1ª Parte: Temblores

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Esta historia comienza con un joven muchacho apasionado con la geologí­a. Su nombre es Kevin y no puede parar de pensar en su planeta y en todas las cosas que quedan por descubrir. Su historia se desarrolla el 14 de agosto de 2015 durante el verano en España.

Un dí­a, Kevin piensa que puede hacer para divertirse. Él decide ir a explorar el campo y las llanuras que envuelven su ciudad natal, Manzanares, un pequeño pueblo de la provincia de Ciudad Real en Castilla-La Mancha. Mientras que pasa un agradable día en el campo, descubre una serie de grietas enormes. Él se sorprende tanto, que cae al suelo. Piensa que lo mejor será explorarlas e inicia su camino siguiendo el recorrido de las grietas. Poco a poco, se hace de noche y decide volver a casa y seguir explorando mañana. Al dí­a siguiente, acude al mismo sitio con su amigo Izan para que compruebe que esto que estaba pasando era cierto. Al llegar, Kevin se da cuenta de que las grietas ya no están y se queda impresionado. "¿Fue todo un sueño", pensó, pero no lo fue. Izan estaba viendo a su amigo confuso cuando, de repente un gran terremoto sacudió la tierra en ese mismo instante. Ambos cayeron al suelo por el temblor y, aterrorizados pensaron en quedarse ahí hasta que la sacudida pasara. Una vez terminada la sacudida, ambos se levantaron y vieron como las grietas estaban de nuevo en el suelo, pero, esta vez eran más grandes y estaban más separadas unas de otras. Ellos corrieron hacia la casa de Izan para descansar y pensar en lo que había sucedido.

Ya en su casa, estaban tan sumamente agotados que decidieron descansar y mañana volver a investigar todos estos repentinos sucesos que estaban ocurriendo. Cuando Kevin se despertó, Izan ya estaba desayunando. Una vez que ambos habían desayunado, partieron hacia el campo. Al llegar, se dieron cuenta de que un cordón policial rodeaba la zona de las grietas y unos policías armados les impidieron el paso. Ellos se sentaron en el camino y vieron que un grupo de científicos con batas blancas se acercaron y entraron en la zona.

Decepcionados, cada uno volvió a su casa. Kevin, ya en casa, puso en la televisión las noticias y cuál fue su sorpresa, Manzanares estaba allí­. Según las noticias, el terremoto de magnitud seis con ocho, había sido ocasionado porque la placa euroasiática se fracturó, debido al choque contra la placa norteamericana dejando a España dividida en dos mitades prácticamente. En ese momento, Kevin le envió un mensaje a Izan contándole todo lo que estaba sucediendo en Manzanares y ambos acordaron en volver al campo a las once de la noche.

Mientras Kevin esperaba a Izan, se aseguró de que no hubiera ningún policía ni ningún científico aun trabajando. Kevin se enfadó con Izan por llegar tarde y por dejarle solo a esas horas de la noche en el campo. Cuando hicieron las paces, se adentraron en la zona acordonada con muchísima precaución. Por allí solo habí­a equipos geológicos muy avanzados y montones de tierra. Una de las cosas que destacaban era la gran grieta que no se parecí­a en nada a la primera. Esta era mucho más grande y profunda, y ambos lados estaban muy separados, tanto que una casa podría caber entre los dos. A uno de los lados, había una gran máquina con largas y gruesas cuerdas atadas a ella. Enseguida se dieron cuenta para que serví­a aquella máquina, era para bajar personas dentro del gran abismo. Kevin se afrontó a la situación y se puso un arnés que se encontró al lado de la máquina, al cual enganchó una de las cuerdas. Izan, con sus dotes de la informática empezó a toquetear la máquina haciendo descender a Kevin en las profundidades. Cuando la máquina paró, Kevin estaba a quinientos metros por debajo del nivel del mar, según indicaba la pantalla de la máquina, en una cueva que se había formado a uno de los lados de la fractura. En ese momento, Kevin se desenganchó de la cuerda y se dio cuenta de que no habí­a cogido una linterna por lo que no se veía nada. Por suerte, tenía la linterna de su móvil. Allí­ abajo hacía mucho calor. Cuanto más se adentraba en la cueva, más calor hacía hasta que llegó un momento en el que, Kevin percibió una intensa luz roja. El calor era insoportable porque había un enorme lago de magma caliente. En ese momento Kevin volvió corriendo hasta la cuerda y gritó a Izan para que lo subiera. Una vez arriba, Kevin estaba tan cansado que tuvo que estar callado durante diez minutos para recuperarse de la carrera. Ya recuperado mientras volví­an a casa, Kevin le contó a Izan todo lo que habí­a visto ahí abajo. Izan estaba alucinando con todo lo que Kevin le estaba contando. Todo esto le parecía una locura y, para más locura, estaba sucediendo en Manzanares. Cuando cada uno estaba en su casa, ambos se durmieron al instante después de todo lo que había sucedido aquella noche.




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