A Kyungsoo no puede dolerle más el pecho, las lágrimas le nublan la vista pero intenta hacerlas desaparecer diciéndose mentalmente que está bien, que hace lo correcto. Cerrar la puerta tras su espalda termina de romper el último pedacito de corazón que le quedaba... Se equivocó de nuevo, si puede dolerle más. Todo esto le hace arder el alma como un maldito infierno.
Camina hasta su bicicleta que está apoyada a un lado de la casa, se acomoda la mochila al hombro montándose en ella para alejarse de allí pedaleando velozmente. Ya no volvería jamás y el sólo pensamiento le abruma los sentidos y hace que se desvíe un poco. Intenta concentrarse y no chocar contra algo. En su espalda, su mochila pesa aunque sólo contenga menos de 20 cosas, pertenencias suyas que se hallaban en la casa de su novio.
Toma el camino contrario a su departamento y se adentra en la avenida repleta de autos que le tocan bocina por cruzarse sin cuidado. Pedalea más rápido, aumenta el ritmo, desesperado por dejar de oír el bullicio. Quiere llegar a ese sitió que de todos los lugares que conoció en su vida, más paz podía brindarle. Treinta cuadras más adelante por fin se adentra al barrio más tranquilo y silencioso de toda la ruidosa ciudad.
Se detiene frente al parque con un letrero que dicta "El fin del mundo", su lugar favorito en todo el universo a pesar de haber sido capaz de viajar al extranjero una sola vez. Se baja de su bicicleta y la deja caer sobre el pasto dónde luego se recuesta junto a ella boca arriba, dejando correr de una maldita vez las lágrimas que estaba reteniendo.
Lo había hecho, había conseguido dejar a Jongin. Entonces, ¿por qué se sentía así de mal?
Claro, se responde, porque amaba a su novio. Tal vez dentro de 15 minutos el moreno iría a buscarlo a su departamento en busca de una explicación, pero siendo sincero consigo mismo, lo dudaba completamente. La carta que dejó sobre la mesita de noche del menor explicaba todo. Jongin sería capaz de comprender que ellos dos terminaron.
Ya no eran nada.
Kyungsoo esperaba que Jongin no notará las marcas que sus lágrimas dejaron sobre el papel, no quería que el moreno tuviera más lástima por él al saber que había llorado escribiéndola.
En su mente, Kyungsoo no puede hacer otra cosa más que recordar, oye en sus pensamientos a Jongin emocionado hablándole de sus viajes a países lejanos. Describiéndole Venecia, Roma y París, diciéndole cómo se ve la Torre Eiffel en realidad. Lo escucha y lo ve sonreír mientras le cuenta lo bellísima que es la ciudad de Barcelona o prometiéndole llevarlo a Macao algún día.
Un sollozo lastimero se escapa de sus rosados labios al darse cuenta de todas la promesas que quedarían rotas de ahora en mas, observarlas en el suelo hechas pedazos, volviéndose cenizas. En su memoria están todos esos momentos vívidos junto a su novio, repitiéndole una y otra vez lo mucho que está perdiendo.
Kim Jongin, la persona que consideraba el amor de su vida. Aquel con el que se proyecto en un futuro lejano, demasiado. Ese hombre que pudo conseguir revolucionar cada pedazo de su ser con detalles y amor.
Y luego de aquellos, están los momentos vívidos en el último tiempo, tan dolorosos que es incapaz de borrarlos. Por qué gracias a todo aquello hoy se encuentra así, destrozado. Kyungsoo no hace más que lamentarse y sufrir a causa de que las cosas se hayan terminado de ésta manera.
Las vacaciones se habían terminado y el otoño parecía retrasado ya que estaban a mediados de marzo y las hojas de los árboles permanecían aún en sus ramas, verdes y brillantes. Kyungsoo había retomado sus actividades en la oficina de edición y Jongin comenzó su tercer año en la carrera de abogacía que estaba ejerciendo. Por supuesto, Kim Jongin, heredero del más prestigioso bufete de abogados de Seúl no podía dedicarse a otra cosa más que a eso, aún si su verdadera pasión fuera el baile. Y aquello, nadie más que Kyungsoo lo sabía, y lo hacía porque se trataba de su novio.
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Just Go / Just Stay [KaiSoo-O.S]
FanficKyungsoo se marcha en silencio luego de haber amado a Jongin durante 3 años. Una carta escrita a mano es su única despedida, muestra sincera y dolorosa de que acepta su derrota. Debía dejarlo ir. Las estaciones cambiaron tan rápido como su vida. Per...