Capitulo 2

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No veía la hora de salir de aquí. Odio este lugar, este maldito profesor no dejaba de hablar. Yo solo veía el reloj, esperando que marque a las 2 en punto para irme.

Danielle no había venido hoy, está enferma. Por eso mi día fue tan jodidamente infernal. En los recesos me fui a comer detrás de un árbol, no quería entrar a ese lugar donde mi hermano está comiendo en grupo con sus mejores amigos y unas cuantas chicas. Recuerdo cuando lo veía así, iba comiendo, los abrazaba y luego insistía para ir a comer un helado. Tenían quince años y no eran tan diferentes a como lo son ahora. Ahora son todos unos hombrecitos, eso diría mi madre.

Termino la clase y me acerque adonde se encontraba mi hermano con sus amigos afuera y no dije nada, puesto mi hermano tendría que saber con mi presencia ya nos teníamos que ir. Pero el me miro y siguió con su estúpida conversación.

-Jimin...- Dije y todos voltearon a verme.

-Oh, _______... ¿Qué pasa?

-Pasa que me quiero ir a casa.

-Espera, ahora vamos- Dijo y siguió hablando. Me sentía como una maldita niña pequeña.

Todos estaban entretenidos en la conversación, solo quería irme. Me estrese y decidí que no iba a depender de mi hermano, el usa su camioneta y pues yo usare mis pies. Empecé a caminar y caminar hasta casa.

No quedaba cerca pero tampoco lejos, sabia este camino perfectamente, pues siempre miro por la ventana cuando voy en el carro.

Recuerdo cuando era mi madre que me llevaba y cantábamos canciones juntas en el camino. Iba radiante y feliz a la escuela, ahora todo era diferente, era mi hermano quien me llevaba y siempre hablaba por teléfono o iba con la música a todo volumen. Desafortunadamente no tenemos el mismo gusto musical.

Finalmente, llegue a casa, estaba cansadísima y subí corriendo las escaleras hasta encerrarme en mi habitación. Me di una buena ducha, Salí y me puse lo más cómodo que encontré en el closet. Un suéter de gato que me llegaba hasta los muslos con un short corto que tapaba esta y medias. Deje mi cabello liso se secara y me puse a ver televisión, hasta que me quede dormida.

Gritos me levantaron.

-Jimin! Ah! Ah!- Gemía aquella chica.- Dios ¿Qué mierda le pasaba a Jimin para hacer esto en nuestra casa? Maldita sea, juro que cuando lo vea lo matare.

Me puse los audífonos y pue la música a todo volumen, no soportaba más quería escapar, quería irme lo más lejos que podía.

Le mande mensaje a Danielle preguntándole que si iría mañana a la escuela a lo que respondió que sí. Bueno al menos mañana no será como hoy.

Me perdí en la música y finalmente me quede dormida de nuevo.

Me levante muy temprano, me metí al baño y me arregle. Me puse un jean y un suéter con una bufanda. Hacía mucho frio. Me hice una coleta alta donde salían algunos pequeños mechones rebeldes y baje.

Maldita sea... Abajo se encontraba Tae y J-hope. Mi corazón empezó a latir muy fuerte hasta que vi a mi hermano. Me dirigí a la nevera sintiendo sus miradas en mí y saque una manzana.

-¿Ya no das los buenos días hermanita?- Dijo mi hermano. ¡Imbécil!

-Buenos días los tuyos, ¿Verdad? Digo, con la estupenda noche que tuviste ayer.- Dije, J-hope escupió el jugo de naranja que tomaba y Tae soltó una carcajada. Lo había hecho reír, ¡Sí!

-_________...- Dijo apenado.

-No Jimin, deberías tener un poco más de respeto conmigo. Esta también es mi casa, lo de ayer fue asqueroso, espero y no se repita o juro que llamare a papá y le contare de todas tus fiestas en su ausencia.

-Perdón ¿Si? Juro que no volverá a pasar.- Dijo arrepentido, yo solo lo ignore y me dirigí hacia la puerta. Iría a la escuela caminando otra vez.

Sabía que me arrepentiría después de esto. Seguí caminando hasta que sentí que una moto se posó a mi lado. Oh dios, es su moto.

-_______, no tienes que caminar, si quieres te llevo.- Dijo Tae mirándome. Maldita sea, recuerdo las veces que me decía que cuando se comprara una moto a la primera persona que llevaría seria a mí, malditos recuerdos.

-No gracias, no necesito tu simpatía Tae- Dije y seguí caminando.

-Bueno pues si sigues así, llegaras tarde, hoy tenemos reunión con la señora Greenwich y no creo que querrás un regaño por su parte.- Dijo seguro. ¡Maldita sea! Lo había olvidado, me acerque a donde estaba y el me sonrió, me subí y temblaba con la idea de que tenía que abrazarlo por todo el camino. Solo me quede quieta.

-__________, ¿Es que acaso quieres tener un accidente?- Dijo, bueno, la verdad si- Agárrame si es que no te quieres caer- Estreche mis brazos, lo abrase por detrás y arranco.

Lo apreté mucho más fuerte en el camino. Hasta que por fin llegamos al colegio y sentí todas las miradas en nosotros...

¡Mierda! ¡Y más mierda!

Eres mia, pequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora