Capítulo 1

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Me desperezo y  abro los ojos. Lo primero que veo es la pintura de una hermosa luna llena rodeada de estrellas. Sonrío al verla.

Entonces lo recuerdo, casi como si se tratase de un disparo hacia mi cabeza, ¡BAM!

¡Hoy es mi cumpleaños! Aprieto los labios al recordarlo y le frunzo el ceño al manto estrellado sobre mis ojos.

Cuento hasta tres y me levanto:

Uno...

Dos...

¡Tres!

Ya está. Puff, vaya día que me espera. Bajo lentamente las escaleras y llego a la cocina, allí encuentro a mis padres: Carlos y Teresa. También están mis hermanos: Brian, él es el mayor de todos, con 17 años; luego va Raúl, él tiene 15 años; y finalmente está mi pequeño, la razón de mis alegrías: Dylan, él tiene 6 años y es la ternura personificada, sencillamente le adoro.

Le dedico una sonrisa a todos ellos mientras rezo por que se hayan olvidado de la fecha.

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ALEX!-chilla Dylan a todo pulmón. Vaya, pues no se han olvidado.

-Cariño, abre tu regalo-dice con cariño mi madre, tras haberme dado un beso.

Observo el paquetito, tiene un envoltorio de Mickey Mouse, no me es muy difícil deducir que el enano escogió el papel, y claramente fue Raúl quién lo envolvió. Envolver, claramente no es lo suyo.

-Ábrelo de una vez-me regaña Brian-. Venga, que no tenemos todo el día.

Le dedicó una mirada asesina y devuelvo mi atención al regalo. Lo desenvuelvo procurando que no se rompa.

Lo miro fijamente, siento que los ojos se me van a salir.

Mi mirada va del regalo a mis padres, y nuevamente al regalo. Finalmente,clavo mis verdes ojos en ellos, que me están mirando con una sonrisa:

-¿Cómo lo habéis podido pagar?

Dios mío, esto vale una fortuna.

-Valió la pena, no todos los días se cumplen 16 años- responde mi padre-.

-¡CÓGELA, CÓGELA!-nuevamente Dylan ha gritado. Le miro sonriente- VAMOS.

Acerco mi mano a la pequeña semilla que hay dentro de la bolsa de color azul marino  y la saco rápidamente. Toda la familia ve como la semilla desliza con avidez unas, hace unos segundos inexistentes, raíces por mi brazo y yo siento como se enredan alrededor de mi cuerpo. En pocos segundos comienzan a germinar unas rosas del color de la sangre. Yo las observo aún más asombrada que antes.

Una Arcanam Hua es una semilla muy especial, reaccionan a cada persona de una manera diferente, la primera vez que es tocada por un ser humano se pega a su piel y germina en una planta diferente, hay diversos tipos: las papaver ka pomaikai (que dan suerte a quién la tenga), las pecuniam geraniums (que atraen dinero a la persona que las lleva), hay muchas, pero una de las más raras es la mía: una huaale memoriae. Esta flor te trae recuerdos del pasado y sus flores pueden cambiar de color, si éstas son rojas te traerán recuerdos agradables, en cambio, si germinan negras, los recuerdos son tristes o dolorosos.

Me concentro y oculto las raíces bajo mi cuerpo. Después alzo la mirada hacia mi familia:

-¡QUE GUAY!-exclama Dylan-.

Le miro y digo:

-Tú sí que eres guay-él esboza una sonrisa radiante. Yo me siento a su lado y cojo los cubiertos-. Tengo hambre-me quejo poniendo una voz infantil-.

-Alex, tú siempre tienes hambre-me recuerda Bryan-.

Me encojo de hombros y miro la comida que han puesto mamá y papá sobre la mesa. La boca se me hace agua al ver mis manjares favoritos. Le dedico una agradecida sonrisa a mis padres y empiezo a comer como si no hubiera mañana.

