🌹Capítulo 2🌹

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Al abrir aquel gran sobre, simplemente lograron encontrar una pequeña nota con una simple y corta palabra:

"FORMAL"

- A ver -Leila se puso de pie en un salto y le arrebató a su amiga aquella nota de las manos.- Genial. ¡Que felicidad! No entiendo. - intentó buscar algo más dentro de aquel sobre, pero no había nada más. Incluso lo abrió para asegurarse que no tuviera nada escrito en su interior. Hacia tanto ruido que Cc se lo arrebató, ya irritada de verla perder el tiempo con ese sobre.

- Paul ha organizado una reunión en el casino Palace, tonta. Al escribir "formal" quiere decir que debemos ir a verlo. Necesitamos cambiarnos...

- ¿Fiesta? Suena genial. -sonrió entusiasmada antes de subir al auto de Coco, dejando abandonada aquella motocicleta tan sexy como si fuera un pañuelo descartable.

Próxima parada: El casino.

Ambas, con la propia habilidad obtenida después de tantos años de experiencia, se cambiaron en el auto. Coco conservó su peluca, pero cambió su atuendo por un sensual vestido azul de gala con strapless y un largo corte que dejaba al descubierto su sensual pierna izquierda, lo cual le permitía presumir sus sexys zapatos de tacón plateado. Mientras tanto, Ll lucía un alto recogido con su cabello oscuro natural, y remplazó su vestido anterior por otro más largo y ajustado color verde musgo, el cual combinó con un bonito par de sandalias negras.

Una vez listas y arregladas, Coco condujo hacia aquel casino, y al llegar ambas bajaron de aquel Lambo tan lentamente que cualquiera podría pensar que ese par de tontas acababan de salir de una película de Hollywood, realizando una escena en cámara lenta para obtener la atención de todo aquel que pasara cerca de ambas. Incluso un par de chicos se detuvieron a verlas, y Leila dirigió su atención a uno de ellos para coquetear...

- Son gays. Están admirando tus zapatos, no tu trasero. - Gruñó Coco para ayudar a su amiga a volver a la realidad.

- La vida da asco -Gruñó la morena sintiéndose muy molesta consigo misma y con los malditos gays por ser los más sexys.

Luego de haber perdido casi cinco minutos presumiendo de sí mismas para obtener la atención de todo el mundo, decidieron acabar de una vez por todas con lo que habían ido a hacer allí...

- Necesito vacaciones. - Suspiró Coco al entrar en aquel lujoso casino, y ambas se dirigieron a la sección V.I.P. donde seguramente su jefe se debía encontrar.

- Tú lo que necesitas es un novio... o por lo menos una cita rápida para quitarte la "frustración".- Opinó Leila, razón por la cual obtuvo un doloroso pellizco que le dejó una fea marca en su pobre brazo izquierdo.- Hija de...

- Acompáñenme. - De la nada apareció un enorme tipo que si no fuera tan blanco y rubio, podría ser el hermano de Dweyne Johnson La Roca. Realmente era grande.- Paul las espera.

Aquel grandullón las condujo hacia una parte privada del casino, y subieron a un elevador que conducía al último piso del casino. Las puertas de éste se abrieron al llegar, revelando un lujoso pasillo no muy largo, y solamente había una puerta que estaba resguardada por otro par se grandullones ya conocidos para ellas: Boris y Clinton.

- ¡Boris! Boeing Boric corazón. ¿Qué cuentan? -ambas saludaron a los gorilas con un típico saludo de doble choque de manos. Arriba, abajo, costado y puño.

- Paul las está esperando desde hace quince minutos. -Respondió Boris seriamente con su típica voz ronca y espectral.

- Un leve retraso. Coco quería apostar unos cuantos números. -Comentó Ll encogiéndose de hombros.

- Cierra la boca. -ordenó C de mala gana. Realmente deseaba acabar con ese asunto lo más pronto posible...

- No es sorpresa de ustedes. -Respondió Clinton.- Ahora entren, antes que Paul nos ordene meterlas a patadas. - Ambos se hicieron a un lado para abrir la doble puerta, pero las chicas aún los miraban de manera verdaderamente desafiante.

- A ver si pueden tener hijos después de eso... - Gruñó CC de mala gana mientras entraba.

- Apresúrense brabuconas. Paul tiene muchos más asuntos que atender. -Gruñó el grandullón que las había escoltado hasta allí

- Calma, amigo. -Dijo Ll, y cuando a abrieron las puertas ambas se miraron de reojo un poco nerviosas. Paul había organizado una partida privada con algunos hombres de aspecto verdaderamente adinerado. Era una gran fortuna que ambas lucieran realmente como un par de chicas de sociedad, o de lo contrario...

- Por los calzones ajustados de Zack Efron, Coco, mira que rico se ven los bocadillos. - Murmuró Leila por lo bajo, logrando que su amiga la tomara fuertemente del brazo para así obligarla a mantener la compostura.

Sí, ella también tenía hambre; pero debían comportarse frente a esa gente...



Paul, al verlas entrar hizo una señal al grandulón que las había escoltado, y cuando este se acercó le susurró algo al oído. Después de eso, aquel guardia les indicó a ambas que lo siguieran hacia una habitación a parte donde Paul las iba a recibir.

Era una gran oficina bastante sofisticada.

— Buenas noches –sonrió amablemente Paul al entrar en la oficina.- Que bueno que hayan llegado finalmente. Debieron haber estado aquí desde hace más de veinte minutos; pero de todas formas da igual, porque supongo que me van a sobornar de alguna forma...  Sabía que lo conseguirían tarde o temprano; pero creo que se tardaron un poco más de lo esperado. -regresó rápidamente al tema que le importaba tocar.



— Oh claro. Como siempre solemos fallar. -Expuso Coraline un tanto ofendida.

— ¿Estás burlándote de mí, querida Colder? –sonrió; pero no de manera muy agradable, ni mucho menos simpática...

— Ignórala. Es el agotamiento. –Ll sacó el dispositivo con el cual rastrearon el contacto, y Paul sonrió ampliamente feliz por ese gran logro.

- ¡Finalmente! Ahora estamos a sólo un par de pasos de averiguar quien es el imbécil que planea arruinarme. Apretó un botón y en ese instante los guardias entraron a la oficina.

— Señor.

— Ya saben qué hacer. Ambas deben descansar. -Se limitó a decir seriamente.

— Sí, señor – El tipo se hizo a un lado para que ellas salieran, y Coco no esperó ni a que se lo dijeran para levantarse y salir.

Si ellas no fueran quienes son en realidad y Paul les diera aquellas instrucciones tan misteriosas a sus guardias,  ambas ya deberían estar temblando como gelatinas en ese preciso instante.

— Hasta mañana Paul corazón... -Se despidió la castaña sin ánimos de permanecer allí durante un segundo más.

— ¡Espera! –Ll la tomó del brazo y la trajo una ves más. Coco quiso morderla, pero le dio fiaca inclinar la cabeza para alcanzar el brazo de la morena. – ¿Tú te encargarás de los gastos cierto? Tenemos un trato, y aún no nos has pagado por eso...

— La habitación más gastos; y lo prometido lo obtendrán mañana por la tarde una vez que verifique que ustedes hicieron bien su trabajo.

— Nos conoces bien ¿Y aún así dudas de nosotras? - Preguntó C un tanto ofendida con él.

— Los errores nos suceden a todos, cariño. Incluso yo podría equivocarme. Posiblemente ahora mismo me esté equivocando en dudar de ustedes; y si es así, no tendré ningún problema en disculparme luego. Adiós, chicas –Dijo el.

— Nos vemos, Paul – Asintió de acuerdo con su palabra y soltó a Cc.



Al llegar al hotel donde Paul les había reservado las mejores habitaciones para descansar, estaban tan agotadas que ninguna de las dos se tomaron el tiempo de ni de admirar el color d sus sábanas. Ambas cayeron desmayadas al toque con ropa, con accesorios, maquillaje y lo demás.

La semana había sido demasiado agotadora gracias a que se han esforzado casi las 24 horas desde el primer día intentando rastrear seguidores, hasta que lograron encontrar a ese tal Hank Butler. Luego tuvieron que preparar todo para atraparlo y conseguir lo que buscaban, y finalmente lo hicieron. De esa semana sólo pudieron dormir aproximadamente 16 horas. Demasiado para ellas.



La primera en despertar al día siguiente fue Leila. Eran al rededor de las 16 horas de la tarde, y el hambre comenzó a picarle en su vacío estómago. Había un delicioso aroma dulce en el ambiente, y ése delicioso aroma venía del la sala de estar. Allí todas las mesas estaban decoradas con bandejas de plata llenas de cupcakes, budines, galletas, tartas y más pasteles para comer.

En una de la bandejas había una nota. Luego de que la vista de Leila se ajustó, pudo leer que ésta decía...



Ésta tarde a las dieciocho horas en (...) y sean puntuales.
P.



— Pfff aún quedan dos horas –se encogió de hombros y tomó unas cuantas galletas de chocolate para comerlas de camino a la ducha. Al principio quería hacerlo rápido para ir a despertar a Cc quien seguía en coma pero cuando vio las sales de baño, olvidó hasta que hora era. Se tomó su tiempo y salió oliendo a rosas de allí, estaba muy relajada pero cuando vio su reloj la desesperación volvió.

— Demonios – Eran las 17:30, y Cc aún no despertaba.– ¡¡COCO!! -Gritó, y por si acaso también empujó a su amiga tirándola de la cama. No hizo falta ya que por poco se muere de un infarto con ese grito pero de todas formas la caída la ayudó a... algo

— ¡¿QUÉ DEMONIOS TE SUCEDE, ESTÚPIDA?! –se levantó furiosa y le lanzó un zapato a la cabeza. Por situaciones así, Leila aprendió a tener buenos reflejos.

— Tienes menos de veinte minutos para ducharme y cambiarte. Paul quiere vernos en no sé donde.

— ¡¿Y POR ESO DEBÍAS DESPERTARME ASÍ?!...  ¿Porqué demonios me despiertas recién ahora?... ¿Hace cuanto que tu estás despierta?

— Diez minutos. Me olvidé de llamarte, por eso salí del baño cubierta por mi bata. Ahora iré a continuar con mi baño –salió corriendo antes de que su amiga descubriera su mentira.

Paul les compro ropa debido a que ya conoce los estilos de cada una y todo estaba en los armarios de sus habitaciones. Leila tardó quince minutos en escoger su atuendo, arreglarse y vestirse (un record); y Cc tardó el mismo tiempo en ducharse, arreglarse, vestirse y comer cinco cupcakes.

Tenía tanta hambre que cogió un bolso y lo llenó de galletas para ir comiendo en el camino ya que no tenían tiempo de comprar ni un café.

El mismo tipo que las había escoltado a sus habitaciones, las estaba esperando en la entrada del Hotel/casino para llevarlas al punto de encuentro con Paul. Era un club privado donde viejos adinerados como él iban a ver partidos de Polo.

— Para basura me despiertan. – Gruñó C e hizo una mueca antes de llevarse la última galleta de su bolso a la boca. Leila la miró.-  Vamos con Paul –gruñó, buscándolo con la mirada. Habían muchos tipos de aspecto similar a él sentados como si fueran Reyes frente a la cancha de Polo.

Por suerte ambas lo encontraron rápidamente ya que Boris se encontraba detrás de él. El grandullón es inconfundible.

— El de Polo negro sobre un caballo negro luce sexy. –Ronroneo Leila con un tono divertido para molestar a Paul por detrás.

— Se llama Bruno Ötzi. Y no, no está disponible; y mucho menos para ti –se puso de pie. – Vengan conmigo, chicas hermosas. Daremos un paseo.

<<La última ves que me dijeron eso acabé atada de manos y piernas en la cajuela de un M3>> pensó Coco, y miró a su amiga de reojo. Al parecer ambas pensaron lo mismo, porque ambas miradas significaban lo mismo...

Desaparecieron de la vista de todos caminando por el verde césped bien cuidado. Lucía tan lindo que cualquiera podría sentirse tentado a dormir sobre él, pero lo único lindo que veían las 2 de él, es que si las golpeaban no caerían sobre algo duro...

—Muy bien Princesas...

— Juro que yo hice bien mi trabajo, Coco no prestó atención al plan por estar escogiendo una estúpida chaqueta que combinara con el auto. - Se apresuró Leila en excusarse.

— Yo no hice nada malo. Hice muy bien mi trabajo, perra. - Expresó Coco indignada.

— No voy a por regañarlas; sino todo o contrario. En este momento las adoro más que a nada en éste mundo. Mis hombres averiguaron una dirección que, a pesar de no ser del todo muy exacta, es bastante útil.

— ¿Enserio? Y bueno entonces... cumplimos con nuestro deber, ahora paganos.

— Por supuesto que lo haré, chicas. Pero...

— ¿Pero? –Ambas lo observaron no muy contentas con ese "pero", y él sonrió ampliamente.

— Al volver al hotel les daré su dinero y las instrucciones para el siguiente trabajo que deben hacer.

—... ¿Ah? –chilló Ll.

— Ni yo ni ustedes podremos descansar en paz mientras quien desea arruinarnos, siga con vida o por lo menos libre para entrometerse en mi camino.

— ¿Nosotras? ¿Porqué? ¿En qué nos vemos afectadas? -Discutió Leila.

— Ambas están involucradas y él ya sabe como lucen Colder y P.Q. Sea donde sea que estén, él las encontrará para destruirlas de igual o peor manera que a mí. ¿Entendido? - ambas de miraron una vez más.

— ¿Que debemos hacer?

— ¿Cómo se supone que haremos si él ya conoce a Colder y P.Q.? Nos atrapará.

— Exacto, conoce a Colder y P.Q. pero no conoce a Coco y Leila –sonrió divertido.

—... Nonono, no lo haré –se negó Leila rotundamente.

— Es demasiado arriesgado exponernos de esa forma Paul. No podemos usar nuestras verdaderas identidades o de lo contrario ya no podremos volver a ser normales.

— ¿Ustedes? ¿Normales? ¿Alguna ves lo fueron o quisieron serlo?

Tenía razón, pero de todas formas eso las hizo pensar...

— No se preocupen demasiado. Mi plan no implica que se expongan demasiado, es más, deberán ser normales y actuar normalmente con la pequeña excepción de que irán recolectando algo de información de un lugar y de otro sin que los demás sospechen "algo" de ustedes. Nadie podría pensar esos rostros bonitos podrían tramar algo tan peligroso –les apretó una mejilla a c/u y ellas hicieron una mueca.

— Bueno... Eso ya lo hemos hecho, y no hace mucho tiempo –ambas se miraron por un momento

— Entonces no será tan difícil para ustedes. ¿Que dicen chicas? No será un trabajo tan estresante o agotador como todo lo que hicieron durante el mes. Me encargaré de conseguirles un cómodo departamento y asegurarme de que no les falte nada. Saben como soy, así que pueden dar por seguro que no estoy mintiendo. Y con respecto al descanso tendrán suficiente tiempo para descansar y hacer lo que les plazca, salir y hacer cosas de chicas o lo que sea. Ustedes manejarán su tiempo, no yo. Lo único que les pido es que tengan mucho cuidado e informen cada novedad.

— Y... ¿A donde iremos?

— Eso lo discutiremos esta noche. Ahora pueden volver a lo suyo, a menos que deseen quedarse un momento a tomar algo de té o pasear por aquí –volvió a llevarlas frente a la cancha de polo. Leila quedó medio bruta observando a los jugadores...

— Eeh creo que nos quedaremos un momento. Cierto Co... –perdió a su amiga por un momento y luego la encontró sentada en primera fila aplaudiendo y animando a los jugadores. De todas formas no duraron demasiado. Se aburrieron de ver el partido gracias a que Paul les dijo que ninguno de ellos estaba disponible.

Volvieron al hotel para seguir disfrutando su merecido descanso y estadía pagada.

— ¡Hey Cc! mira esto –la llamó desde su cama (la cual estaba al lado). Estaba entretenida con su computadora portátil mientras su amiga comía.

— ¿Mm.? –no podía responder por tener su boca llena de chocolate.

— Adivina quién nos envió un mje –sonrió entusiasmada, dejando a su amiga un poco pensativa.

— ¿Shawn Méndez?

— No, estúpida. ¡Es Alex!

— ¿Enserio? –pasó a la cama de su amiga. De un salto– ¿Que dice?

— Está almorzando en la cafetería.

— ¿Sólo? Pregúntale si está sólo. ¡Vamos! Pregunta ¡Hazlo! –la zamarreo un poco y Ll tuvo que empujarla para poder escribir cómodamente.

Alex contestó al instante.

— Dice que sí. Pregunta si podemos hacer una video llamada –sonrió entusiasmada.

— Obvio que si

— Pero ve a ponerte una remera o una camisa –estaba usando un pantalón boggy y bracier deportivo.

— Okey –salió corriendo y Ll aceptó la llamada de Alex. En apenas un par de segundos el chico apareció en la pantalla con una sonrisa de oreja a oreja.

— Apenas ha pasado más de un mes y siento que no las he visto en años.

— Cómo está señor Müller. Continúas volteando a la bibliotecaria para darle sus mejores últimos días de vida o ya la mataste en la sección de política –se burló malvadamente.

Alex es un chico de intercambio de Austria ex "novio" y compañero de clases de Leila además, pero actualmente continua siendo el mejor amigo de ambas chicas a pesar de que ellas lo abandonaron cuando dejaron la Universidad. Él solía ser un chico serio, estudioso y reservado. Siempre vestía humildemente con modestia, pero ahora a pesar de seguir siendo muy aplicado en sus estudios, se había vuelto un chico más abierto, libre, divertido e incluso dejó salir a la luz el atractivo austríaco que a ocultaba detrás de horribles sweaters tejidos por su abuelita.

Ahora estaba usando una camisa simple un poco holgada color natural, estaba arremangada hasta los codos. Mientras que su cabello lucía algo revuelto con estilo "libre al viento" como Cc solía peinarlo.

— Y... hablando de matar, policías y cochinadas ¿Donde está Cc?

— ¡Aquí! –volvió a saltar sobre la cama provocando que Ll cayera de lado junto con su computadora. Por suerte no la empujó o habrían salido despedidos fuera de la cama.

— Estúpida –le dio un golpe en el brazo y luego la miró detenidamente– Cuando te dije que... hay mi Dios.

Levantó su mirada hacia techo y murmuró una extraña oración a dios para pedirle paciencia. Cc la imitó algo extrañada preguntándose que diablos estaba mirando.

— ¿Con quien hablas? Me puse la camisa.

Pero no la había cerrado.

No era ninguna sorpresa para Alex verla así, incluso la ha visto utilizar menos que eso. Además, no le disgustaba en lo más mínimo admirarla así...

— No te comprenden, Reina –guiño un ojo y la castaña sonrió.

— Me enorgullece verte así, All. Si estuviera ahora mismo junto a ti, te daría un gran beso. Me agrada tu estilo...

— Por supuesto que sí. La ropa la compraron ustedes; y con respecto al beso, pienso que eso se puede arreglar en un par de meses. Pronto volveré a Austria para visitar a mi familia durante unas semanas, y espero estar en lo correcto al suponer que ustedes también irán para poder vernos...

— Por supuesto. Tú dinos cuando llegarás cariño y nosotras te iremos a buscar, pero no te asustes si Cc aparece una noche dentro de tu habitación.

- Eso jamás me molestará...

- ¿Qué cuentas cariño? ¿Qué tal todo por allí?

- Bastante tenso gracias a ustedes. Abrieron un gran investigación aquí en el campus debido a que sus padres exageraron bastante cuando reportaron vuestra desaparición con las autoridades. Admito que me molesta bastante cómo lo hicieron y no creo que ningún padre se merezca una tortura similar a la que desgraciadamente deben padecer los vuestros. Pienso que sería que ambas vuelvan a aclarar todo –murmuró observando todo el tiempo a su alrededor por miedo a que alguien pudiera oírlo.

— Una cosa es el "querer" y otra muy diferente el "poder", cariño. Es mejor que las cosas estén así. Aún que no lo creas, no estamos simplemente gozando de la buena vida yendo de compras por Europa... ¿Qué estás comiendo? - Preguntó curiosa al verlo ocultarse para morder algo de apariencia interesante para ella.

— Comida –respondió obvio con la boca llena, y luego bebió una soda con azúcar ante su rostro.

— ... Te odio.

— Volviendo a lo que hablábamos. - Interrumpió C a su amiga.- Lo más conveniente por el momento es que tú finjas no saber absolutamente nada sobre nosotras. Continúa en silencio, pronto nos encargaremos de eso. Es mucho más complicado de lo que parece...

— ¿Lo que parece? Ellos piensan que ambas han muerto o están sufriendo quien sabe cuantas cosas terribles ¿Qué puede ser peor?

— No será por mucho tiempo, histérico. En pocas semanas podremos aclararlo todo. ¿Crees poder tranquilizarse un poco más?

— Talvez, pero no demasiado. ¿Están bien entonces?

— Por supuesto. Colder es más difícil de matar que Voldemort...

— Nuestros orocruxes se encuentran bien ocultos en el mundo, bebé. No te preocupes. -Aseguró Ll

— Chicas listas. -Opinó él totalmente orgulloso.

—  Y orgullosas...

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2019 ⏰

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