Mirar

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Aún recuerdo aquellas noches frías de soledad, eran extrañas. No entiendo por que digo frías no puedo sentir tal cosa, tal vez porque todos solemos relacionar la soledad con el frió pero... ¿y si en realidad fuese cálida y hermosa? Tan contraria a como la vemos.

–¿Vuelas nuevamente?– Su voz irrumpió en la sala deteniendo mis pensamientos, me gustaba su voz. Aunque, ¿cómo podía gustarme sino conozco ninguna otra? Tal vez solo me conforme con el tiempo. No le respondí simplemente guarde silencio, me gustaba oírla hablar. A veces, reía con sus propias palabras, ¿eso es normal? No la entendía, pero me gustaba intentarlo.
–Ya veo, aún no hablas. No importa es bueno tener compañía, aunque sea silenciosa. Ven, acompáñame a tomar el té en el jardín, han florecido los tulipanes y son hermosos. Creo que te gustarán.– Me gustaría responderla que si, pero solo asiento y decido seguirla, la veía sonreír al darse vuelta para asegurarse que este con ella.
–Estoy pensando que debería darte un nombre, seria divertido– dijo mientras bebía su té tranquila, no me estaba mirando, en realidad permanecía con la vista fija en las flores que bailaban con el viento. Le gustaban las flores, a mi me gustaba como observaba las flores.

 Le gustaban las flores, a mi me gustaba como observaba las flores

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Nuestro Último RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora