Capítulo 20.

266 47 2
                                    

La tarde del sábado ocurrió algo muy extraño: estaba nerviosa. 

    No eran nervios por salir con Aaron, claro. Creo que se debían a que nunca había ido a un baile de graduación y los 25 no parecían ser la edad idónea para ello, por lo que temía verme demasiado mayor entre tantos niños. Me puse el vestido que había elegido y unos zapatos bajos, ya que si me ponía tacones dejaría muy abajo a Aaron. No me puse más maquillaje de lo elemental. 

    Acomodé mi cabello en un chongo muy desordenado que según yo me hacía ver un poco más pequeña y, después de inspeccionar mi aspecto, decidí que le llamaría a Aaron y le inventaría que mi gato se había muerto o algo así. No me sentía capaz de aparecer de esa forma en un baile. 

    Ni siquiera pude acercarme al teléfono en cuanto mi puerta sonó. Resignada, y con más valor que antes, abrí la puerta. Paris estaba ahí, sonriendo, y a un lado estaba Aaron, con un traje que seguro que Paris le había mandado a hacer y con el cabello ligeramente acomodado, aunque llevaba sus gafas y eso le daba un aspecto ligeramente desalineado que le quedaba bien. 

    —No sabía que teníamos chófer— dije, haciendo reír a Paris. 

    —Quería que le prestara el coche, pero Abby dijo que si lo hacía me correría de la casa, así que lo traje sano y salvo— contestó Paris, sonriendo un poco, pero por lo que notaba era seguro que Abby y él habían peleado durante un buen rato, ya que tenía la voz ligeramente ronca. 

    —Te ves muy linda— me dijo Aaron tímidamente. Paris le lanzó una mirada de reproche, pero antes de que comenzaran a pelearse, agregué: —Entonces supongo que tendremos que ir con mi coche— Aaron sonrió apenado —Yo puedo conducir, Paris me enseñó— se ofreció éste rápidamente. 

    —Nadie a quién Paris le haya enseñado a conducir puede tocar mi coche— contesté, haciendo reír a Paris —No soy tan mal conductor ¿O sí?— preguntó, revolviendo su cabello de nuevo. Aaron soltó un pequeño suspiro y me dijo —Bueno... vamos, entonces— rodé los ojos por su falta de tacto y tomé mi bolsa y las llaves del coche antes de que los tres saliéramos de mi departamento. 

    Aaron se adelantó al coche, momento en el que Paris me miró y susurró: —Dice Abby que más te vale que regrese antes de la media noche— solté una pequeña risita —¿Por qué nadie me dijo que estoy saliendo con Cenicienta?— pregunté, acomodando mi vestido ligeramente. Paris rodó los ojos —Es enserio, Mary. Abby y yo estuvimos peleando dos horas por eso, sigue sin asimilar que Aaron salga con alguien mayor que él—

    —¿De qué hablas? Tengo diecisiete años ¿No se nota?— bromeé, haciendo sonreír a Paris. 

    Abrí la puerta de mi coche para dejar pasar a Aaron, que se había quedado sujetándome la puerta, lo que hizo que tanto Paris como yo nos riéramos discretamente. 

    —No te pases con mi hermana, niño ¿Entendido?— preguntó Paris a Aaron, que asintió rápidamente. Paris se acercó a darme un beso en la mejilla que solo logró que consiguiera un golpe en el pecho, pero éste ya estaba sonriendo como si nada —¡Te sigues viendo de veinticinco!— gritó éste antes de echarse a correr a su coche. 

   —A mi me gustas aunque te veas de veinticinco— me dijo Aaron, haciéndome reír. Cuando lo veía no podía evitar notar que seguía siendo el niñito de once años que había conocido, era como si estuviera saliendo con mi hermano menor, por lo que solo le di un empujón y lo metí al coche, justo a tiempo para que no viera cómo me sonrojaba. 

    Entre más rápido acabara esta noche, me sentiría más segura. 

Mary Lennon-McCartney.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora