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Yoongi lo miraba serio.

—En lo que iba, préstame ate-

—Lo soy —Jin le interrumpió, apretando sus puños en impotencia—. Lo soy, lo juro.

Yoongi rodó sus ojos ya fastidiado.

—Si vas a comenzar a joder así no te haré más clases —advirtió. En el fondo de su pecho aun dolía el no tener pareja. Le jodia que ese tipo viniera a jugar con él.

—No me amenaces —Jin apretó su mandíbula.

—Hago lo que quiero y sinceramente ahora me contengo de no destrozar tu cara de princesa.

No fue exactamente lo que el Jin de ocho años esperaba de pequeño, pero era bastante realista para el de ya veinticinco.

Contó hasta diez, tomó sus cosas y se fue.

Era extraño, no había amor, había frustración y un poco de resentimiento. Quería gritarle a Min, quería pelear, pero se contuvo.

No fue a ninguna clase siguiente hasta que volvió de casa de su madre.

Entre lienzos [YoonJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora