4.- Confusión

152 9 2
                                    


Seré honesta y la verdad es que no hay nada más que contar luego de aquella bochornosa escena con el chico tratando de hacer sentir mal a mi nueva amiga, así que resumiré el resto del día, presentaciones entre compañeros, tareas nuevas para los siguientes días y ese tipo de cosas que comúnmente hacen en el primer día de clases, no puedo decir que me ha ido mal pero tampoco ha sido de lo mejor, quizá un 50 / 50.

A la hora de la salida las cosas no mejoraron, creí por un momento que alguno de mis hermanos me esperarían a la salida para irnos juntos, lo único que se me ocurre es que salieron mucho antes que yo aunque eso es algo que podría esperar de Ramona por lo que ocurrió en la mañana, mientras que por otro lado creí que Claudio si estaría aquí, ni modo.

—Pero miren que tenemos aquí —Escuché detrás de mí una voz conocida, me volteé y ahí está él, el mejor amigo de aquel compañero tan desagradable que conocí hace rato.

—¿Disculpa? —Pregunté un tanto desconcertada pues jamás imaginé entablar una conversación con él o alguno de sus amigos, al menos no después de eso—. ¿Me hablas a mí?

—¿Alguien más está cerca? Creo que sí, te hablo a ti—Me guiñó un ojo, y luego se quedó ahí parado frente a mí con un tipo de sonrisa difícil de descifrar.—. Déjame adivinar, te dejaron solita.

—No —Mentí y lo miré fijamente a los ojos—. ¿Acaso no puedo quedarme por aquí sin razón alguna? Además, que te importa.

—Por supuesto que puedes —Sonrió pero ahora transmite algo diferente—. Seré tan honesto como pueda, te vi solita ahí y quise detenerme a hacerte plática, suelo hacerlo con todo el mundo.

—Genial —Respondí, a decir verdad estoy agotada mentalmente como para ingeniarme una respuesta buena—. Hola...

—Henry —Completó mi oración—. ¿Y tú eres...?

—Jeiley —Respondí—. Para ser uno de los brabucones del salón eres demasiado amable conmigo —¿Por qué dije eso? Ni idea.

—No deberías exagerar, yo no soy un matón y aunque así fuera, ser amable va más allá, además eres nueva y mereces una cálida bienvenida —Comentó muy seguro de sí mismo—. Entonces ¿Qué te hace esperar aquí?

—Mis hermanos se fueron sin mí, ya debería haberme ido a mí casa pero estoy aquí hablando contigo —Él se quedó pensando, me inspeccionó con su mirada, podía sentirlo—. ¿Y tú?

—Tú —Me señaló—. Quiero decir, estamos hablando así que eres lo que me hace quedarme aquí ¿Y por dónde vives?

—Cerca de aquí —Mencioné, para ser más exactos a casi 10 minutos caminando rápido o a un paso lento casi 15—. ¿Por qué? ¿Quieres acompañarme?

Bromeé sobre eso, cuando no sé que decir digo tanta pendejada, les asombraría lo que pueden hacer los nervios, es como si ellos me controlaran. Él sólo soltó un leve risa pero no pareció importarle mi pregunta, podría apostar 10 a que dirá que sí.

—Fantástico, entonces vámonos —Se me quedó viendo—. Llevar un extraño a tu casa es completamente normal.

—Claro —Exclamé muy segura de seguir con esto—. Incluso me atrevo a decir que no eres un extraño, sé tu nombre y ambos vamos a la misma escuela.

—Cielos, es verdad —Se llevó las manos a la cara y muy asombrado—. Ahora sólo me falta conocer a tu familia, a tu perro y si todo va bien, podríamos casarnos a la orilla de la playa.

—Espera ¿Qué? —Juro no saber lo que sentí en ese momento, la realidad se combinó con la broma haciendo un extraño nudo en mí, es la primera vez que alguien dice una cosa así, es la primera vez que un chico me habla de esta manera ¿O me veré como un chico para él? ¿Sabrá que soy mujer?—. Que cosas dices, eso no se puede.

!Mamá, mamá, soy hetero..! (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora