I feel it coming [WonKyun]

You've been scared of love and what it did to you

You don't have to run, I know what you've been through

El aire frío de la mañana le golpeó la cara como una bofetada y Changkyun metió la barbilla dentro del cuello de su gran jersey gris. Tras salir de la estación de metro, sus pasos se unieron a los de la multitud que caminaba por las calles de Seúl; las miradas de la gente estaban dirigidas hacia algún lugar: muchas de ellas tenían puesta toda su atención en sus teléfonos móviles, mientras que otras simplemente observaban hacia la nada a medida que avanzaban entre el gentío.

Changkyun se peinó su flequillo castaño antes de sacar los auriculares de su bolsillo y ponérselos. Necesitaba aislarse de la muchedumbre que le rodeaba, y la única manera que encontró fue refugiándose en su playlist 'cosas'.

No, aquella lista de canciones no era una serie de melodías al azar cuyo nombre genérico 'cosas' no tenía significado alguno. El chico la había bautizado así porque, para él, incluso el nombre más normal del mundo podía esconder detrás tantos significados como ninguno en absoluto.

Esa playlist, compuesta desde canciones de rap hasta algunas acústicas, podía ser lo que él quisiera. Podría decirse que era adaptable a los estados de humor de Changkyun; en esa ocasión, la playlist tendría el nombre 'vacío y solo'.

Aquel era no era un buen día para él, pero tampoco era malo. Simplemente era un día normal. La semana pasada había terminado su relación de cinco meses con su novia y, después de mudarse de su piso antiguo, estaba a punto de ir por primera vez al nuevo en el que iba a vivir en su segundo curso de universidad.

"Ya no lo soporto" "¿Tan siquiera sientes algo por mí?" "Changkyun, incluso después de todo este tiempo... siento que no te conozco".

Las palabras de su novia volvieron a su mente y le subió el volumen a la música para echar a esa voz de su cabeza. A veces, el propio Changkyun se preguntaba si había algo mal con él, porque incluso cuando oyó las palabras 'rompamos' salir de la boca de Johyun, no sintió absolutamente nada. Solo estaba vacío.

Un cambio de aires era lo que necesitaba, o al menos eso creía. Cuando por fin salió de la calle principal, se metió por unos callejones fiándose del GPS de su móvil; la casera del piso le había dado las indicaciones para llegar por teléfono, pero el hecho de que estuviese comiendo unos pasteles de arroz mientras hablaba con él no le ayudó a entenderla.

Una vez estuvo delante del que creía que era el piso correcto, alzó la vista para observar el antiguo edificio. Definitivamente se notaba que era de alquiler barato: la pintura azul turquesa de las ventanas estaba desconchada, y destacaba sobre la piedra color claro de las paredes.

Pintoresco era el único adjetivo que se le venía a la cabeza.

Se quitó los auriculares y, con un suspiro, se decidió a entrar; nada más empezar a subir las escaleras, un fuerte olor a humedad le inundó las fosas nasales. Era tan abrumador que incluso le llegó a marear un poco y dejó de subir por unos instantes para recomponerse: pensó que, muy a su pesar, iba a tener que acostumbrarse a aquel aroma si iba a quedarse allí durante todo el curso.

—¡Jovencito! —La voz de una señora le hizo pegar un respingo y asomarse por el hueco de las escaleras: la casera, que debía tener unos sesenta años a juzgar por su pelo blanquecino, le estaba observando desde la planta baja con los brazos cruzados sobre su delantal de colores—. ¿Eres el nuevo inquilino?

—S...Sí, soy Changkyun.

—¡Ah! No te esperábamos tan temprano. —El chico frunció el ceño y miró rápidamente la pantalla de su móvil: eran las doce de la mañana, justo la hora a la que la casera le había dicho que tenía que venir. A no ser que por culpa de los dichosos pasteles de arroz le hubiese entendido otra cosa. De todas formas, Changkyun le pidió disculpas frotándose el cuello—. No pasa nada jovencito, solamente tendrás que esperar por la copia de la llave porque todavía no he ido a hacértela.