le traía.

¿Por qué la vida era tan injusta?

Si todo sale bien espero verlos en la siguiente entrega.

Gracias por esas cien vistas, lo actualizaré diario. Han sucedido muchas cosas y me he alejado de los fics por unos meses. Pero, estoy de vuelta. ^^

Y después de todo el niño se acercó al dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora