Prólogo

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Es de noche, la anciana partera corre en la lluvia a toda prisa por la ciudadela de Hyrule pues la joven mujer de un caballero real está a punto de parir. Se guía por las calles por el sonido de los gritos de dolor y miedo de la inexperta futura madre.

El hombre alto de castaña cabellera y profundas ojeras le recibe en el pórtico de la única casa iluminada esa fría noche, en su mirada se notan los nervios.

Entra y encuentra a la joven perteneciente a la raza Gerudo recostada en la cama, es verdaderamente bonita aun con su expresión de dolor.

Han pasado varios minutos y por fin los gritos se sofocaron siendo reemplazados por sollozos tiernos y débiles.

-Es hermoso tu niño- dice la mujer de avanzada edad sosteniendo al delicado rollito de carne entre esa manta.

-¿dijo niño?- su voz suena entrecortada y confusa.

Le muestra a su bebé, un regordete varón de tez morena y rojizos mechones de cabello adheridos a su pequeño rostro.

Suspira profundo y le dedica una mirada preocupada a su aún más nervioso esposo, entendiendo que el legendario Rey Gerudo ha nacido al fin.

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