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—¡¿No que te gustan los pepinos?!—decía un chico metiéndole un pepino a la boca, a pesar de ser un chico calmado y paciente para estas cosas la paciencia no era cosa de sobra.

Con el mecanismo que había creado lo único que pudo hacer fue regresar el "lindo gesto".

Ya no era un chico ingenuo, y ahora mismo la vida le decía que si no se defendía tal vez terminaría peor que muchas otras personas.

Agarrando el pepino del 'gentil chico' el cual lo estaba cotilleando, le hizo una felación digna de un "mama pollas". El otro chico había quedado sorprendido, era la primera vez que miraba realmente algo tan morboso viniendo de un chico de su edad, no esperaba que aquel chico empezase a hacer aquello. Pero claro el asunto no acabo en solo aquello.

—¿Sabías que el pepino contiene calcio, hierro, sodio., magnesio además de muchas vitaminas y yodo que ademas son minerales?

—¡¿Ah?!—dijo confundido el chico.

—Que lo pruebes—gruño metiéndole esta vez el fruto a la boca.—mmmh rico ¿no?—le hundió hasta la garganta la fruta de forma fálica, logrando que él chico se atragantara y empezara a toser.—Vuelve a meterte conmigo y esto irá—dijo tocando el pepino—al lugar donde no llega el sol.

Después de la amenaza salió corriendo para que los profesores no le llevaran a detención. Ya era común que todos los que se creían "machitos" fueran a joderle la vida cada que tenían la mínima oportunidad, otra historia sería si se dejara.

Subió hasta la azotea de aquella pequeña ciudad realmente no quería regresar a "su hogar dulce hogar".

NO SOY UN ERROR (GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora