Capítulo 3

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Son las tres y media de la mañana, estoy exhausta y me duelen los pies.

Si tan solo me hubiera quedado en casa tragándome cualquier maratón de películas en la televisión y comiendo un poco de mi helado favorito.

Jade me hace una señal desde la ventana que da para el jardín, asiento y me dirijo hacia ella. 

Paso entre la multitud, pegando codazos y empujando de mala gana. Pretendo empujar a un chico que no me permite pasar y bufo cuando me coge de las muñecas.

─ Suéltame, gilipollas. miro su cara y el ojiverde me mira sorprendido pero no tanto como yo. Sus pupilas están tan dilatadas que parece que sus ojos son completamente negros. 

─ Vaya, vaya. Mira a quién tenemos aquí, a la pequeña Carena. ─ me dedica una sonrisa sarcástica y sus amigos le ríen la broma. Sus rizos castaños chocan con mi frente y su mirada me hace mirarle hasta no cansarme.

─ Suéltame, jodido payaso, porque la hostia que te pegue no será precisamente pequeña. ─ mi voz es molesta, ¿por qué no me deja en paz y tan amigos? Él por su lado y yo por el mío, realmente no quiero tener nada que ver con Harry Styles.

Se escucha un "uuuh" de parte de toda la multitud.                                                                

Me acaricia la mejilla y se ríe.

─ Tranquila, nena. Sé que todavía sigues coladita por mí. ─  su estúpida sonrisa de superioridad aparece de nuevo junto con mis ganas de golpearle. 

Suéltame o tu querido Audi R8 desaparecerá misteriosamente esta noche, al igual que el Land Rover. Y  tú no quieres eso, ¿verdad, amor? ─  digo con mi típica voz de niña consentida y haciendo un puchero. La cara de Harry cambia al instante y está rojo de la rabia. Me río acomodando mi vestido. Salgo de la muchedumbre a toda prisa, sintiendo la mirada de todos en mi espalda.

Me lamento de haberme puesto estos malditos zapatos de tacón, puedo caer en cualquier momento. Digamos, que soy un poco patosa.

─ ¡Carena! ─ mi nombre es llamado por Jade, que se encuentra al lado de un chico bastante alto y atractivo, rubio de ojos azules. Oh, claro, es Niall. Están muy pegados el uno al otro y me da a entender que no estuvieron aquí sólo para hablar.

Sacudo mi mente y saludo con la mano.

─ ¿Cómo va la noche? ─ pregunto no realmente interesada, me quiero ir a casa para dormir en la comodidad de mi cama.

─ Está bien, ¿ya te ibas? ─ Jade me pregunta, asiento y me despido de ellos con un beso en la mejilla. 

Camino rápida hacia fuera de la casa, pasando otra vez por la maldita masa de gente. Codazos, empujones, no eran suficientes para apartarlos. Todos eran más altos que yo, mi metro con sesenta no era un buen ayudante para encontrar la salida.

Choco contra la espalda de alguna chica y ésta me mira con disgusto.

Ella no, por favor.

Su sonrisa de perra aparece mientras ve mi vestimenta con cierto asco. Resoplo frustrada y pienso si Amelie me va a joder la noche también.

─ ¿Se te perdió algo por aquí? ─ claramente no me quería ver ni en pintura. Y no la culpo, yo a ella tampoco la quería ver.

─ La verdad es que no, por eso me iba. Para no perder el tiempo con gente tan... como tú. ─ sonrío con su misma sonrisa de superioridad y sarcasmo, en verdad me encanta que pruebe su propia medicina.

Me giro para irme pero su mano de puta anoréxica me agarra, clavándome las uñas en la piel de mi brazo. Me giro con cara de pocos amigos y siento un líquido fresco bañar mi cara y parte del vestido.

─ ¡¿Qué mierda acabas de hacer, hija de puta?! ─ mi voz ruge por toda la estancia. Me callo porque han parado la música y la gente nos mira curiosa. Levanto mi mano y agarro su pelo lleno de extensiones. Ella sostiene su palma contra mi cara, alejándome pero sin conseguirlo. Suelto su asqueroso pelo castaño claro con mi mano para dirigirme a su cara y pegarle un puño directamente en el ojo maquillado de un rosa chillón. Un grito ahogado sale de sus labios rojos. La gente empieza a gritar animada"pelea, pelea".

Un padre malhumorado te enseña cómo defenderte.

─ Míralo por el lado bueno, ya no tendrás que maquillarte ese ojo con tu maquillaje barato. ─ su cara es un maldito poema, me odia realmente. Me río y me fijo en su vestimenta rosa pálido y cabello claro. Un jodido desastre.

Por estatura me gana ella, pero está claro que en fuerza no.

Echo un vistazo por la estancia buscando la salida y ¡por fin la encuentro!

Corro hacia ella dejando a Amelie con la palabra en la boca.

La brisa me azota la cara, produciendo un escalofrío en mi espina dorsal. Camino confiando en mis pies subidos en esos tacones.

La fila de coches es interminable y ninguno es mío, resoplo pensando en que tengo que llamar a un taxi.

La calle es fría y oscura, sólo se escucha el sonido de mis tacones acompañados de los pasos de alguien. Me doy la vuelta, una figura alta y de un hombre me sigue, esto es malditamente escalofriante.

Aligero el paso temiendo lo peor, me sigue.

Me paro para quitarme los tacones y vuelvo a mirar hacia atrás. Le tengo a menos de un metro de distancia, joder.

Corro como el demonio cuando cojo mis tacones en una mano.

Mi pelo es tirado fuertemente hacia atrás, ahogo un grito en mi garganta.

─ ¿Qué coño pasa contigo? ─ pregunta esa voz ronca en mi oído.

Me da la vuelta pegándome a la puerta de un coche y le miro. Sus rizos ligeramente despeinados por la carrera y sus ojos negros, furiosos. Sus labios sostienen una fina línea, y sólo por un momento siento el miedo recorrerme.

Nunca vi a Harry así de enfadado, ¿tanto le afecta que le haya pegado a Amelie?

Mis brazos permanecen cruzados en mi pecho, mi respiración es cortada y él se encuentra tan pegado a mí que me asfixia.

─  No me das miedo, Styles. Esa puta empezó la pelea, y por tu apariencia de chico malo y tu mala leche no creas que me va a dar miedo amenazarla o golpearla. Sé defenderme, recuérdalo. No me dáis miedo ninguno de los dos. ─ mi voz me deja abrumada y mi rodilla choca fuerte contra su entrepierna. Harry se tambalea hacia atrás dolorido y lo pongo en mi favor para correr y llamar a un taxi mediante un silbido.

Antes de entrar en el taxi miro hacia atrás y le veo correr en dirección contraria. Sonrío con autosuficiencia y le digo al taxi mi dirección.

***

Mi sueño es interrumpido por unos fuertes golpes en la puerta.

Me levanto y ajusto la camisa grande de batman que me regaló Liam, tendré que mandarle un mensaje para que sepa que llegué hace poco a casa.

Abro la puerta adormilada y me encuentro con alguien no de mi agrado. Abro los ojos como platos y doy un fuerte portazo en la puerta para luego escuchar su voz frustrada y ronca desde la puerta.

─ ¡Abre la puta puerta, Carena!

─ Ni de coña, vete a la mierda, gilipollas. ─ vuelvo a la cama para seguir con mi sueño o al menos a intentar seguirlo.

Tragedy LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora