Flashback 5

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-Qué buena noche se ha quedado ¿no?.- Fue bajando velocidad del coche hasta ir a mi paso.

-¿A esto le llamas buena noche?.- Miré hacía el cielo gris.

-Bueno...Podría ser peor.

-Si...Esta lloviendo y estas tú aquí...

-Eso no es tan malo mujer.

-¿Por qué no me dejas tranquila?

-Encima que he ido al Starbucks más cercano para traerte un café calentito...

Estaba congelada. El frío me podía y, una vez más, caí en su trampa.

-¿Caliente?- Dije apunto de resbalarme con mi propia baba.

-Ardiendo.- Susurró.

Me paré y ella lo hizo conmigo. Cuando entré al coche, al coger el vaso se me puso la piel de gallina. El olor a café entró directamente en mi. Le di un pequeño sorbo y noté como el café me iba calentado. Ella no me quitó ojo de encima. Esta vez sonreí yo.

-¿Mejor?- Pasó una mano por mi húmedo pelo.

-Si.

Sin volver a entonar ninguna palabra más, quitó el freno de mano y puso rumbo a su casa.

Cuando llegamos decidí tomarme una ducha caliente. Mientras que me relajaba bajo la ducha, escuché como la puerta se abría. Entró una racha de aire frío que hizo que mi piel se erizara.

-¿Alba...?

No sé por donde debía de empezar. Escuché como se apoyaba en la puerta mientras resoplaba. La noté seria sin verla.

Decidí salir. Salí de la ducha ante la antena y fría mirada de Alba.

Ella me pasó una toalla. Me envolví en ella y sentí la necesidad de abrazarla. Caminé y me apoyé en ella, la rodeé con mis brazos esperando a que ella hiciera lo mismo. Pero nada. No llegó ese abrazo que tanto deseaba y necesitaba.

Sé que ella me esta pidiendo a gritos una explicación por ese ataque tan repentino de celos en el bar.

-Alba, ¿quieres hablar?

No decía nada. Me separé, y clavé mi mirada en la suya. Sus ojos me gritaban que sí pero su boca seguía cerrada.

-No vamos a estar así toda la noche ¿no?

-Cámbiate, vas a coger frío.

Tras decir eso, salió del cuarto de baño y cerró la puerta.

Salí del cuarto de baño vestida con una camiseta suya que me llegaba a medio muslo.

Al mirarme al espejo me salió la típica sonrisa nerviosa. La vi sentada en el sofá con un gesto bastante peculiar.

Resoplé.

Hice una última parada en el espejo.

Hice una cuenta atrás.

Y salí de la habitación.

Desde luego, Alba cuando se lo propone podría plantarle cara al mismo Hitler.

Mientras iba caminando hacia ella, iba pensando sobre si sentarme en el sofá libre o donde estaba ella.

-¿Me has traído un café del Starbuck y ahora no me diriges la palabra?

Me miraba divertida y con su particular forma de hablar, respondió:

-¿Quieres que te deje donde te encontré?

Termina levantándose y sacándose del bolsillo las llaves del coche.

Vuelves |Albocío|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora