— ¿Me estás entendiendo? - Agachó la cabeza para observar mi rostro. - ¿Por qué cierras los ojos y sonríes mientras te hablo? ¿Te parece gracioso?Me habia visto de verdad.
— No, no me lo parece, en absoluto. - Dije con un tono nervioso.
Muy tranquilamente, levanté la cabeza, mirando hacía mi izquierda y mi derecha, viendo a un lado los coches y al otro al señor del mono negro. Pero lo más inesesperado llegó al ver a quién tenía delante. No quería seguir aquí parada así que empecé a caminar hacía un lugar seguro, dejando por fin a los coches pasar mientras los conductores furiosos me gritaban.
— Lo siento pero debería irme. - Dije.
— Increíble. Casi causas un accidente y pretendes irte como si nada hubiera ocurrido, sin pedir disculpas apropiadamente ni algo por el estilo. - Pude escuchar el sonido de una leve risa sobre sus labios.
— Ya dije que lo siento, no creo que haga falta algo más que eso. - Dije en un tono vacilante. Este momento era uno de esos en los que mi bipolaridad se apodera de mi, aún así, intenté ser lo más mínimamente amable que pude, mientras con mis delgadas piernas seguía mi ruta hasta mi habitación.
Dejé al chico por detrás de mi, de pie, viendo como me marchaba caminando lento pero veloz a la vez. Cargando con la bolsa del suero en la otra mano, era un fastidio tener que pasar por enfermeria a comentarles que casi me atropella el conductor del cantante canadiense que ahora mismo lo esta petando. ¿Fan? No, ni si quiera me gusta una de sus canciones, no es mi estilo. Soy muy clásica, me gustan verdaderas obras de arte como las que componían artistas como Mozart. Mi compositor favorito.
El paseo de vuelta se había hecho corto. Me encaminé hacia la oficina de enfermería, para comentarles lo sucedido y en este caso, que me pusieran una bolsa de suero nueva. Después de ello, volví a mi habitación.
Sumergiéndome en mis pensamientos, la pregunta de que hacía ese chico por aquí rondaba por mi mente pero a penas le daba importancia. Empezaba a tener frío, aunque la ventana estuviese cerrada, las cortinas corridas entre ellas y el aire acondicionado estaba apagado, simplemente tenía el frio que mi propio cuerpo creaba por no tener los suficientes nutrientes como para mantener su temperatura corporal.
Vamos, nada nuevo.
Un sonoro ''toc toc'' sonó por toda la habitación, y la enfermera entró, con una nueva bolsa de suero.
— ¿Qué tal vas? ¿Cómo te encuentras hoy? - Preguntó mientras la colocaba.
— Hoy salí, fui a pasear, casi me atropellan. - Dije con mi mirada perdida en la pared.
— Vaya, una nueva anécdota. Seguro que tus hijos no se aburriran cuando se las cuentes.
— ¡Já! Si es que llego a tener. - Balbuceé.
— No digas tonterías. - Pausó. — Listo, aquí tienes la nueva bolsa. - Dirigió su mirada hacía mí. — También han de venirte a pesarte y a cambiarte la sonda nasonogastrica pero quizás mañana, ya que estamos ocupados hoy y ya han pasado los turnos. Pero ya llevas bastante con esta sonda. - Dijo tocando el cable que pasaba desde mi nariz hasta mi estómago.
— Esto es un infierno. - Dije mientras cambiaba mi posición en la camilla.
— Bueno, has sido tu la que ha elegido tener que pasar por esto. - De brazos cruzados.
— Claro que sí. - Me faltaba el ''guapi'' - ¿Te vas ya o..?
— Si, si, tranquila. He de decirte que la semana que viene estarán grabando un reportaje sobre la importancia que tiene la música en los adolescentes, ya me dirás si te apetece aparecer o no en el, también habrán algunos showcases en las salas del hospital pero eso será más adelante, algo para completar el dicho reportaje. Te avisaré cuando se esté grabando, por si no quieres ni si quiera aparecer por detrás de la gente, que ya sé cómo eres cuando te ves en algo en lo que no has dado permiso.
— Te lo agradezco. Ahora, déjame sola. - Supliqué.
— Hasta mas tarde, Brooke.
Sola de nuevo. En el silencio, en la soledad, en realidad.. se siente bien. Digo, el no tener a nadie. No tienes que preocuparte de falsedades, mentiras, de amores, de amistades.. todo va y viene pero mejor no marearte con tales cosas. Prefiero estar tranquila y aguantar mis penas sobre mi espalda.
Habia pasado toda la tarde ahí dentro, en mi habitación. No había nada mejor que hacer. Mi madre trabajaba todo el día, y gracias a Dios, era hija única así que no había hermana o hermano que pudiese venir a visitarme.
Las nueve y media de la noche, y ya escuchaba el carrito de comida por el pasillo, y olía el asqueroso pescado hervido que estaban por servir, tan solo el olor me daba ganas de correr al baño a vomitar, sin ni si quiera haber ingerido alimento. Pero no, no podía, ya que no tenía la llave para abrirlo.
— Te puedes ir por que no pienso comer una mierda de lo que traigas en esa bandeja. - Dije a mis espaldas, dónde la puerta se acababa de abrir.
Nada.
— ¿No me has escuchado? Vete con tu asquerosa comida que sólo hace que me arrepienta aun más de haber existido.
Nada.
— ¡¿Estas sordo?! - Dije mientras me levantaba de la camilla, destapandome y viendo que no había ningún doctor o enfermero, sino aquel tipo, otra vez.
Mendes.

ESTÁS LEYENDO
Bring It Back
FanfictionLa vida en el hospital no era muy agradable, pero el llegó para darle luz y color. Con su voz, con su guitarra y sus canciones. Escrita por mi. @ Paula