Chico de 20 años:
Siempre tuve un grupo limitado de amigos ya que me intimida estar en lugares donde hay muchas personas. Eso me jugaba en contra al ingresar a secundaria.
Con mis amigos me sentía cómodo y me soltaba bastante. Pero con otras personas me costaba mucho mantener una conversación. La gente me reconocen no sólo por mi timidez sino también por mi risa. Cuando alguien cuenta un chiste la gente se ríe más de mi risa que del chiste, eso en cierta forma, me hace sentir bien, me hace sentir incluído en los grupos. Es curioso que, a lo largo de mi vida las personas que pasaron por ella me tomaban confianza rápidamente aunque yo estuviera solamente parado al lado de ellas y me contaban sus secretos porque sabían que nunca los revelaría a nadie.
En fin, en mi primer año de colegio comenzó con siendo algo súper extraño y diferente a lo que estaba acostumbrado a vivir en primaria. Sabía que de todos modos debía adaptarme a ese lugar pues pasaría los próximos cinco años de mi vida allí.
Un día, caminando por los pasillos del colegio me detuve a ver a alguien que estaba entre sus amigas. Era la chica más linda de todas. Su sonrisa era perfecta. Su rostro reflejaba amabilidad y alegría. Sus tiernos ojos se achicaban al sonreír. Me parecía la niña más adorable de todas. Pero, poder contemplarla sólo duró unos minutos hasta que tocó el timbre de entrada.
Luego de un par de días me enteré que ella también estaba en el primer año de colegio. Salvo que estabamos en diferentes divisiones. Me tomó varios meses juntar el coraje suficiente para hablarle. Estuve un día entero planificando cómo me acercaría y qué le diría cuando le expresara mis sentimientos. Era la primera vez que me declaraba a una chica.
Entoces llegó el día. Le compré chocolates, algunas flores y fui al colegio con toda la valentía del mundo. No iba a dejar que la timidez me venciera, no esta vez. Ella se veía realmente hermosa. Decidí acercarme y decirle que necesitaba hablarle sobre algo en privado. Nos apartamos algunos metros de sus amigas. Y comencé diciendo: "Sé que no nos conocemos mucho. Pero quería que supieras que me gustas y creo que tu sonrisa es perfecta. Me gusta verte reír con tus amigas, porque me encanta verte feliz. No soy bueno en estas cosas pero...- extendí mis manos cargadas de cosas hacia ella y continué- te traje algunos regalos y me gustaría que los aceptaras." Ella agarró los presentes y me miró sorprendida. Yo me sonrojé como nunca, mas sabía que mi discurso no podía terminar allí. Tomé aire y dije: "Eres muy linda, y sé que esto es inesperado pero, me gustas. Sólo quería que lo supieras."
Me miró por unos segundos y con mucha dulzura dijo: "Sabes? Eres muy tierno al regalarme cosas tan bonitas y delicadas. Pero debo confesarte que me gusta otro chico y que dentro de poco tiempo comenzaremos a ser novios. Gracias por estos detalles, pero no puedo aceptarlos."
No! Qué sucedió? En qué fallé? Sentí que fue el rechazo más grande de la historia. Aún así, traté de mostrarme lo más calmado posible y respondí: "Oh, okay. No lo sabía. Discúlpame. Pero por favor, acepta los regalos." Creo que no logré verme sereno como lo intentaba, ya que ella me dió una pequeña sonrisa y dijo: "Muchas gracias. Si quieres podemos ser amigos." Podría serlo? En verdad? No podía dejarla hablando sola así que sencillamente respondí: "Está bien."
Le dirigí una breve sonrisa, me di la vuelta y me fui a mi curso. Nunca más volvimos a hablar.Chica de 17 años:
Hoy, después de muchísimo tiempo al fin decidí dejar el pasado atrás. Quemé todas las cartas que me había hecho mi ex. Cuando las veía en el fuego no sentí tristeza, más bien sentí alivio de poder liberarme al fin de ese "lazo" (por así decirlo) que aún me unía a él.
Ahora me siento mucho mejor. Pienso que debí haberlo hecho mucho tiempo antes. En realidad, siento como que si ese pasado nunca existió. Nunca lo conocí. Nunca me enamoré de él. Nunca le entregué mi corazón. Nunca me defraudó porque, simplemente, nunca estuvo en mi vida.
Lamento el tiempo que perdí creyendo sus mentiras. Pero eso me enseñó a no confiar tan fácilmente en los hombres. Me enamoré de una ilusión, mas una realidad rompió mi corazón. Lo llegué a odiar. Ahora no siento absolutamente nada por él. Al fin y al cabo, qué se puede sentir por alguien que jamás conociste?
Y es cierto, no lo conocía. Sólo conocía lo que él me hacia creer que era.
Un nuevo tiempo comenzó. Las cenizas desaparecerán y pronto lo que nunca fue no volverá a ser.
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Relatos Curiosos
Random¿Te has puesto a pensar que mucho de lo que te sucede a tí puede sucederle a otra persona? Este libro contiene relatos de experiencias curiosas que tal vez también a tí te han tocado vivir. Algunos relatos son reales y otros son basados en historia...