Cuando termino, Bryan me dice:

-Toma Alex, Sasha y yo también te hemos comprado un regalo- me da otro paquete. Sasha es la prometida de Bryan, me cae de maravilla, es casi como la hermana mayor que nunca tuve-.

Antes de darme tiempo para abrirlo Dylan refunfuña:

-Ese papel es muy feo-me río, por supuesto que a Dylan no le iba a gustar el papel: es negro con dibujos de despertadores rojos sobre él-.

Me inclino y le planto un beso sobre el pelo. Después procedo a abrir el regalo, me topo con una cajita marrón. La abro y dentro encuentro un brazalete de color camel. En mi rostro se dibuja una sonrisa, me coloco el brazalete y rozo un botón que tiene muy bien disimulado entre los filigranas que los decoran, al instante tengo una visión nocturna increíble, miro hacia la encimera y mentalmente pienso "más cerca", al instante puedo ver con claridad cada mínima mota de polvo sobre ésta. Lo apago con una orden mental y miro sonriente a Bryan:

-Para que dejes de quejarte de que no ves bien, ahora ya no tienes excusas-le doy un abrazo y le agradezco el fantástico regalo-. Ha sido un placer, hermanita-hace un saludo militar y se lo devuelvo-.

Entonces me giro hacia Raúl al notar su mirada impaciente en mi espalda. Me entrega sin decir nada un gran paquete. Lo abro con agilidad y resulta ser una guitarra española. Guau, eso es algo muy antiguo, hace tiempo que cuesta encontrar una, ahora se suelen utilizar la guitarras eléctricas que tienen un mogollón de avances. Interrogo a Raúl con la mirada:

-Es un complemento para el brazalete-en cuanto me lo dice busco por la guitarra un botón y en cuánto doy con él lo pulso. Al instante pasa a formar parte de los dibujos que decoran el brazalete-.Cambia de tamaño para adecuarlo al que necesites en cada momento. Carla me ayudó a pagarlo- Carla es la persona con la que Raúl se casará algún día, son tal para cuál-.

-Dale las gracias de mi parte -una cálida sonrisa se dibuja nuevamente en mi rostro.

De pronto oigo la voz de mamá:

-Rápido, sube a vestirte o llegarás tarde al instituto.

Subo a toda velocidad a mi habitación y  me encuentro a Dylan sentado en mi cama al lado de un gran paquete. Le sonrío:

-Hola otra vez, campeón.

Él señala imperiosamente el paquete. Voy hacia este y leo una nota en la que pone:

De todos tus increíblemente generosos hermanos.

No puedo evitar reírme ante lo que pone el papel. Lo abro pensando en la cantidad de cosas me han regalado y dentro hallo un vestido ajustado hasta debajo de los pechos de color azul clarito con un motivo floral y un par de sandalias camel que conjuntan con mi nuevo brazalete.

Alzo la cabeza y le doy un gran abrazo a mi pequeño, que me lo devuelve sin dudar. Le susurro en la oreja:

-Gracias.

Él me estrecha con más fuerza entre sus brazos y me deja sola para vestirme.

Entro al baño y me lavo los dientes, me ducho y me pongo la ropa nueva. Cuando salgo me  miro en el espejo. Me queda muy bien. Tan solo falta un detalle. Me concentro con todas mis fuerzas en la huaale memoriae y hago que germine una rosa de color azul en mi pelo. La observo y pienso en lo genial que es que mi hermosa plantita pueda también ponerse de los colores que yo desee sin recordarme nada, ni bueno, ni malo.

Cojo mi mochila y bajo las escaleras a toda prisa. Al llegar abajo, me despido de mi familia y salgo por la puerta camino de la casa de mi prometido: Gabriel.

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Espero que os guste mi historia :D Si veis algún error o tenéis alguna sugerencia ponédmelo en los coments o mandadme un mensaje privado, pero plis, no insultéis.

Dejad vuestra estrellita en mis obras y me dejaréis deslumbrante de alegría.

Abrazos del Oso Yogui <3

~Casada por obligación~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora