//Cocina//

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Me limpié la blusa con un trapo que estaba ahí en el lavatrastes, hice todo lo que pude, ahora huelo a jugo de mango.
Para olvidar la escena de los perros, decidí buscar un plato, pero no cualquier plato, yo necesitaba el de color azulado, ¿Por qué? Porque está bonito y me hace sentir elegante, aunque sea más común y corriente...
Era un plato con un diseño hermoso.

Leche y cereal del gallito, perfecto.

El sonido de una piedra golpeando la ventana me percató, e interrumpió mi comida hecha por los dioses. Me asomé y me di cuenta de quién se trataba, aunque no entiendo que estaba haciendo afuera si hace rato lo vi en el comedor con los demás, sentado en la mesa para ser exactos (literal, con su trasero arriba de la mesa)

Disculpa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora