2.

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   Una vez más practicaron pases antes de dar inicio al partido contra Aoba Johsai. Lo hacían todos muy bien, incluyendo a Hinata quien fácilmente la perdía de manera continua hace un mes. Estaban muy felices de estar allí, ¿qué podía salir mal? Ah, por supuesto. Hinata se encontraba más nervioso que de costumbre. Se sentía presionado y era como si una gran responsabilidad recayera sobre él en ese momento. ¿Y si fallaba? ¿Y si no funcionaba? ¿Y si no salía como en el entrenamiento? Buscaron la manera de tranquilizarlo, sin embargo no hubo remedio.
   Así fue como en el primer set, Karasuno perdió. Hinata estaba tan distraído y nervioso que no atrapaba el balón y tampoco lo dirigía a Kageyama. Le dejaba la jugada complicada al armador del equipo, quien enojado ante las acciones del pelirrojo, se negó a seguir armando a Hinata durante el primer set. Éste terminó con un mal saque de parte del pequeño, el cual perdió el equilibrio y golpeó la cabeza del pelinegro. Él se acercó intimidante, con aquella tétrica sonrisa que poseía y lograba ponerle los pelos de punta a Hinata. Se sentía intranquilo con él caminando de esa manera hacia él. Pensaba que lo golpearía.
   —Shōyō —sentenció, con una voz ronca y proveniente del inframundo—. ¿Qué crees que es lo peor que pudo haber pasado? —Hinata tragó saliva—. Golpear la cabeza del rey. Sí, golpeaste mi cabeza. ¿Ves? —pegó una palmada sobre su nuca, repetidas veces—. Ya pasó. Ya golpeaste mi cabeza. Lo peor ya pasó. ¿Crees que haya algo más aterrador que golpearme a mí? Pues no lo hay, Hinata. Ahora, atento y comenzaremos a poner en marcha el plan.
   Hinata recobró el control de sí mismo y la compostura, sin embargo, esto no evitó que saliera corriendo a vomitar al baño. Volvió justo para el segundo set, inmediatamente lo hicieron entrar a la cancha. Estaba más recompuesto y seguro de sí mismo, los nervios se habían esfumado. Kageyama tenía razón. ¿Qué era lo peor que podía pasar? Golpear la cabeza de Kageyama lo habría enfurecido de haber estado en otra situación, claramente, lo hizo única y exclusivamente para animarlo a que lo más terrorífico ya había pasado. ¡Y vaya que asustó a Shōyō! Por poco se hizo pipí en los pantalones, muerto de miedo ante el rey. Sin embargo, como lo peor ya había sucedido, no podía haber nada más que asustara a Hinata. Ahora sí iba a enfrentarse a los rivales en serio. Gracias a Daichi, volvió a jugar.
   Ganaron el partido trabajando en equipo. Todos habían jugado excelentemente bien. Se sentían a gusto con los resultados, pues hacía mucho que Karasuno no había ganado algún partido. Era motivo de celebración, por lo cual, fueron todos a comer pizza.
   —¡Y bien, Hinata! —exclamó Tanaka, entusiasmado—. ¿Alguna chica?
   —¿Ch-chica? —inquirió éste, apuntándose a sí mismo—. N-no. ¡N-no! —movió sus manos efusivamente, tratando de defenderse.
   —¿De verdad piensas que este enano podría tener alguna novia? —se burló Kageyama.
   —¡H-hey! ¡Yo sí podría tener una novia! —se defendió, sonrojado.
   —Claro, cómo no —le sacó la lengua.
   Ambos se miraron de frente. Parecía que comenzaban a caer rayos justo encima de ellos.
   Cuando terminaron todos de comer, se decidieron a ir a sus casas. Hinata y Kageyama seguían por el mismo camino, por lo que decidieron acompañarse. Se sintieron muy a gusto conversando durante su caminata, reían continuamente y sentían que por primera vez podían llevarse bien fuera de un entrenamiento. Hinata nunca había visto esa faceta de Kageyama.
   —Oye, siento lo de hace rato. No digo que no puedas tener novia. En realidad eres muy divertido —confesó Tobio, rascándose la nuca, pero con el mismo semblante serio de siempre.
   —Oh —se sonrojó—. No te preocupes. Tampoco es como si me interesara tener una.
   —¿Ah, no? —alzó una ceja, curioso. Se detuvieron en una esquina junto a una gran pared de concreto. Hinata se apoyó de espaldas a ella, cansado.
   —Uhm —rió, nervioso—. No es que no me interesen las mujeres. Me gustan las mujeres. Sí, supongo que es así —comenzó a decir sin sentido—. Pero no me interesa gustar de alguna en este momento. Eso no significa que no me gusten las mujeres. Por supuesto que...
   Hinata se vio interrumpido ante la cercanía de Tobio, quien le tomaba la barbilla y se acercaba peligrosamente, acorralándolo contra la pared de concreto dejándolo sin escapatoria. Shōyō dejó de respirar en ese mismo instante, sonrojándose. No sabía qué hacer, quería escapar de allí. Sin embargo, había algo que le decía que no lo hiciera, que no se arrepentiría.
   —¿Y qué tal si no te gustan las mujeres, Hinata? —inquirió, desafiante. Pronto su aliento chocó contra el rostro del pelirrojo.
   —Y-yo... —intentó hablar—. N-no sé.
   —¿Qué tal si te doy un beso?
   Hinata no respondió. Rápidamente los labios de Kageyama rozaron los suyos, algo mataba a Shōyō porque lo besara pronto. No se resistió y tomó la iniciativa él, tomando sus mejillas y plantando un beso torpe sobre su boca. Lo que había empezado como una simple broma, se convirtió en algo totalmente fuera de control. Tobio no tenía intención de besar a Hinata, tan sólo quería jugarle una broma para luego tener razones por las cuales burlarse de él, sin embargo, llegó más lejos de lo que quería, y lo peor no era estar besando a Hinata, sino, que le estuviese gustando más de lo que hubiera preferido.
   Kageyama posó sus manos en la cintura del pelirrojo, atrayéndolo más a su cuerpo. Mientras que el pequeño, enredaba sus dedos en el cabello del pelinegro. Se sentían extremadamente extraños, pero sí querían que sucediera. Lo habían disfrutado completamente.
   —H-Hinata —lo llamó Kageyama, al separarse de él.
   —¿D-dime?
   —Eso ha sido extraño.
   —Prométeme que no lo comentaremos con nadie.
   —Ni hablar. Nadie puede enterarse.
   —C-claro. N-nadie p-puede saberlo.
   Hinata bajó la mirada, observando hacia el lado contrario que se encontraba Kageyama.
   —M-me tengo que ir —dijo Tobio.
   —E-está b-bien —respondió Hinata, aún fuera de sí.
   Se atrevieron a observarse cálidamente otro segundo, y ahí fue cuando Kageyama pasó sus dedos por las mejillas de Shōyō, proporcionándole un suave y cálido beso sobre los labios, para luego salir corriendo a donde quiera que fuese.

No Quiero Quererte | Kageyama x Hinata | Haikyuu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora