Era de noche, me movía en la cama sin parar, me dolía la espalda y sentía que me faltaba el aire.
--¡Mamá!--grité después de reunir un gramo de fuerza para levantarme.
Caí al suelo y mi vista se volvió borrosa en un instante.
No veía nada, me había quedado ciego y eso empezó a preocuparme.--!Mamá!-- grité otra vez y la puerta se abrió.
--¿Qué pasa...? --la sentí a mi lado. --Esto es normal, no te asustes. --murmuró mientras acariciaba mi espalda.--Tus alas van a salir.
--Ahhhh...--- grité cuando sentí una punzada fuerte en mi hombro derecho.
--No tardarán en salir --dijo mi padre. --Aguanta un poco más.
--Esto duele...--me quejé--...y no veo nada.
--No te asustes, hijo. Todo esto pasa porque todos los poderes que necesitas para ser un verdadero ángel de la guarda, empiezan a despertarse. --dijo suavemente mi madre.
--¿Seré como vosotros? ---pregunté con la mandíbula apretada.
--Sí, hijo.--contestó mi padre y sentí otra punzada.
Me puse de pie y mis oídos empezaron a escuchar ruidos lejanos, llantos y muchas quejas.
Abrí los ojos y mi vista atravesó los paredes, no había barrera entre este mundo y el mundo humano.
Podía ver en muchos sitios diferentes al mismo tiempo y algunas fibras de energía se extendieron dentro de mi cuerpo.Estiré las manos porque el dolor era insoportable, las sentí fuertes y grandes.
Mi cuerpo empezó a cambiar de tamaño, me sentía más alto y más pesado.--Artím, esto no puede pasar ---murmuró mi madre con voz grave. --Nuestro hijo, no.
No entendí a lo que se refería mi madre, parecía asustada y cuando giré la cabeza, vi su mirada horrorizada.
--Nooo...--gritó justo cuando una de mis alas se estiró hacia arriba.
La otra no tardó en salir y cuando las miré, me quedé sorprendido.
Eran negras, brillantes y muy grandes, más grandes que los de mi padre.Las estiré y una nube de polvo negro se esparció sobre las alas de mis padres.
Ellos empezaron a gritar de dolor y yo no sabía que hacer.
El polvo negro empezó a quemar las plumas blancas y las estaba convirtiendo en plumas grises.--Tenemos que salir de aquí, Janise. --dijo mi padre.--No podemos ayudarle, vamos a morir si lo intentamos.
Miré asustado el rostro en lágrimas de mi madre y al ver que les hacía daño, empecé a retroceder.
--Lo siento, mamá--dije triste.--No entiendo que pasa.
--Tienes que huir, tienes que salir de aquí si quieres vivir--dijo apurado mi padre.--No hay tiempo que perder, antes de que sea muy tarde.
--¿Qué pasa? --intenté tranquilizar mis alas.--¿Por que me pasa esto?
--Porque eres como tu abuelo, eres un ángel de alas negras, un ángel oscuro. --explicó mi madre.--Tus poderes son más fuertes que las nuestras, puedes matar.--Cerró lo ojos.
--Mamá, yo no quiero esto.--Intenté atrapar una ala.--Yo quiero ser como vosotros.
--Ya es tarde, Xánus---dijo mi padre y agachó la cabeza.--Serás un ángel caído, como tu abuelo. No podrás regresar aquí. Te quedarás atrapado en el mundo de los humanos. Tienes que cuidar tu espalda, vendrán a por ti.
--No quiero irme.--Sentí lágrimas en los ojos.--No os quiero dejar.
--Tienes que hacerlo, nosotros estaremos bien--aseguró mi madre. --Vete, hijo. Sálvate.
Recordé el libro que me había dejado mi abuelo y entré rápidamente en mi habitación.
Lo tomé y sentí a mi madre detrás mía.--Espero volver a verte algún día‚ hijo. --murmuró ella.
--Yo también.--Me giré y estiré una mano para abrazarla.
--No, Xánus.--se alejó un poco. --Puedes matarme--dijo bajito. --Puedes matar ángeles, pero nosotros no.
--Supongo que tengo que decirte adiós.--cerré los ojos y agarré con fuerza el libro.
--Sí, pero no nos olvides--susurró y estiré las alas.
--Cierra los ojos y el primer lugar que aparezca en tu mente, atrápalo--dijo mi madre.--Estarás ahí en un segundo.
Cerré los ojos y me sentí rodeado de unos árboles llenos de manzanas rojas.
Podía sentir un olor delicioso a flores y cuando abrí los ojos, mi madre había desaparecido.Estaba en otro lugar, un lugar extraño, pero hermoso.
Hola.
Xánus, tuvo que dejar a sus padres para salvarlos, ¿ los volverá a ver ?
¿ Dónde está él ahora mismo?
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Dark Angel (Pausado)
ParanormalNació diferente, era distinto, tenía alas negras y ojos verdes. Lo rechazaron, lo enviaron lejos y lo abandonaron. En su intento de volver, perdió sus fuerzas y dejó de ser un ángel en el cielo.