Capitulo 4

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Miré con atención los árboles, las hojas de varios colores vivos, nunca había visto algo parecido y esas manzanas rojas tenían una pinta muy apetecible.

Cuando estiré  una mano, me di cuenta que mis alas habían desaparecido.
Me toqué los hombros con los dedos y no había nada, ni dolor, ni peso, nada...era como si nunca habían salido de mi espalda.

Empecé a sentir pánico y de repente ese lugar empezó a marearme.
El olor a flores era más fuerte, el sol calentaba más y el aire se espeso tanto que me costaba respirar.

Miré el cielo y suspiré.
Ahí estaban mis padres, mis amigos y mis buenos recuerdos.

Sentí mis piernas pesadas y paralizadas, no aguanté más de pie y caí al suelo de rodillas.
Estaba en la Tierra, estaba entre humanos, pero yo quería volver con mis padres.

Cerré los ojos y me estiré el la hierba, me sentía muy cansado, todo me había pillado por sorpresa.
Agarré con fuerza el libro de mi abuelo y recordé la última vez que lo vi.

- Un día me vas a necesitar Xánus y yo vendré a por ti.
- ¿Qué quieres decir, abuelo?
- Que te ayudaré, que no estarás solo.
- ¿Por qué dices esto? Tengo a mis padres.
- Sí, pero llegará el momento cuando tú tendrás que abandonarlos para salvarte a ti y a ellos.
- No te entiendo, yo no quiero que eso pase.
- No puedes impedir a que eso pase. Eres como yo.
- ¿Y qué eres tú?
- Soy diferente, pronto lo entenderás. Quiero que guardes este libro y que lo leas en su momento.
- ¿Y cómo puede saber que ese momento llegó?
- Lo sabrás...

- ¿Estás bien? - preguntó alguien y abrí los ojos asustado.

- No lo sé- murmuré mientras intenté mover mis brazos.

Tenía a mi lado a una mujer mayor, con una sonrisa cálida en sus labios.
Tenía el pelo blanco recogido en un moño desordenado y vestía un pantalón negro y una blusa blanca un poco desgastada.

Por alguna razón, me sentía seguro y cuando tocó mi hombro derecho, toda su vida pasó por delante de mis ojos.
Esa mujer tuvo una infancia difícil, luego se casó con un hombre que la amaba mucho pero falleció a los tres años de matrimonio por una enfermedad.
Quedó sola y triste, no tuvo hijos y lo único que la mantuvo con vida fue la fe que tenía en Dios.

- Ven conmigo, hijo- dijo suavemente y retiró la mano-. Tengo comida y ropa limpia.

-Gracias pero no quiero molestar- dije y ella me ayudó a ponerme de pie.

Seguía mareado pero con su ayuda conseguí hacerlo.

- No te preocupes, estoy sola y no me vendría mal tu compañía- me agarró por el brazo y empezó a caminar-. ¿Qué haces aquí solo?

- Me perdí- dije sin saber qué otra cosa contestarle.

- Ah, ¿tienes familia? - me miró con unos ojos sabios-. ¿Cuántos años tienes?

Esas preguntas tenían que tener unas respuestas falsas. No podía decirle de dónde venía y tampoco cuántos años tenía, unos doscientos años le resultaran raros.

- No recuerdo nada...creo que me golpeé la cabeza- me rasqué la nuca incomodo.

- Yo cuidaré de ti- apretó su agarré-. No te faltará de nada. Me llamo Agnes.

- Gracias, Agnes- giré la cabeza para mirarla-. No recuerdo mi nombre- mentí.

Se veía ilusionada y contenta, no quería quitarle esa felicidad, mi deber como ángel era ayudarla y cumplirle algunos deseos.

Y uno de ellos era tener hijos, pero ya  era tarde para eso, así que decidí quedarme con ella y ayudarla.
Todos sus pensamientos rondaban mi cabeza, podía escuchar y sentir al mismo tiempo sus más escondidos deseos.
Creía en ángeles y eso facilitaba mi trabajo y aunque no sabía muy bien cómo hacerlo, decidí dedicarme a ello.
Ayudaré a esa mujer y a los demás humanos, haré todo lo posible para convertirme en un angel de la guarda.
Puede que con mis buenos actos, los arcángeles me perdonarán y podría regresar al cielo.

- Mi casa es esa- señaló una cabaña de madera rodeada de un jardín precioso-. Supongo que tendrás que ir al colegio- murmuró más para ella que para mí-. Dentro de dos días empiezan las clases. Creo que tienes unos dieciséis años y encontraremos un nombre para ti.

- Si tengo que ir, pues lo haré- dije sonriendo y ella asintió ligeramente con la cabeza.

- Parece que Dios escuchó mis deseos, aunque ya es muy tarde- dijo y suspiró- . Prometo cuidarte como una madre de verdad.

-Gracias- susurré y sentí como su felicidad corría por mis venas.

Mis padres me habían dicho que cuando cumples algún deseo y ayudas a un humano, la felicidad que sientes es inimaginable.
Y eso sentía yo, me sentía feliz y completo.

Por alguna razón llegué ahí, por alguna razón tenía que ayudar a esa mujer.

Hola, Xánus está en la Tierra y tendrá que comportarse como un humano.
¿ Lo conseguirá?
Pronto empezará a ir al colegio y tendrá que relacionarse con otros niños de su edad.

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⏰ Última actualización: Jun 27, 2017 ⏰

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Dark Angel (Pausado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora