Capitulo 1

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-Dime que no tienes planeado salir esta noche también Esteban? – le pregunto su tía Carmela.
-Tía me están esperando para una cena – dijo Esteban terminando de acomodarse su corbata.
-Esteban ya es hora de que sientes cabeza mijo – se quejó Carmela – ya no eres un muchacho.
-Tía, ya sé por dónde viene la conversación, pero no va a volver a pasar.
-Esteban, desde que Albita murió mi único deseo es verte feliz, y lo fuiste con Maria, pero tenías que…
-Tía – tomándole las manos – no vale la pena recordarlo – dijo el con un poco de tristeza- Maria decidió sacarme de su vida y ya han pasado 2 años desde nuestro divorcio, ella tiene una vida y la mía no puede detenerse – acariciando la canosa cabellera de su tía – te quiero tía, pero en mi vida privada el que toma las decisiones soy yo.

Luego de acostar a Héctor, Maria se dedicó a trabajar un rato desde su laptop, desde que Héctor había nacido, el trabajo ya no era una prioridad, pero si le ayudaba mucho distraerse, Maria había estudiado diseño de Joyas y al casarse con Esteban la idea de tener su propio negocio se había visto reducida, pues al convertirse en la señora San Román las obligaciones sociales y las obligaciones en su casa se habían vuelto difíciles de sostener.

Tenía un pequeño local donde trabajaba con diferentes metales y piedras preciosas, en dos años de trabajo la calidad de sus piezas había consolidado un lugar en el exclusivo círculo social de la alta sociedad, eran piezas únicas y las mujeres más finas solían encargar diseños para ellas.

-Esteban! – saludo la rubia de ojos castaños – pensé que no llegarías.
-Aquí estoy Ana Rosa – dijo el sonriendo y abrazándola por la cintura - ¿Cómo has estado? – pregunto besando sus mejillas.
-Muy bien, el viaje a Italia fue maravilloso, fue una lástima que no pudieras acompañarme – dijo haciéndole pucheros.
-Tu sabes que tengo mucho trabajo en las empresas, pero el que te divirtieras me hace sumamente feliz – dijo sonriéndole a la joven amante.

Ana Rosa Márquez había sido la causante de su divorcio con Maria, su amorío comenzó poco después de que Esteban y ella se conocieran en una cena en la que Maria también había sido invitada, a diferencia de Maria, Ana Rosa usaba ropas finas y a la moda, no escatimaba en gastos y tenía un encanto natural, sabia sobre negocios y podía desenvolverse fácilmente con las personas de su círculo social. Maria en cambio era sencilla en su forma de vestir, no le gustaban los lujos y nunca le intereso llamar la atención, Esteban sabía que su mujer era hermosa, pero le molestaba enormemente que no pudiera sostener una conversación sobre negocios con los demás.

La relación de Ana Rosa y Esteban no era nada formal, pero no ambos se conformaban con ello, Ana Rosa en diferentes oportunidades le había hablado del matrimonio, Esteban era reacio al tema, simplemente no se sentía listo para hacerlo.

El lunes en la mañana luego de desayunar con su hijo y enterarse que su niñera no podía quedarse con Héctor ese día, Maria fue a trabajar con el pequeño de 2 años.

-Socorro pásame la bata por favor – pidió Maria al dejar a Héctor jugando en el corral que había instalado para él.
-aquí la tienes Maria – dijo Socorro entregándole la bata azul – esta precioso tu hijo, cada día se parece más a ti.
-Tú crees? – le pregunto Maria – en ocasiones me parece que heredo el mismo temperamento de su padre – dijo ella sonriendo.

Mientras organizaba las joyas en el puesto de exhibición y hablaba con algunas de las vendedoras, Maria no se percató de la presencia de una persona que estaba interesada en sus joyas.

-Buenos días señoras en que podemos servirles? – pregunto Raquel la vendedora.
-Estamos interesadas en los anillos de compromiso – dijo una de ellas.
-Busca algún estilo en especial? – pregunto Raquel.
-Diamantes – dijo la otra – los más grandes que tenga.

Maria se encontraba de espaldas, pero aquellas voces la hicieron voltearse de inmediato, entonces pudo ver a las tres mujeres que habían acabado con su matrimonio dos años atrás.

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