NO SOY UN ERROR (GAY)

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Un día existió un príncipe que fue dotado de riquezas, fama y mujeres, pero el corazón del príncipe vivía siempre en soledad, sus latidos no sé podían escuchar, y si los escuchaba podía parecer que el viento se los llevaba con el aroma de abril casi pareciendo que nunca latió.

Entonces el príncipe empezó a reír por todo. Ocultando la soledad que llevaba embargada adentro, sonreía sin parar, en otoño, verano, invierno incluso primavera reía y reía sin parar, pero su corazón que embarga soledad pronto empezó a llenarse de hielo. Entonces Dios decidió congelar su sonrisa para siempre mientras la gente le rodeaba...

"La ley"

La verdad era que su madre le había contado aquella historia hace muchos varios años atrás cuando venían de camino a la ciudad.

Y tampoco sabía porque la estaba recordando en ese preciso momento.

—¿Haber repite?—masculló cabreado.

—¡¿Qué?!—fingió exaltarse el chico castaño que estaba enfrente del rubio —Te he dicho que eres una marica cierto ¿Nos has escuchado?

Jahir frunció el ceño en señal de disgusto.

—Yo te mataré.

—¡Vamos inténtalo si puedes! A no ser que no tengas los cojones necesarios para atacarme, flo-re-ci-lla.

El rubio fue cegado por la rabia a asestarle un golpe en la cara al castaño, pero no se podía ver venir lo siguiente:

El castaño había agarrado su brazo, luego lo torció y lo coloco detrás de su espalda. Si era una llave, la cual lo hacía retorcerse del dolor. El castaño busco la pared más pronta, y lo empujo de manera que su cara chocara contra esta.

—No te dije que lo intentarás ¿Qué pasa? ¡Vamos hazlo!—hablaba prepotente, fanfarreando sobre el rubio quien ciertamente estaba en desventaja, por razones de las carecía, fuerza y altura.

Aunque en ingenio era mejor, como estaba arrinconado pensó en ejercer fuerza con los pies, llevó su plan a cabo, haciendo que sus pies empujasen la pared hacia afuera con su cuerpo para que el otro chico lo soltará. Cosa que casi logra, aunque el destino se encargó de lo demás, ya que el plan no había funcionado, pero uno de los pies fue a parar en unos de los pies del castaño quien recibió un fuerte pisotón por la acción, zafó el agarre y así el rubio se soltó y en busca de riña, se tiró violentamente sobre su contrincante.

El cual recibió los golpes potentes del chico, aunque era pequeño tenía fuerza, aunque no era comparable con la del castaño, pues rápidamente el asunto estaba dado vueltas, el castaño le propinaba golpes más certeros al rubio, hasta casi dejarlo inconsciente.

—Venga, defiéndete—le gritaba.

Fue así hasta que se cansó, el rubio había quedado tirado cubriendo su rostro con sus brazos en guardia para evitar que un golpe cayera sobre su cara. Su cuerpo temblaba en estado moribundo.

El chico castaño que yacía a una distancia ideal de él, le observo. El rubio se paraba con su cuerpo temblando, Jahir no giró en ningún momento, su cara embarrada en llanto de cólera le advirtió que lo mirase.

El castaño solo silbó en respuesta.

Sacó un cigarrillo de su bolsa seguido de un encendedor el cual le dio vida al predador que ansiaba sus pulmones, el rubio frunció aún más su ceño, aunque su rabia no intimidaba al castaño, su dignidad seguía intacta.

El castaño calo el cigarrillo.

—¡Vete a la mierda!—gritó.—Tú no sabes nada, que más te da si me gustan los hombres no es que me vaya a tirar a todos los chicos del mundo mucho menos tú.

Una risa salía del rostro del castaño, en ese momento los dos se desafiaron con la mirada, el viento soplaba moviendo sus ropas y remolinando sentimientos adyacidos.

—Es todo es solo es la ley de la naturaleza—caló nuevamente su cigarro—culpa a Dios de lo que te pasa, no a mí.

Claro que Jahir quería llorar pero esta vez no de rabia si no de tristeza, salió corriendo de la azotea, el rubio ansiaba poder llegar a casa pronto...

Lamentablemente llevaba incertidumbre en su pequeño corazón que ni siquiera podría irse con el pasar del invierno...

—Eso no es cierto—susurraba autoconvenciéndose, mientras echaba una carrera.