Capítulo 5: tratos.

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El joven que antes los había abordando tan educadamente se había empeñado a irse con Danielle en un carro separado al de los chicos, iba con una sonrisa en la cara mientras no le quitaba los ojos de encima a Danielle.
Iban repartidos en carros negros con cristales tintados y blindados al igual que prácticamente todo el carro, la chica se sentía incómoda entre tanta seguridad, solo faltaba que le apuntaran en la frente para que no hiciera ningún tipo de movimiento inesperado.
—Mi padre no mentía cuando dijo que eras hermosa —Danielle le miró con incredulidad—. Unos hermosos ojos grises, y la mirada les da aún más poder —murmuró algo en italiano y se saco los lentes negros mostrando sus ojos de un verde muy intenso.
—¿Qué quiere tu padre? —el chico desplegó su sonrisa mostrando su perfecta dentadura.
—Pensé que eras más inteligente que eso, cariño —le pasó un brazo por el hombro haciéndola sentir más incomoda aún—. Queremos lo mismo que los americanos que llevan tiempo siguiéndote —Danielle suspiro—, pero, de una forma distinta; mejor esperemos a que mi padre te explique; ahora, no te sorprende que alguien como yo esté tan cerca de ti.
Danielle se rió, y le quitó el brazo de donde lo tenía y acto seguido el chico acercó su cara a ella y le plantó un beso en los labios que duró lo suficiente para que la chica le atizara un golpe directo en el ojo. Los guardias se exaltaron y voltearon atrás apuntando a Danielle con sus pistolas.
—¿Tengo que volver a aclarar el echo de que muerta no les sirvo de nada? Qué pesados son —los hombres bajaron sus armas y esperaron a que su jefe les dijera alguna orden.
—La señorita tiene más razón de la que debería —se puso los lentes cuidando que nadie le viera el ojo que empezaba a hincharse—. No se queden viendo como estúpidos, consíganme una bolsa de hielo.
Al cabo de unos segundos el joven ya tenía hielos para su ojo y Danielle viéndolo con sorna.
—Pensé que tenían más modales, no creo que a tu padre la haga mucha gracia enterarse como pasó lo de tu lindo rostro —el joven a penas y la volteo a ver.
—Al menos crees que mi rostro es lindo —la chica se rió.
—Si tuvieras más cerebro, pero dudo que siquiera allá uno ahí dentro; vamos, debiste dejar que alguien más hiciera la tarea y no sólo venir por un par de ojos bonitos, mientras pudiste disfrutar el rato con algunos de tu premios, las hijas de papi adineradas te van bien, ¿no? —el muchacho escucho con atención el montón de tonterías que decía Danielle—. ¿Qué tal esa que obligaste a que abortara? Oh, ¿esperas que papi no sepa que se quedo sin nieto? —la cólera subió en el bello rostro del chico y tomo a Danielle por las muñecas, ella solo lo miro desafiante.
—Sale una palabra de tu linda boca y...
—¿Y qué? Me vas a mandar matar —soltó una carcajada—, sí, cuando tu papi deje de quererme viva puedes considerar la idea, mientras tanto aléjate de mi, y si lo que tu padre quiere es que mantenga una relación contigo —la chica sonrío—. No sería la primera vez que escapó de la mafia, niño bonito —le dio un golpecito en la mandíbula y se volvió a su lugar.

Despues de todo el viaje a dónde quiera que fueran fue mucho mas tranquilo y silenciosos, y Danielle esperaba que no estuviesen tratando mal a los chicos, no creía que fuera posible ya que de por si era difícil la tarea de hacer hablar a Danielle sobre cualquier información respecto a lo que se traía entre manos.
Una hora de viaje después ya se encontraban en una gran mansión a las afueras de Francia, prácticamente en Liguiria, donde el jefe de la mafia tenía una gran mansión en la playa, donde como podía disfrutar del mar en épocas de calor le hacían mas fácil el trabajo a la hora de tirar la basura.
Al adentrarse en la propiedad todo el mundo se puso mas riguroso, había barias docenas de guardias en cubierto y la gente que pasaba por ahí era realmente muy poca, y Danielle pensaba que siendo ella jamás se adentraría en una propiedad de un mafioso, aunque se tratara de algún turista desorientado le parecía que era una desorientación demasiado grande como para terminar en un barrio solo con una mansión.
Una vez llegaron le ayudaron a salir del coche y la chica pudo ver como su hermano y Joseph salían de su coche con toda la incomodidad del mundo; su hermano iba pálido como el papel y Joe iba tan cohibido que le recordó al pasado cuando era solo un muchacho tímido sin mucho que decir.
Los condujeron por la gran casa, que obviamente estaba llena de cosas ostentosas y poco fáciles de encontrar, cuadros de valores inimaginables, pieles de animales, sillas recubiertas de oro, una vitrina con porcelana pintada a mano y con piedras preciosas incrustas, Danielle se sintió pequeña entre tanto valor que había en esa casa y de nuevo pensó que el Joe del pasado seguramente habría roto algo con solo pisar en la casa.
Después de un laberinto de corredores llegaron a un jardín con las flora más excéntrica que jamás vieron, había arboles de frutas que en la vida había visto, preciosas flores con colores y aromas exquisitos; pero lo mas importante en todo el patio era el gran mafioso que se encontraba en el comedor exterior, sostenía una taza de té mientras comía macarons. Al verlos dejo lo que estaba haciendo y pidió a los escoltas que se retiraran, se levanto perezosamente y se acerco a Danielle con paso suave.
–Querida, es un gusto tenerte aquí de nuevo, espero que esta vez no cause destrozos como en mi casa en la Toscana –Danielle le ofreció su mano y este presiono sus fríos labios en esta.
El hombre, un tanto regordete, y con el cabello casi blanco por completo paso a saludar a los dos chicos.
–No hacen gran trabajo protegiéndote –se burlo–, creo que más bien usted los protege a ellos –Danielle sonrío de lado–. Es una lastima que se vea obligada a asociarse con el pequeño traidor, sin embargo, por eso esta aquí de nuevo: le tengo una propuesta que espero esta vez no desaproveche –hizo un gesto con su mano de desinterés y volvió a su silla–, pero eso lo hablaremos después –Danielle supo que eso significaba un "a solas" lo cual complicaba las cosas en dado caso que tuviera que escapar–. Ahora les ofrezco que desayunen conmigo, después podrán ducharse y hablare con la señorita Hyde más tarde porque no hay tiempo que perder espero los americanos se entretengan descifrando los libros que le robaron –Danielle sintió una oleada de enojo.
Se sentaron con el mafioso y la gente a las ordenes de este les sirvieron la primer entra al desayuno, los chicos lo comieron con animo mientras Danielle se negaba a tocar la comida o cualquier cosa que se le ofreciera.
–¿Cómo se entero de todo? –hablo la chica después de un rato–. Y, no me diga que tiene hombres por doquier, eso de sobra lo sé –sonrío y se limpio la boca con su servilleta.
–Como bien sabrá, llevo tiempo vigilándola; y me gustaría elogiarla: tiene usted un talento maravilloso para pelear y escabullirse –Danielle inclino su cabeza aceptando el cumplido–. Cuando me entere de los hombres persiguiéndola, evidentemente los investigue, y eso es todo, por la noche me despertaron con la noticia de su secuestro y que seguramente estaría en la mañana en Francia. Me hubiese gustado invadir la información de su amigo Edward pero hay que admitir que tiene un talento especial.
Danielle al fin reparo en la ausencia de Edward, con tantas cosas en la cabeza... sintió que toda la sangre se le fue pero intento mantener su serenidad, Joseph y Phil apenas y notaron por qué había echo el comentario.
–Espero cooperes –le guiño el ojo.

Cristal Where stories live. Discover now