Relatos Parte II

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Chica de 15 años:

Cuando tenía once años comencé a hacerme amiga de un chico que estaba en el mismo grupo de teatro que yo. Me gustaba verlo actuar y hacer papeles dramáticos, era un genio en eso. Desde que entré al grupo me atrajo su forma de ser. Luego de tres meses de amistad comencé a hacerle cartas agradeciéndole por ser mi amigo y admirando sus cualidades como actor y como persona. Él también me escribía cartas del mismo tipo. Así nos escribíamos por varias semanas y que se convirtieron en meses. Después de un tiempo me di cuenta que me hacían muy feliz los momentos que pasaba a su lado. Decidí escribirle una carta diciendo que me gustaba. Se la di y le pedí que la leyera en su casa. Los ensayos de teatro eran una vez por semana y ese era también el tiempo que pasábamos juntos. Cuando volvimos a vernos él me entregó una carta diciéndome que la leyera en mi casa. Al volver del ensayo me encerré en mi pieza a leerla. No podía creelo! La carta decía que yo le gustaba y que me quería tanto.
Así estuvimos un tiempo más hasta que me pidió que fuera su "novia". Yo pensaba: "Oh, por Dios! Mi primer novio!". Claro que le respondí que sí.
Él fue el chico al que le dí mi primer beso. Me hizo tan feliz en el poco tiempo que duró nuestro "para siempre".
Luego de unos meses me hice amiga de una nueva vecina que vivía al lado de mi casa. Un día mi vecina me contó que vió como mi "novio" le coqueteaba a otra. Yo le creí y sin preguntarle si era verdad o no al chico terminé nuestra "relación". Nunca le pedí una explicación ni nada. Un mes después de la ruptura él se mudó a otra ciudad con su familia. Medio año después mi vecina también se mudó. Así que quedé sin vecina y sin "novio".
Hace unos meses, después de tres años, volví a verlo. Está súper cambiado. Es totalmente otra persona. Él tiene dos años más que yo. Llevamos vidas completamente diferentes. Hace un par de semanas hablé con él y me preguntó cuál fue la razón de nuestra ruptura. Le dije que fue por celos. Me dijo que mientras que fuimos "novios" jamás me engañó y que me quiso tanto como era posible, pero que ahora todo había cambiado y que él no era el mismo. Creí que sólo estaba exagerando hasta que comprobé por mi misma que en verdad había cambiado.
Viví una situación compleja con él por la cual ahora no nos hablamos, ni siquiera nos saludamos. Es como si jamás nos hubieramos conocido. Mi "primer novio" ya no es el mismo y nunca lo será.

Chica de 14 años:

Mis padres son muy estrictos. Mi padre sobre todo, nos maltrata a mis hermanos y a mí. No nos puede ver sentados que nos manda a hacer algo y si hacemos algo mínimamente mal nos golpea. Muchas veces creo que no nos quiere porque una cosa es corregir a sus hijos, otra muy distinta es maltratarlos.
Tengo un primo que trabaja en conexión de cables de teléfonos. Siempre está viajando de un lado a otro pero en cada ciudad que va se queda a vivir por unos meses. Hace poco tiempo vino a hacer conexiones en mi ciudad por lo tanto se hospeda en mi casa. No vino solo, sino que un amigo suyo lo acompaña, la diferencia es que viven en lugares separados. Pero cada tanto ese chico viene a mi casa a buscar a mi primo para ir a trabajar.
El chico y yo no tenemos tanta diferencia de edad. Cada vez que viene a mi casa me sonrie. Después de un par de semanas de vivir en esta ciudad comenzo a venir muy seguido a mi casa. Cada vez que me veía decía que yo le gustaba. Reiteradas veces me esperó fuera del colegio para acompañarme a mi casa, pero siempre fui cortante y le decía que no insistiera. No era tanto por mí que era cerrada, sino por mis padres que no permitían que mis amigos fueran a mi casa.
Así muchas veces le encontraba a ese chico en mi camino y él insistía en que fuera su novia. Yo le decía que no y continuaba caminando.
Un día iba de camino al colegio cuando él apareció en mi camino. Después de un largo discurso pidiéndome una oportunidad y diciendo que le gustaba me extendió un regalo. Era una caja envuelta en moños. Me sorprendió mucho, pero tuve que decirle que no lo aceptaba. Insistió en que me la llevara. Le di una larga explicación de por qué no podía aceptarla. No podía llegar a mi casa con esa caja porque mi padre me preguntaría de dónde la saqué, ya que somos una familia muy pobre y no tenemos dinero para comprar regalos. Aunque mi padre fuera malo no podía mentirle, mi conciencia moral no me lo permitiría.
Luego de la explicación el chico comenzó a llorar pidiéndome por favor que aceptara su regalo, que le rompería el corazón que no lo hiciera. Comencé a discutir mentalmente conmigo misma sobre qué haría con esa caja y después de mucho debate decidí aceptar el regalo. Agarré la caja, la puse en mi mochila y continué mi camino al colegio.
Estuve un largo rato sentada en mi mesa pensando qué hacer con el regalo mientras soportaba todas las preguntas de mis amigas: ¿Quién te regaló? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?
¿Es lindo el chico? ¿Te gusta? Etc.
Decidí abrir el regalo y ver lo que contenía. Al abrir la caja me encontré con una gran variedad de bombones y chocolates. ¿Qué haría con todo eso? No podía tirarlos, no se tira la comida. Cuando vieron los bombones mis compañeras comenzaron a sonreír y gritar de emoción, así que les dije que podían comerse los bombones, que se los regalaba. Sin pensarlo entre todas se encimaron sobre la caja y comenzaron a sacar los chocolates. Saqué algunos para mí y los guardé en mi mochila.
Al llegar a mi casa sabía que tenía que inventar algo para que mis padres no me molestaran por lo de los bombones, así que les dije que me los gané en un juego del colegio. Les invité uno a cada uno.
Mentí, sí, pero fue por una buena causa. Gracias a Dios nunca se enteraron que esos bombones que comieron me los regaló un chico.

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