Capítulo 2

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-¿Qué? Wow, pausa, retrocede. ¿La librería? ¿Estaba loco? ¡Ese era un lugar sólo de ustedes dos! Daba igual si venían por separado a por libros para la escuela, pero venir en una cita era un problema completamente opuesto -Selene sonrió. Su hija pensó igual que ella lo hizo en ese minuto.

-Sí, tu padre era muy caballeroso, pero como no sabía de mis sentimientos hacia él, no sabía cuánto significaba para mi ese lugar.

-Bien. Continúa.

Selene estaba a punto de estallar en lágrimas, pero se las tragó disimuladamente.

-Qué bien -murmuró.

-Y espero que estés aquí, para presentarte. ¿Me prometes que estarás aquí?

-Sí.

-¿Promesa del meñique? -él estiró su brazo y luego su dedo meñique. Ella lo imitó no muy convencida, pero intentando con todas sus fuerzas parecer normal.

-Lo prometo. estaré aquí -suspiró.

-Y... ¿qué querías decirme? -preguntó él con una sonrisa pintada en su rostro.

-Yo... nada, sólo que... -pensó en la primera excusa que pasó por su mente- quería hacer una estantería nueva. Ya no me caben más libros en la que tengo y... me estaba preguntando si me podrías ayudar, como tú sabes más de carpintería y... -basta. Se estaba alargando demasiado y realmente quería salir corriendo en ese preciso instante. Quería llegar a su casa, tirarse contra la cama y gritar y llorar hasta quedarse muda y deshidratada de tanto llorar.

Harry se limitó a asentir.

-Claro, mañana hablamos sobre ello. El viernes es la cita, no lo olvides -dicho esto, el muchacho se paró, dejó el libro a un lado y se marchó.

Selene se acercó al mostrador.

-¿Te ha pedido una cita? -preguntó Hope, la dueña del lugar, sonriéndole.

-No, Hope. Va a salir con Nancy Williams.

-Espera. ¿Iba a salir con la dueña del bar? ¿Esa Nancy Williams?

-La misma que viste y calza, cariño. Ya te imaginas que la chica era una diosa de pies a cabeza, la chica perfecta para tu padre.

-Pero... tú lo amabas, y él...

-Es algo complicado, déjame continuar- Ella asintió y su madre continuó.

El día de la cita, Selene llegó al menos una hora antes de lo que Harry le había dicho que llegara, pero en verdad necesitaba ir. No sabía por qué, sólo necesitaba ir.

Se balanceó de atrás hacia adelante en la puerta de la librería. Estaba dudando si entrar sería una buena idea, pero no estaba dispuesta a regresar caminando a su casa. Su hermano pasaría por ella a las nueve en punto, el horario de cierre del lugar, y recién eran las cinco de la tarde. Suspiró profundamente y empujó cuidadosamente la puerta al entrar.

-Hola, Hope -saludó.

-Buenas tardes, Selene. ¿Hoy es el día? -ella asintió-. Mi niña, debes decirle lo que sientes. No vale la pena que sufras así.

-Gracias, Hope, pero si él es feliz con Nancy... -su conversación se vio interrumpida por la entrada de dos personas que Selene no esperaba hasta, mínimo, media hora más tarde.

-Buenas tardes, Hope -saludó él con su voz ronca habitual. Pero pasó de Selene. Ni siquiera desvió la mirada para verla.

-Hola, Drake -saludó la dueña con su buen humor habitual, aunque Selene notó un dejo de extrañeza en su tono. Tal vez estaba igual de sorprendida que ella, pues Drake y Selene habían sido muy unidos... hasta que apareció Nancy. O al menos hasta que el castaño reparó en su belleza.

-Un hola no estaría de más -dijo Selene, interrumpiendo lo que, según lo que vio, estaba a punto de ser un beso-. Soy Selene.

-¿Me disculpas un momento? -Drake se disculpó con Nancy y se llevó a Selene tomada del brazo.

-Drake, me lastimas -se quejó la castaña, intentando soltarse de su agarre.

Drake se detuvo y la soltó en cuanto ya estaban afuera. Comenzó a dar vueltas y entrelazó ambas manos por detrás de su cuello, gesto que hacía cuando no sabía cómo comenzar una conversación.

-Sel, yo... es que...

-¿Es que qué? ¡Ve al grano, Drake!

-Nancy no quiere que nos sigamos viendo, o cortará conmigo -a Selene se le formó un nudo en la garganta.

-¿Qué? -musitó.

-Ya me has oído, Sel, lo siento, pero en verdad creo que con Nancy tengo una oportunidad.

¿Una oportunidad? ¡Había tenido una oportunidad desde hacía un año!

-Me imagino cómo te debes haber sentido ese día -musitó Ella.

-Nunca me había sentido tan... traicionada. Me sentía como una basura.

-No, Drake, no te preocupes -murmuró ella con la voz quebrada.

-No, Sely, no llores, por fa--

-¡Cállate! ¿Quieres? ¡Cállate, Simpson! -dijo ella en un tono más alto del que habría querido-. ¿Sabes lo que más me duele? Yo...

-¿ Tú qué?

-Yo de verdad te quería -susurró lo suficientemente alto como para que él la escuchara.

Antes de que el castaño pudiera responder, Selene salió corriendo, ignorando las llamadas desesperadas de Drake. Nunca lo había llamado por su apellido, pues sabía que él lo odiaba. Pero se lo merecía. Se merecía eso y mucho más.

Él era el amor de su vida. Nunca se había topado con un chico así. Y de verdad ella pensó que tenía una, aunque fuera una sola posibilidad con él. Porque él le había dicho que su cabello siempre enmarañado era hermoso. Él le había dicho que era perfecta. Él había sido su primer beso. Pero él no la quería. Y ella no sabía cómo había interpretado ese beso. Ese beso había sido su confesión. Pero él no la había detectado. Él sólo quería aprender a besar bien para no defraudar a Nancy Williams, su chica ideal.

Cuando llegó a su casa, estaba hecha un mar de lágrimas, y prefirió entrar por la ventana de su habitación a tener que darle explicaciones a su hermano mayor.

-¿El tío Rick no sabía nada? Wow, papá perfecciona demasiado la historia.

-Ya ves, no todos los cuentos terminan bien.

-Pero aún no terminas, ¿o sí? ¡Están juntos! Y estoy yo...

-Sí, aún no termina.

Valentine's DayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora