~Casada por obligación~

Capítulo 4

Al ver a mis amigas me dirijo hacia ellas y veo a Gabriel con los novios de éstas:

Christie, prometido: Michael. Lara, casada con: Ricardo. Aisha, prometido: Lucas. Seyla, casada con: Asher. Alicia, prometido: Diego. Annie, casada con: Lewis. Riley, casada con Lois.

En cuánto estoy junto a ellas Christie salta a mis brazos:

-¡Hola, chica!

Lara se mete en la conversación:

-Ya pensábamos que no ibas a venir, Gabri ha salido hace rato.

Aisha la mira fijamente cómo si fuese estúpida y arquea una ceja, Lara inmediatamente da un paso atrás y es que hay poca gente que no se sienta intimidada por Aisha que con su estilo gótico y sus maneras bruscas asusta hasta al más valiente. Pero no a mí, al fin y al cabo, por algo es mi mejor amiga; le dedico una mirada de advertencia para que no asuste a Lara y ella pone los ojos en blanco.

-Sí, puede que haya tardado, ¡pero ya estoy aquí!

Todas sonreímos y vamos a nuestras taquillas que están pegadas. Los chicos nos siguen y todos cogen de la mano o de la cintura a sus respectivas novias. Gabriel afianza una mano en mi cintura.

Suena la sirena y soltamos grititos al ver que casi no hemos cogido nuestras cosas y nos despedimos apresuradamente llendo a clase.

Ahora tenemos historia, que me toca con Riley.

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Siento un papelito golpear mi espalda y giro la cabeza disimuladamente. Riley vocaliza: "me aburro". Yo pongo un dedo en mi boca indicándole que se calle y luego en mi oreja para que entienda que yo sí quiero escuchar.

Veo a Gabriel mirándome de reojo y le saco la lengua. Él murmura por lo bajo y pone los ojos en blanco.

Vuelvo a escuchar lo que la profesora dice:

-Así que nuestro gobierno soltó las bombas y aquellos que habían ido en contra de todo lo bueno que habíamos hecho por ellos y que no habían atendido a razones perecieron. Mientras tanto, nuestro pueblo vivió durante décadas bajo tierra hasta que todas las bombas detonaron y regresamos a la superficie para comenzar a crear la que hoy sería nuestra colonia: eficiente y perfecta.

Suena la sirena y yo despierto del embrujo de la profesora, a la que todos llamamos Cuervo cuándo no está delante, no sé de dónde salió el apodo, sólo sé que la llaman así y yo tan sólo sigo la tradición, aunque probablemente tenga algo que ver con cómo habla a veces con su voz cascada similar al (imagino) al graznido de ese ave.

Gabriel me da una palmada en el brazo:

-Ehh, despierta, vamonós ya acabó la clase.

-¿No me digas, Sherlock?

-Sí te digo.

-Que gracioso, por favor.

-Muévete.

Paso delante de él con la cabeza alta y en el pasillo veo a Aisha, me toca clase con ella, genial.

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Última clase del día. Cuento internamente los segundos para que termine... 3... 2... 1... ¡0!

Y al fin terminó la jornada escolar.

Gabri viene hacia mí y yo digo:

-Tengo que ir al ayuntamiento a recoger unas cosas para mis padres, nos vemos luego, ¿vale?

-Te llevo.

Frunzo el ceño.

Una vez me despido de mis amigas subimos al monstruo y al llegar al ayuntamiento Gabri me dice:

-Recuerda que hoy te toca en mi casa.

-Pfff, no creo que pueda olvidarlo.

Cada día nos toca dormir en casa de uno o de otro y dos días a la semana cada uno en la casa de sus padres. Hoy me toca con él.

Entro en el ayuntamiento y veo a Daisy en la recepción:

-Hola, vengo a ver a...

-La está esperando, sube las escaleras, segundo piso, décimo séptima puerta por la derecha.

No siquiera levanta la vista de sus papeles.

-Gracias, supongo...

Al subir me doy cuenta de que la puerta del secretario está cerrada y cuándo voy a picar me doy cuenta de que Daisy se equivocó: el secrerario no me está esperando, de hecho está hablandl con alguien...

Y lo que oigo me deja helada.