Inuyasha's Lullaby

Prólogo

Prólogo

Había sido un largo día, la escuela y los exámenes, mis amigas y sus locas opiniones. Todo un caos.

El sol ya se había comenzado a poner,  y yo aún no regresaba a casa; mis amigas insistían que me quedara, "Un rato más", y de rato en rato...

―¡Ya es medianoche, debo volver!―Exclamé neurótica, mi madre me mataría por la demora. Tomé mis cosas y me marché.

Corrí a través de calles solitarias hasta el portón del templo, área donde se hallaba mi hogar, y subí las escaleras con el corazón en la garganta, temiendo por la reprimenda que me darían en cuanto pisase el umbral.

Sin embargo, todo estaba oscuro, únicamente la luz de la luna y las estrellas iluminaban el paisaje. 

Respiré aliviada.

Observé con detalle el exterior de la casa en busca de algo que me advirtiese de alguien despierto, y de que sería mi último día, pero no encontré más que una penumbra absoluta. Al contemplar el cielo sobre el amplio tejado,  creí ver una sombra arriba de este, mas no le dí importancia.

Entonces sentí una presencia tras de mí, y mi corazón dió un vuelco al sentir su aroma.

―Te tardaste mucho―Escuché su voz susurrándome al oído, no tuve tiempo de reaccionar. Sentí como me tomó por la cintura, y en un solo salto, me encontraba sentada en el techo de la casa.

―¿Qué demonios te sucede, Inuyasha?―Pregunté algo alterada, de no haber reconocido su voz, hubiese pensado que moriría al instante.

―No puedo dormir―Declaró con calma y, con total confianza, se recostó sobre mis piernas ―Cántame algo, cuéntame una historia.

―¿Qué? pero no me sé ninguna―Reproché nerviosa.

―No lo sé, inventa alguna, pero tan solo...quédate―Murmuró cerrando sus perfectos ojos.

―Está bien―Suspiré acariciando su plateada cabellera.

Sin duda alguna era una noche hermosa,  podía apreciar las estrellas y la luna en todo su esplendor. Las luces de la ciudad eran lejanas, y no ahogaban la belleza del cielo nocturno. El cual me impregnó de inspiración y las historias surgieron en mí, al igual que mi amor por él.