Capitulo 1:llegada

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Narra Aaron:

Me desperté algo cansado, la verdad era que en éste instante no me encontraba con las mayores ganas para salir de la cama, más por lo que me esperaba en lo que resta del día. Digo un cambio radical en la vida no se toma a la ligera, y más cuando no solo es un cambio de ciudad, o escuela, yo me estaba cambiando totalmente de país, además de que éste era un internado y la mayoría de los que habitan en el son de alta categoría, lo que hacía que sintiera más temor porque se llegaran a burlar de mí.

—Bueno, creo que llegó la hora —dije con cara de disgusto.

Si no me paraba en éste momento no alcanzaría mi vuelo. Me miré en el espejo, acomode mi cabello castaño oscuro, y lavé mi cara apreciando mis marcadas cejas y pestañas que hacían juego con mis ojos cafés y tez apillonada.

Justo cuando acabé de cambiarme bajé a la cocina, me estaba muriendo de hambre y aprovechando que sería el último día aquí, comí como si no hubiera un mañana.

Lo hice solo ya que mis padres viajan mucho a causa del trabajo, no tenían el tiempo suficiente para estar en casa y aparte mi hermano se encontraba fuera del estado.

Me apresuré a tomar mis maletas que prepare el día anterior para salir a toda prisa a poder tomar un taxi. Me subí le di las indicaciones de donde debía ir, y de inmediato miles de pensamientos empezaron a inundar mi mente; ¿Qué tal si me discriminan por ser de dónde soy? y ¿Si me toca en un salón de puros imbeciles? El internado es exclusivo para chicos y siento que sería algo incomodo compartir mis cosas con otros hombres, aparte yo era bastante inseguro de mi mismo y trataba de demostrarme fuerte y frío por fuera, pero una simple palabra me derrumbaba por completo y me hacía sufrir por mucho tiempo, en mi ahora antigua escuela era así, solo que ahí buscaba pasar desapercibido en los rincones de las aulas, pero el estúpido de Ethan siempre buscaba una forma de joderme y hacerme pasar vergüenza más cuando empezaba con sus idioteces de "Y ¿Si te robo un beso? ¿Te abro las piernas princesa... digo la puerta?" y sus "Oye amor" "Oye cielo".
Era un idiota y yo solo lo evitaba para no tener problemas, pero juro que si alguien busca joderme en el internado lo mandare directo a la ver...

—Ya llegamos joven.

—¿A la ver...? ¿Digo que?

—Que ya estamos en el aeropuerto.

—Oh, gracias —Dije mientras me daba la vuelta y bajaba mis maletas.

Cuando bajé vi lo enorme que era por dentro, la estación, tenía miles y miles de personas dando vueltas de un lado a otro viendo el tiempo para llegar a sus destinos.

Tanto me había atontado viendo todo que se me olvidó a lo que venía.

Me acerqué a donde se encontraba mi vuelo, ya estaban cerrando la compuerta.

—¡Oh, mierda! ¡¡Corre Forest corre!!

Salté para entrar pero con mi extrema agilidad y rápidas piernas terminé besando el sensual suelo.

—Joven, ¿Se encuentra bien? —Dijo la azafata.

¿Usted qué cree? me acabo de ir de boca, pensé, pero de mi salió un;

—Sí, no se preocupe, gracias.

Después de aquella hermosa presentación ante el vuelo, todos se me quedaron viendo. No pude evitar ponerme muy rojo, jugar con mi mangas y bajar la mirada. La azafata me asignó un asiento al lado de un señor que me miraba con cara de pocos amigos. Yo solo me pegué más a la ventana y saqué mi celular para escuchar música, aun que la vergüenza ya no la podía remediar.

Me quedé dormido despertando unas dos horas después, faltaban cuarenta minutos para llegar a mi destino, de nuevo una oleada de sentimientos y emociones llenó mis pensamientos, yo no quería que me lastimaran más, no me refiero físicamente, un moretón llega y se va, pero una desilusión y un corazón roto nunca sanan al cien por cien, además de que no ayudaba que mis padres nunca velaran por mi y aunque no lo demuestre me afectaba mucho llegando al extremo de caer lágrimas por mis mejillas  sin previo aviso en la soledad de mi habitación, pero en esta ocasión no.

Extrañas EmocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora