Narra Chad
Había escuchado que la hija de mi tío John se encontraba en la mansión. No me sorprendió que mi padre la hubiera aceptado. Él entregaría hasta su propia vida para hacer feliz y conservar la presencia de su hermano, pero él no se daba cuenta que la presencia que había en esa niña era sólo la de su madre.
Esa mujer fue demasiado cruel.
Recordaba a mi tío, era una persona tan buena como lo es mi padre y su vida fue arrebatada por una persona a la que amó con intensidad.
Todos lo amábamos. Era el mejor tío que ha pisado la faz de la tierra y esa mujer nos lo quitó.
El amor es dañino cuando se trata de amar a ese tipo de mujer.
Caminé hacia la habitación de mi madre esperando no encontrarme con la hija de aquella. El día en que supe que esa había dejado un producto, la odié mucho más junto a su feto mal hecho.
Crucé el pasillo hacia la habitación de mis papás y la encontré. No a mi madre, sino a ella: la hija de aquel ser siniestro.
Tenía un cabello oscuro y largo que finalizaba hasta donde iniciaba su voluptuoso trasero. Se encontraba de espaldas, viendo el gran retrato que había mandado a dibujar mi padre cuando yo apenas tenía diez años. — No creas, la sonrisa de mi padre ahí también solía ser forzada — una risa amarga salió de mí — hemos trabajado mucho para superar la muerte de mi tío — gruñí — que malnacida es tu madre ¿no lo crees? — pregunté con odio en mi voz.
Ella no se había dignado a mirarme. Eso me daba aún más coraje — ¿no te sientes mal? Estar en la casa en donde una vez vivió la persona que mató tu madre — dije acercándome a ella, ubicándome justo a su lado. Crucé mis brazos sobre mi pecho y miré el retrato, como aún seguía haciéndolo ella — maldita asesina — las palabras salieron con más odio de las que salieron alguna vez.
De la nada siento su puño estallar en mi nariz, haciéndola quebrar en sangre. Mis ojos fueron directamente a los suyos, mientras tapaba el flujo de sangre con mis manos.
Ella tenía una libreta pequeña, escribió algo ágilmente, arrancó el papel con furia y me la tiró en el pecho, capturando su hermosa y venenosa mirada. Sus ojos eran azules, como los de mi tío, pero verlo en el rostro de ella era aún más útil y perfecto.
Su rostro era igual al de su madre, no la recordaba de este modo. Dios, jamás vi a una mujer tan jodidamente bella en mi vida.
Y sin más se va, caminando relajadamente hacia algún otro lado de la casa. Dejándome totalmente hipnotizado por su exagerada belleza.
Miré la nota que aunque había sido escrita en menos de un segundo tenía gracia y perfección: "serás el próximo si no te callas, idiota"

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La Tortura
Romance"créeme, no es fácil odiaras y desearte a la vez" Ella es la hija de una asesina. Él era el sobrino de aquel inofensivo ser a quién la mamá de la joven le había arrebatado la vida. Se sentía con el deber de odiarla, siempre la había odiado... Pero...