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La tinta del lápiz se desvanecía sobre las ojas blancas de la libreta de piel negra que yacía sobre el blanco escritorio, su mano se movía frenéticamente, como si no fuera capaz de detener su ansiedad por escribir todo lo que pasaba por su mente en ese preciso momento. Cada día era así, cada día podía escribir hasta diez hojas completas con su desordenada y no pulcra letra.
— Yoongi —su madre tocó la puerta suavemente mientras entraba en La habitación— Aquí tengo las fechas de Tu exámenes libres, amor.
Suspiro frustrado. Todo el desastre de su mente hubiese sido liberado de no ser por la interrupción, pero mordió su lengua antes de siquiera poder soltar el veneno que mantenía en su corazón, su madre era todo lo que tenía, no perdería eso. Suspiró y se acomodo el gorro de lana negro, llevando sus manos hasta las ruedas de su sillas para girarla y así poder mirar directamemte a su héroe.
— Gracias —respondió áspero, mientras su mano se alzaba y sostenía los papeles que contenían la materia de la cual debía estudiar.
— Te contrate un nuevo profesor para —su habla fue interrumpida por la grave voz de su único hijo— No lo necesito —el suspiro de la mujer resonó por toda la blanca habitación— Si lo necesitas, el estará aquí a primera hora mañana, te ayudará con tu examen de historia y más te vale aprender correctamente fechas necesarias.
— No pienso dirigirle la palabra —comentó tranquilamente mientras dejaba los papeles sobre una de sus pequeñas repisas, las cuales adornaban su habitación— sólo dejaré que me hable y escribiré lo que me diga, pero si trata de obligarme a hablar —apretó sus puños, logrando que sus nudillos adquirieron un color blanco— lo echaré a patadas de esta casa, ¿Correcto?
Su madre asintió con una mueca de diversión ante las palabras dichas por su único hijo— Bien, como tu digas.
Su madre se marchó y la habitación nuevamente quedó en silencio. yoongi suspiro sonoramente mientras golpeaba la silla de ruedas, quedando con la mirada fija en uno de sus pequeños parlantes que yacían sobre su escritorio. Y si jamás hubiese tenido la estúpida idea de ir a verte, ¿Esto me habría pasado? la pregunta rondaba insistentemente por su cabeza, poniéndolo nervioso, sacandolo de sus casillas.
Park Jimin, ese jodido bastardo me las iba a pagar de alguna manera. Me había engañando y no solamente eso, sino que también me había humillado y basureado de la peor manera. Tal vez, es cierto lo que dicen; "jamás se termina de conocer a las personas" y por lo visto, yo nunca llegue a conocerlo bien, porque todo lo que ese día me dijo, todo lo que ese día vi, sobrepasó todo lo que habíamos pasado en nuestra larga relación de noviazgo, y me destrozó por completo, llegando así a convertirme en un maldito inválido, alguien totalmente inútil en esta sociedad de Mierda.
