Y aquí estoy otro día más, cargando con el puñetero soporte del suero, caminando por las calles que daban al jardín del hospital. De vez en cuando, me gusta salir de la zona, escuchar a los pájaros cantar, el ruido de los coches, ver a la gente haciendo sus qué haceres o conversar con otras personas sobre el calor que hace, sus planes de la semana o lo que se les ha olvidado comprar de la lista de la compra. Yo, sin embargo, vivo encerrada en un cuadrado de posiblemente el mismo tamaño que la cocina de casa de mi abuela, osea, enana. Una cama a la que le faltan algunos tornillos, una tele en la que gracias a Dios, puedo ver lo que quiera sin tener que estar pidiéndole a mi madre que quite el Sálvame y una pequeña radio donde poder escuchar música sin repetir la misma cancion. Además, la ventana tenía buenas vistas. No podía pedir más.El aire se estaba levantando poco a poco a mis espaldas, haciendo que mi larga y morena melena se metiese por debajo de mis orejas chocando con mi rostro, podía notar mechones dentro de mi boca, lo cual me daba muchísimo asco, aún así, mis pasos no se detenían. Hasta el momento en el que abrí los ojos para intentar sacar el pelo de en medio de mi cara, a la vez que notaba como un coche frenaba, haciendo gastar la goma de las ruedas mientras pitaba sin parar.
Uf.
El coche a mi derecha, no me había dado cuenta de que había empezado a crucar por una carretera, y ni mirado el semáforo el cual estaba en rojo, ni me había molestado en mirar si algún coche venía por cualquiera de los lados.
Un hombre un tanto alto y corpulento vestido con un mono negro se dirigió hacia a mi, yo seguía con los ojos abiertos como nueces, y eso que mis ojos ya eran grandes y saltones. Su rostro era un tanto peculiar, y su calva brillante lo hacia aun más divertido. Pero ni si quiera eso hacía que mi cara de sorprendida desapareciese. Los gritos del hombre empezaron a retumbar en mis oidos.
— Perdona, ¿pero es que no puede mirar por donde camina? ¡Ha tenido suerte de que pudiesemos detener el coche a tiempo! – Gritaba el señor.
Yo no podía dejar de quitar la mirada del suelo sin entender que acababa de pasar, me había quedado congelada en el momento sin saber que hacer.
— ¿Pero me está escuchando, señorita? - Se detuvo delante de mi, aun así, seguía igual.
— Yo.. yo.. - No podía formar palabra.
De repente, escuche un portazo, proviniente de alguna de las puertas del mismo coche del cual este hombre había salido, mi mirada se levantó por un momento. Me di cuenta de que mi bolsa de suero había reventado, empapando todo el suelo, y el soporte de este estaba tirado en el asfalto. Me agaché para ponerlo sobre sus ruedas de nuevo y poder apoyar un poco de mi peso en el. Con mi mirada hacia abajo, mientras que los coches se detenian y pitaban, pude ver unos zapatos un tanto feos, marrones y arrugados. Una suave voz habló.
— Perdona, ¿pero estas bien? - Apoyó una mano en mi, mientras hablaba.
Yo como auto reflejo, sacudí mi espalda dándole a entender que no me tocase.
— Entiendo, entiendo. Lo siento. - Se disculpó. Su mirada no se apartaba de mi cabeza. Lo notaba. - Quizás te has sorprendido pero deberías mirar por donde caminas, es peligroso. Has tenido suerte de que mi conductor te viese y se detuviese a tiempo para no chocar contigo. - Pausó. — Si no, esto se habría convertido en una desgracia.
Su voz era una melodía, de un momento a otro dejé de prestar atención a lo que las palabras significaban y cerré los ojos para poder escucharle hablar. Decidí seguir callada para poder continuar escuchándole.
— ¿Me estás entendiendo? - Agachó la cabeza para observar mi rostro. - ¿Por qué cierras los ojos y sonries mientras te hablo? ¿Te parece gracioso?
Me habia visto de verdad.
— No, no me lo parece en absoluto. - dije con un tono nervioso.
Muy tranquilamente, levanté la cabeza, mirando hacia mi izquierda y mi derecha, viendo a un lado los coches y al otro al señor del mono negro. Pero lo mas inesesperado llegó al ver a quien tenía delante.. ¿Shawn Mendes?
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Bring It Back
FanfictionLa vida en el hospital no era muy agradable, pero el llegó para darle luz y color. Con su voz, con su guitarra y sus canciones. Escrita por mi. @ Paula