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  Hace ya varios años que el señor ya no viene por aquí. Era difícil no notarlo. Siempre ebrio y hablando con el perro. A veces uno por curioso se acercaba al hombre. Este siempre se sentaba en la acera para calentarse con el sol, oliendo a diablos por el amor a Dios, y hablando con una roca que para él era un perro. Sí, una roca. Perro se llamaba. Me espantaba a los clientes. A otros ese hombre les parecía solo un viejo aplastado por la sociedad. Le hablaba al perro de su familia. ¡Le pedía consejos! ¿Puede creerlo? Al final al parecer el perro le habló, y ya no volvió más.  Ahora otro hombre viene a hablar con el perro.

El perro que parecía una piedra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora