Tres meses, eso es lo que a pasado desde la muerte de mi madre, tiempo en el cual solo me enfoque en seguir trabajando y cuidar de mi hermano. Tuve que abandonar uno de los dos trabajos para poder pasar mas tiempo con el. A pesar que solo tiene siete años es muy fuerte, de hecho, creo que soy yo quien necesita de él para no derrumbarme.
-Buenos días, dormilón-. Digo mientras le dejo muchos besos en sus pequeñas mejillas. -Se que estas despierto, Theo.
-No, estoy dormido- lo escucho decir entre risas.
-Vamos, no seas perezoso, debes comer para que yo pueda ir a trabajar.
-Eres un poco mandona-. contesta mientras se sienta en la cama frotándose los ojos.
-Y tu perezoso. Ve a asearte mientras preparo el desayuno, te espero en la cocina.
-Esta bien, mandona- lo escucho decir mientras salgo del cuarto que compartimos.
Vivimos en una pequeña casa, solo tiene dos habitaciones, un baño y las respectivas cocina y sala de estar.
Paso por la puerta del cuarto de mamá y me detengo a mirarla unos segundos para luego seguir a la cocina. Aun no puedo entrar a esa habitación, no me siento completamente fuerte para hacerlo.
Al llegar a la cocina preparo unos sándwich, los coloco en la mesa y me siento mientras veo a Theo hacer lo mismo.
-Cuando termines de desayunar te colocas los zapatos y tomas tu bolso, te llevare a casa de Betty- le ordeno para luego pegarle un mordisco a mi sándwich .
-Genial, Miguel me dijo que hoy jugaríamos fútbol en su patio- contestó con una sonrisa.
-Me alegra que te lleves bien con el hijo de betty.
-Si, él es genial, es bueno conmigo, igual que ella.
-Que bueno, yo voy a lavarme los dientes. Date prisa- le dejo un beso en la cabeza y sigo al baño.
»---------«
Nos encontramos frente a la casa de Betty, es muy grande y linda, de dos plantas color lila, con un hermoso jardín.
-Te portas bien Theo, y trata de mantenerte limpio- le digo mientras toco el timbre de la casa.
-Que parte de que jugaría fútbol en él patio no entendiste, hermana.
-Esta bien, solo portate bien.
Vemos que se abre la puerta y sale Betty con su infaltable sonrisa. Era muy buena amiga de mamá, de echo creo que era la única amiga que tenía. Es algo alta, cabello castaño, piel bronceada y ojos cafés, junto con una dentadura perfecta. Realmente no se de donde se conocieron, pero se notaba que se tenían mucho aprecio. Cuando mamá murió, ella estuvo ahí apoyándonos y me ofreció ayuda para cuidar de mi hermano mientras trabajaba, ya que la escuela no comienza todavía.
-Hola, pequeños. Pasa Theo, Miguel esta en su cuarto- dice mientras se hace a un lado para que él pase.
-Adiós Amber, te quiero-. Siento los brazos de Theo rodeando mi cintura y automáticamente lo rodeo con los míos.
-Yo también te quiero, enano-. Lo suelto y veo que entra a la casa.
-Muchas gracias por cuidarlo betty, hoy trataré de llegar mas temprano-. Le digo con una sonrisa tímida.
-No te preocupes hermosa, theo es muy dulce y no me da molestias.
-Que bueno, cualquier cosa me avisas.
-Claro que si, tu tranquila-. Nos despedimos con un abrazo y me encamino a tomar él autobús.
Lo que me gusta de vivir en Los Ángeles es la creatividad que transmite, belleza, colores y tantas oportunidades, a pesar que mi vida no combina con ella, me alegra que al menos donde vivo sea de esa manera.
Llevo treinta minutos esperando el autobús, gracias al cielo lo veo venir y me pongo de pie. Al subir le pago al conductor y busco un lugar, está prácticamente vacío, así que puedo tomar asiento en los primeros lugares junto a la ventana, me gusta distraerme viendo a través de ella. Observo a las personas ir y venir. Me gusta inventarles una vida, así como la protagonista de uno de los libros que leí, eso me ayuda a olvidarme un poco de la mía.
Quince minutos después llego a mi parada, por suerte no queda muy retirado de donde vivo. Bajo del autobús y me acerco al pequeño edificio. Trabajo como profesora de baile para niños ¿por algo se empieza no?. Nunca conté con los recursos para ingresar en una academia profesional, pero mi mamá siempre hablaba con las personas correctas, para que así, yo tuviese la oportunidad de tener la preparación necesaria, ingrese cuando tenia cinco años y gracias al cielo, a mi madre y a esas nobles personas tengo la preparación que hoy en dia tengo, ella siempre soñó con estar en este mundo y por eso quiso que yo lo hiciera, le estoy eternamente agradecida por ello.
Trabajaba de mesera en un restaurant de comida italiana cuando nos enteramos que el cáncer había vuelto y no nos daban muchas esperanzas, fue avanzando muy rápido, por lo cual mi madre ya no podía seguir trabajando, ella limpiaba casas. Así que tuve que buscar otro empleo porque únicamente con el que ya tenia no bastaba, llegue un dia a la academia y hable con la dueña, le manifesté mi situación y le pedí que por favor me permitiera mostrarle lo que podía hacer, al darme la oportunidad inicie con una coreografía lírica que había estado practicando desde hacia un tiempo.
Flashback
-Tienes buena técnica, Amber. ¿Quien hizo esa coreografía?- preguntó mientras se colocaba de pie y se acercaba a mi.
-Yo la hice, Daisy.
-Bien, de echo estas de suerte, porque necesito a un profesor de técnica para niños de tres a cinco años. ¿Te gustaría ocupar el puesto? .
Fin del Flashback
Acepté de inmediato, es un sueño trabajar aquí, ya que es una de las mejores academias de Los Ángeles, además de poder ser parte de la formación de esos pequeños, mamá se emociono mucho cuando le comente y como el sueldo era bueno, no tenia que seguir con mi antiguo empleo, así que pude pasar mas tiempo con ella. Cinco meses después murió dejándome a cargo de mi hermano.
ESTÁS LEYENDO
Amber.
RandomAmber Smith, fue criada por una dulce mujer de bajos recursos. Tuvo que trabajar desde muy joven para ayudar a su pequeña familia olvidándose de sus propios intereses. Su madre fallece por un cáncer que padecía desde muy joven, dejándola a cargo de...