Secreto.

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Marinette y Adrien llevaban saliendo ya unos 3 meses, sin contar lo que se llevaban gustando. Era la relación perfecta, se podría decir. Adrien daría todo lo que tiene para gritarle al mundo que la ama.

Salvo que no puede, pues están saliendo en secreto.

Comenzó cuando se dieron cuenta que para sus amigos no había pasado nada entre ellos. No podían revelar sus identidades, obviamente. Tampoco podían mostrarse un día para el otro como una pareja, sería demasiado sospechoso. Marinette sugirió dejarlo como un secreto mientras para todos actuaran como si a penas comenzaron a "socializar".

Era un dolor de trasero el tener la urgencia por besarse y no poder porque estaban en público, era demasiada la necesidad y había veces en las que era difícil ocultarlo. Cada vez era más complicado dejarlo al aire y poner una excusa.

1 Situación, día 9.

Alya estaba en casa de Marinette simplemente pasando el rato. Tenían planeado tomarse algunas fotos, por lo que Marinette se estaba arreglando. La otra chica estaba sentada en la silla del escritorio, simplemente bobeando en su teléfono.

—Alya. — Llamó la pelinegra después de que su teléfono sonara. —¿Podrías revisar quién mandó mensaje?

—Seguro. —Respondió sin mirarla. Se estiró un poco para alcanzar el celular de su amiga y lo desbloqueó. — Es tu padre. Dice que volverá en media hora.

—Oh, dile que está bien.

—Okay. —Comezó a escribir lo que su amiga dictó. Por inercia propia, salió a "recientes". Tan pronto como lo vio, frunció el ceño totalmente desorientada. —Uh...¿Mari?

—¿Mmm? —Dijo, continuando con su maquillaje.

—¿Desde cuándo tú y Adrien textean?

Marinette casi se saca un ojo. Estaba todo perdido. La iban a descubrir. Adiós a todo, adiós identidad. Las manos le empezaron a sudar y estaba segura de que no podía hablar sin tartamudear de por medio.

—P-Por el chino. —Musitó.

—¿El chino? ¿Qué chino?

—¡El idioma! Mi tío vino la semana pasada y... Y le mensajée por ayuda.

—Marinette. —Espetó. Ahora la estaba mirando con cara de "Ajá". —Esto data de hace tres horas.

Sí...Por supuesto.

—Le hablé para agradecerle...Y-ya sabes...¿Como u-una excusa?— Con la última frase Alya se comió todo el cuentito, o al menos parte de él. Sabía que el "Adrien" y dos coranzoncitos no era por el chino.

Situación 2, día 21.

Esta ocasión era una pijamada. Alya, Rose, Juleka y Marinette se encontraban a punto de ver una película. Alya estaba en el suelo con Juleka, mientras Rose y Marinette estaban en el sofá más largo. La de doble identidad decidió que era buena idea hacer algunas palomitas, por lo que se dirigió a la cocina mientras sus invitadas charlaban a unos metros.

Rose se comenzó a sentir algo incómoda, acomodar sus cojines era buena idea. Tan pronto movió el cojín más grande encontró algo que probablemente era un tesoro valioso.

—¿Marinette...? —Llamó la rubia.

—¿Sí? — Cuestionó la llamada, volteando en la dirección de sus amigas. Realmente no esperó ver entre los dedos de Rose lo que era...

—¿Qué hace la camiseta de Adrián entre los cojines?

Alya la miró con una sonrisa de lado. Juleka miró indiferente y Rose tenia una sonrisita que podía ser por varias cosas. Marinette se abofeteó internamente por haber olvidado levantar eso en una de esas noches que Adrien llamaba "Sesiones de besos mientras mis papás no están". Su cerebro inmediatamente empezó a trabajar una excusa.

Love Square || One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora