SETA
Antes incluso de abrir los ojos supe que algo estaba mal. No estaba solo en mi cama, en realidad ni siquiera era mi cama. Pero luego recorde que ayer acompañe a Lydia a su habitación. No hicimos nada, claro, aparte de dormir.
He de admitir que Lydia es hermosa, su cabello pelirrojo le dan un toque de vida a su pálida cara. Por no hablar de esos grandes ojos verdes que me recuerdan a los de un gato. Y sus pecas, que parecen chispas de chocolate repartidas por sus mejillas.
La palabra chocolate logra traerme un recuerdo. Uno sobre Xime, sobre quién más... si en lo único que pienso es en ella.
Recuerdo el día que la conocí. Estaba oculto en un basurero, huyendo de la policía. Había cometido un pequeño asalto a una tienda, nada grave. Pero el dueño no lo vio así, apenas me vio llamó a la policía, sólo por robarle una manzana. Sigo sin entender a las personas, se quejan por la injusticia que pasan los pobres pero no hacen nada por ayudarlos. Al contrario, nos ven como plagas.
Volviendo al recuerdo, permanecí oculto unos minutos luego de ver a los policías pasar. Recuerdo que trate de pararme pero accidentalmente hice caer una lata de algo, el sonido no fue fuerte pero aún así ella lo oyo.
— ¿Hola? — preguntó una niña. Yo me sentía enfadado, lo único que quería era irme.
— Hello? — una niña bilingüe al parecer.
En un segundo detectó mi rostro oculto por un montón de basura. Cuando la vi lo único que pense era :
" largate mocosa, harás que me atrapen". Sí... no fue amor a primera vista.Como podría serlo, ella era una niña igual de sucia que yo, con varios mechones de cabello salido de sus coletas, vestida con unos pantalones rotos y un sueter lleno de no-se-que . Se veía horrible, al igual que yo. Lo único bueno de su apariencia eran sus ojos, unos cafes con motas verdes. Yo les digo de color avellana.
Me miró preguntándose que hacía tirado en la basura, cuando se dio cuenta de lo flaco, sucio y molestó que estaba en sus ojos apareció el entendimiento y un poco de pena por mí. Aquello me molestó, no quería su pena.
Metió la mano a uno de sus bolsillos sacando un chocolate, me lo ofreció. Al principio negue con los ojos, dándole una mirada feroz. Pero cuando ella sorpresivamente se tiró a mi lado, sin miedo de mí ni asco por la basura, supe que ella también era una vagabunda. Le dio un mordisco a su chocolate y luego me lo pasó. Esa vez no lo dude.
Suelto un suspiro, extraño tanto a Xime que a mi cerebro le dio por ponerse a recordar todos nuestros momentos juntos. Un sentimiento de dolor y añoro me empezo a recorrer.
Me levanto de la cama, dispuesto a ir por algo de comer. No creo que le importe a Lydia, ella está dormida como un tronco.
Al salir me fijo en la hora, seis de la mañana. Estos días estoy muy madrugador. Salgo de la habitación en dirección a las escaleras. Cuando ya estoy en el primer piso escucho un par de voces provenientes de lo que supongo es el sótano. Voy hacía ellas. Conforme me acerco distingo una de las voces, Xime.
Me encuentro con una puerta delante mío, acerca mi oreja a ella y lo compruebo. Las voces viene de allí. Me oculto de tras de un ropero que esta en el pasillo. En unos minutos escucho como la puerta se abre y veo a una chica no muy alta saliendo de allí, tiene un pelo negro muy largo. Ella se aleja por otro pasillo y yo me adentro en el sótano.
Empiezo a bajar por unas escalera, conforme bajo veo su silueta. Está de espaldas, agachada juntoa una bicicleta. Despacio y sin hacer ruido cierro la puerta y me le acerca a está estar detrás suyo.
— Buenos días — le susurro cerca del oído. Ella se sobresalta y se voltea tan velozmente que si no fuera porque la sostengo a tiempo se hubiera caído sobre la bicicleta. Entre mis manos siento su diminuta cintura. Ella por su parte no se aleja y yo no la suelto.
Nos miramos por unos segundos. En sus ojos pasa la sorpresa, el agradecimiento y por último la furia. Se suelta y se pone de pie.
Me mira enojada pero no dice nada. Trato de disculparme con la mirada por el susto que le di, pero al recordar su expresión de susto una sonrisa se me escapa. Se veía muy chistosa.
Aún con la sonrisa, me le acerco, cuanto quisiera abrazarla.
Se queda quieta al dares cuenta de lo cerca que estamos, nuestros pechos chocan. Me pregunto si podra oír a mi corazon agitado. Espero que no.
La observo, escrutando cada centímetro de su rostro. Hasta que paro en sus labios, de un rosado bajo. Ella se da cuenta de adonde van mis ojos y para mi sorpresa cierra sus ojos. Todo a nuestro alrededor a desparecido, y lo único que veo, es a ella. Con una expresión entre pacífica y deseosa. Su pelo rubio cae en unas bellos ondas sobre sus hombros.
Y cuando por fin me decido a besarala una voz nos interrumpe. Volviendonos a la realidad.
— ¿Seta? — pregunta la voz de Lydia. Puedo escuchar sus pasos en la escalera. Me separo de Xime involuntariamente, alejandome unos pasos.
Ahora puedo verla, bosteza apenas pisa el suelo. Y se me acerca para abrazarme. Me quedo estático sin saber que hacer.
— Tengo mucho sueño — dice como una niña a la cuál acaban de despertar.
Con eso rompe mis murallas y le correspondo el abrazo apretujandola contra mí. De verdad que me recuerda a mi hermanita. No se si eso es bueno o malo, pero no me importa.
XIMENA
Soy una tonta, estuve a punto de besar a Seta. ¡¿En qué estaba pensando?! Sería lo peor que podría haber hecho. Por suerte algo nos interrumpió.
Lydia apreció toda somnolienta y abrazó a Seta, sentí una punzada de dolor en mi corazón. Pero no lo demostre.
Él la acompaño arriba a la cocina, quizás a besarse otra vez. No debería importarme, pero lo hace.
Enojada, subo la bicicleta en donde está mí mochila llena de mermeladas y unas cuantas prendas de ropa. Ya debo irme, antes de que Seta entrara me estaba despidiendo de Violeta. Pude ver tristeza en sus ojos por mi ida. Pero también ilusión al pensar que le traería a mi vuelta.
Me detengo, sigo sin creer lo que estoy apunto de hacer. Pero no tengo otra escapatoria. Y si no me marcho ahora. cuando todas se despierten, ya no podré. Así que sigo adelante, salgo por la puerta trasera y me subo a la bicicleta. Mi primera parada no esta dicha, mi plan es pedalear hasta donde pueda y luego buscar un lugar donde quedarme por la noche. No es algo nuevo para mí.
Empiezo a pedalear hacia el oeste. Adios familia Sylan— me despido internamente — espero verlos pronto.
ESTÁS LEYENDO
Un Viaje En Bicicleta
Teen FictionLa vida da muchos giros, cambios, sorpresas, decepciones. Un día puedes estar con tu familia y al siguiente puedes estar cruzando el Atlántico, en horas puedes estar sola durmiendo en un banco por la noche, sin família. En unos minutos te unes a una...