1. ¿Qué es esto?

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Lila

Después de esto tomaré un largo baño. Definitivamente empacar no es nada bonito, estoy sudando como puerca y, déjenme decirles que no es nada agradable.

Les cuento mi situación; desde que tengo uso de razón he vivido con mi querida tía Lucille. Nunca conocí a mi madre, ni padre. Siempre me pregunté que fue de ellos, nunca nadie me dijo que les había pasado, ni siquiera si habían muerto.

En el colegio siempre había sido la chica rara sin padres, tampoco es que me importara mucho lo que dijeran, pero si dolía saber que ellos tenían padres con los que compartir las situaciones que un adolescente tiene. Aunque no me quejaba mucho, tenía a mi tía, siempre pendiente a mi, haciendo lo que sea por su sobrina.

De alguna manera ella era la única familia que tenía y yo era la única familia que ella tenía. No tenía primos, tíos, abuela o abuelo. Solo eramos las dos. 

Todavía recuerdo el día cuando le diagnosticaron cáncer pulmonar. Recuerdo haberla visto llegar con los ojos llorosos y temblando como una gelatina. Recuerdo como se lamentaba de no haberme hecho caso y dejado el cigarrillo. Mas que tía y sobrina, eramos hermanas, nos entendíamos bien y ella era joven.

También recuerdo el día en el  que murió. Recuerdo como pase de estar emocionada y feliz, a sentir impotencia y tristeza. Había perdido a mi única familia y de la peor manera. Y gracias a eso me encuentro empacando, me mudaré. Ahora solo soy yo y tengo que pagar cuentas, conseguir mejor trabajo y entrar a la universidad; todo yo sola, sin nadie mas.

Sigo empacando porque tengo que mudarme mañana mismo, mientras pienso en mi tía. Cuando escucho el ladrido de mi hermoso perro, Hanz.

-Hanz, no, no hagas eso.-grito al ver a mi perro escarbando en el patio trasero, de lo que algún día fue mi hogar.

Salgo disparada donde Hanz para detenerlo, pero antes de lograr mi cometido, me distraigo con la mochila azul que lleva en el hocico.

-¿Qué tienes aquí, amigo?- le digo mientras acaricio su pelaje.

Abro la mochila para ver lo que hay dentro, ladeo la cabeza al ver lo que es. Unas cuantas hojas, una libreta y un bolígrafo; nada importante. Pero aún así no puedo evitar preguntarme que hacia una mochila enterrada en lo que era mi patio, y como es que nunca lo supe. Meto todo su contenido, de nuevo y la cuelgo en mi hombro, mientras llamo a Hanz para entrar a casa.

***

La mañana siguiente desperté gracias a que mi tranquila y para nada escandalosa mejor amiga, Anthea, estaba tocando el timbre como posesa. 

-¿Qué quieres?-le dije al abrir la puerta.

-Vine ayudarte con la mudanza.

-Pues que bueno, porque todavía no he terminado de empacar.

An resoplo y puso los ojos en blanco.

A veces me pregunto como quedamos siendo amigas, ella esta loca, es escandalosa y loca. Recalco LOCA. La conocí en una librería, ella estaba gritando como loca porque su libro favorito no había llegado y como yo era amiga de la cajera fui a ayudarle, pero termine con un ojo morado gracias a Anthea. Ella apareció unas horas después con un helado y una cara de cachorro degollado, con la intención de disculparse. La cosa es que la loca ahora es mi mejor amiga.

-¿Y esta mochila? Esta cute.

-Y yo que sé, Hanz la encontró enterrada en el patio.

-¿Enterrada? ¿En tu patio?

-Que sí loca, ¿andas sorda o algo así?

Me respondió sacando su dedo medio con manicura.

-Tu si eres chismosa, madre mía.-le digo al verla abrir la mochila con toda la confianza del mundo.

-Oye, pero que bonitas historias estas.-dijo señalando las hojas de papel.-Mira tienen el nombre de tu madre.-dijo haciéndome fruncir el ceño.

Le quite las hojas y vi un montón de fechas y nombres, entre ellas el de mi mamá, Elena Herrera.

Todos estos años sin saber nada de mi madre. Si no fuera porque a mi perro se le ocurrió escarbar mi maldito patio, no hubiera sabido nada, porque eso era lo que sabia de ella, NADA. Era jodidamente injusto. 

Agarre una de las fotos que había, en ella se encontraba una chica de cabello rizado-algo alborotado-, y una bonita sonrisa. Supuse que esa era mi madre, justo como la había imaginado.

-¿Estas bien?

-Eh sí.-le dije enseñándole la foto de mi madre.-Ella es mi madre.

-Es muy bonita, no se parece mucho a ti.

-Mi tía solía decir que me parecía más a mi padre. 

-Sabes, se me ocurrió una loca idea. ¿Quieres saber más sobre tu madre, verdad?

-Ajá.

-Bueno, leamos las historia o cartas, o lo que sean, y luego vamos al lugar que dice la carta. ¿Qué te parece?

-Podría ser.

-Vamos dí que sí.

En realidad la idea no era tan loca. ¿Qué podía perder?  

-Okay, hagamoslo.

-¿Cómo una aventura?

-Como una aventura.-afirme

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¡Holaa! Esta es mi primera historia, editada xd ya había hecho otra, pero era horrible xd y esta bueno ahora la edite y ya esta más bonita :)

Espero les guste 

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Ana










Los Escritos de la Mochila AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora