II

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Dos meses han pasado desde que decidí hacer todo lo posible por eliminar este sentimiento que tengo hacia Aominecchi.

Al principio intenté ignorar al idiota al cien por ciento, pero eso no resultó muy bien, especialmente cuando estábamos en la cancha. Si bien no perdimos ningún partido, el rendimiento bajó considerablemente. No dar ni recibir pases del peliazul no era algo menor, supongo. El equipo se enfadó de sobremanera conmigo y Aomine, haciéndonos correr tiempo extra alrededor de la cancha como castigo por un par de días (aunque Aominecchi clamó que no tenía culpa alguna, sufrió el castigo de todas formas).

Desde entonces Aominecchi ha estado fastidiado. Ha intentado preguntarme qué sucede, pero siempre lo evado. Nuestra única interacción es mediante el balón durante prácticas  y partidos. Dejé de reunirme con el grupo después de clases. Dejé de visitar lugares donde sé que me encontraría a Aominecchi... y aunque solo han sido un par de semanas, me pregunto si realmente servirá de algo todo esto... aún siento lo mismo que antes...

-Kise-kun- Kurokocchi me sacó de mis pensamientos. -¿quieres ir por helado?

Miré a mi alrededor, varios alumnos cambiaban sus zapatos luego de la jornada escolar. Kurokocchi estaba listo con sus zapatillas y bolso al hombro.

Vestí mi mejor sonrisa para contestar.
-¡Claro, Kurokocchi! -me puse mis zapatillas y acomodé mi bolso a un costado -¡Helado con Kurokocchi! -canté mientras caminaba a la salida junto al peliceleste.

Caminamos un trayecto conocido. Siempre íbamos por helado a la misma tienda, aunque por lo general íbamos el grupo entero, o como ahora, con Kurokocchi... y Aominecchi. Esta vez se sentía un poco más solitario. Era la primera vez que Aominecchi no nos acompañaba... Sacudí mi cabeza. ¡Está bien! Mejor así. Es mejor sin Aominecch... Aomine, me corregí.

Sentí como si mi corazón se apretara, como reclamando por quitarle el -cchi al nombre del peliazul.

Seguimos caminando, hablando de cosas sin mucha importancia, cuando derepente Kuroko se tiene. Habíamos llegado a la tienda de helado. No me había fijado por ir pendiente de la conversación y de Kurokocchi.

-Aomine-kun -¡¿Qué?! Voltié mi vista hacia donde Kuroko miraba. En la entrada de la heladería se encontraba nada más ni nada menos la persona que más he intentado ignorar este último tiempo -Hemos llegado. Entremos. -Espera, ¿QUÉ?

Aomine asintió, sin cambiar su expresión sería (era tan raro verlo así, debo agregar). Al perecer nos estaba esperando.

Aomine entró a la heladería, y cuando Kuroko se disponía a seguirlo, lo detuve.

-¿Qué hace Aomine aquí?- pregunté curioso- Creí que solo seríamos Kurokocchi y yo.

-Siempre venimos los tres, ¿o no, Kise-kun?

-Sí pero no lo mencionaste.

-Porque creí que era obvio -¿Obvio? ¡Obvio es que no quiero estar cerca de Aomine! Pensé.

Intenté sonreir.

-Creo que es mejor dejarlo para otro día...

Cuando me disponía a dar una excusa para irme, Aomine salió de la heladería con tres helados en su mano. Le pasó uno a Kurokocchi, y extendió su mano para ofrecerme uno a mí. Dudé por unos segundos, pero terminé por recibir el helado sin mirarlo a la cara. Debía irme, lo sabía, debía rechazar el helado e irme. Pero no lo hice.

Comenzamos a caminar, juntos los tres como acostumbrábamos hacerlo cuando no estabamos con el resto del equipo. La última vez que habíamos caminado juntos fue hace dos meses.

Pero esta vez era distinto a las veces anteriores. No había risas ni bromas. Solo silencio y conversaciones forzadas de vez en cuando. Lo peor es que era mi culpa.

Después de caminar unos minutos -incómodos minutos-, me dije que era hora de irme. Me despediría de Kuroko y me iría a casa. Seguiría ignorando a Aomine y junto con ello lo que siento por él.

-Kurokoc...chi-Miré a mi alrededor pero para mi sorpresa Kuroko no estaba -¿Dónde?¿Cuándo?

-Se fue hace un rato, dijo que tenía cosas que hacer- dijo Aomine, quien no parecía estar sorprendido de la ausencia del peliceleste en absoluto.

Esto claramente era plan de Kurokocchi. Dejarme a solas con Aomine. O plan de ambos... esos dos siempre...

-Kise- Aomine se detuvo frente a mí. Lo miré a los ojos por medio segundo antes de desviar mi mirada a un costado. Por alguna razón mi corazón se aceleró. -¿Qué es lo que hice? -preguntó con una faceta muy distinta a la que solía ver en Aomine. Estaba serio, y su tono de voz era de alguien realmente preocupado. Por un momento pensé que era adorable.

-¿De qué hablas?- Pregunté sin mirarlo. Me estaba poniendo nervioso. Podía escuchar los latidos de mi corazón cada vez más fuertes.

-Me ignoras- dio un paso hacia mí -¿por qué?- su voz sonó dolida y me sorprendió -No lo entiendo. Explícame. -Pidió mientras daba otro paso hacia mi. Estábamos muy cerca. Podía sentir su mirada fija en mí, al igual que su respiración.

Un recuerdo flash pasó por mi mente, de esa vez que vi a Aomine besándose  con una rubia hace un tiempo atrás en los pasillos de la escuela. Ese día me hizo abrir los ojos: yo nunca tendría a Aomine, no de esa forma.

Retrocedí. Tenerlo cerca me hacía mal. Tenía que crear una distancia entre ambos.

-No es nada- dijé aún sin mirarlo -Solo me di cuenta que no eres la gran cosa, Aomine.

De reojo pude ver la expresión extrañada del moreno. Era la primera vez que no lo llamaba Aominecchi.

Me di media vuelta, dándole la espalda dispuesto a irme sin dar mayor explicación.

-¡¿A qué te refieres?!- gritó con ira mientras me tomaba del brazo para detenerme.

Sentí una puntada en el pecho. No quería que Aomine me odiara pero no me quedaba opción.

-No me hagas desperdiciar mi tiempo, por favor, Aomine. Tengo mejores cosas que hacer que hablar contigo-hablé en un tono despectivo, aún dándole la espalda.

Aomine chasqueó la lengua.

-He sido paciente todo este tiempo. Quise arreglar las cosas entre ambos de la mejor forma posible, aunque me siguieras ignorando día tras día sin explicarme una mierda. ¿Así es como quieres que sea?-preguntó con rabia -Bien, pues así será niño bonito- su tono fue despectivo de igual forma, y lleno de ira.

Dio un fuerte apretón a mi brazo antes de soltarlo con fuerza.

Escuché sus pasos alejándose a mis espaldas.

Bien, ahora no debía preocuparme por crear distancia entre ambos, ¡ya estaba hecho! A este sentimiento que guardo dentro no le queda más opción que marchitarse, Aomine ya no estará cerca para hacerlo crecer. Es justo lo que estaba buscando. ¿Entonces por qué duele tanto?






Can't you feel it? ・ 〈AoKise KnB〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora