❀ • dos • ❀

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un poco amargo

De acuerdo, Min Yoongi no le gustaba poquito, en realidad le gustaba mucho; lo hacía desde que declaró delante de la clase que él era un orgulloso bisexual.

Jimin ese día realmente no estaba atendiendo a clases, todos estaban haciendo una especie de ejercicio absurdo de «cosas que te hacen tú» en donde cada quien debía contar algo propio de su vida; la clase en serio se puso aburrida desde que todos empezaron a hablar de sus sueños e ideales, pero entonces llegó Min Yoongi y dijo que le gustaban las chicas y los chicos y que era un miembro acérrimo de la comunidad LGBT y todo ápice de aburrimiento abrió la puerta y se fue al salón contiguo.

Ese día Min Yoongi se ganó unas cuantas bromas acerca de enhebrar la aguja y dejarse enhebrar pero él con una sonrisa cargada de sorna dijo que él no era nadie para limitarse, y para no tener lo mejor de ambos mundos.

Luego tuvo una discusión de desconstrucción y construcción del pensamiento con una chica que le dijo que él podía ser pansexual por eso de que le gustaban las personas, arremetió contra ella llamándola transfobica y bifobica, y luego tomó posesión de la clase explicando por qué la pansexualidad no existía.

Sinceramente Jimin no hizo caso al tema, más bien detalló mejor al maestro. Yoongi nunca había sido de los que hablaba hasta por los codos pero sí que destacó, de hecho, después de ese día nunca más volvió a intervenir. Pantalón lavado, camisa negra, el pelo negro, Yoongi era una atracción digna de ver; sus facciones eran suaves y al mismo tiempo duras, no habían sonrisas pero si miradas penetrantes y ojos pequeños pero enigmaticos, como dijo, todo un monumento.

—No sabía que te gustaban las bebidas ácidas —comentó Yoongi, sin ninguna expresión en particular.

Estaban en la cafetería a una cuadra de la universidad, afuera estaban cayendo algunas gotas, pero era ameno.

Aunque no esta demás decir que Jimin ni se acuerda cómo llegaron al lugar, si bien estuvo todo el rato mirando a Yoongi e imaginando cosas.

—Ni yo que a ti te gustaban las dulces —respondió con una sonrisa.

Afuera empezaron a caer más gotas, pero realmente no importó si desde adentro se estaba agradable y la mesa que habían escogido eran una de las más escondidas, justo detrás de un pilar muy grueso. Sí se estaba realmente a gusto, el momento se prestaba para algo de complicidad.

—Hay cosas que la gente supone de mí, otras que no saben.

Yoongi movió el contenido de su bebida y resopló, aunque no fue un sonido cansino, sino algo como más gracioso. Jimin sí sonrió abiertamente, le gustaba la armonía que se estaba suscitando, casi lloró internamente por no haberle pedido a Yoongi una salida desde mucho antes.

Eran tan desiguales, pero compartían un lazo, una inclinación. Jimin había asumido su homosexualidad a los dieciséis, fue suficiente edad para creer que aquello no era una simple fase, y que sí le gustaba Jeon Jungkook como había sospechado en las duchas de su escuela; han sido desde entonces cuatro años lidiando con lo que se suponía que representaba ser homosexual. Años de aguantar a sus padres y sus conjeturas, sus primos y sus viernes de puta, y muchas otras cosas que hacían el camino algo pesado y tosco.

La única persona que había aceptado aquello tal cual como se lo había presentado fue Hoseok, pero incluso él se puso pesado con eso de «salir del closet» porque era «por tu bien».

proud ❀ yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora