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Hoy era otro día de mierda, todos lo son desde que Cloe está internada en ese horrible lugar. La extraño demasiado y no puedo esperar para volver a estar a su lado y arreglar los estúpidos problemas que tenemos.


La alarma ya había sonado pero yo aún seguía en la cama, no tenía muchas ganas de levantarme y sentir el frío de mi casa. Estaba por volver a dormir hasta que siento mi celular sonar y al ver su pantalla veo que es la madre de Cloe.


—Hola, Sussan, ¿a qué se debe su llamado?

—Hola, Abril— podía notar que estaba emocionada— Necesito que vengas al Hospital 

—¿Pasó algo? 

—Quédate tranquila, se que estarás feliz de ver esto


Luego de eso ella simplemente me cortó y me dejo muy confundida.


Me vestí y salí de mi casa, al salir se puede sentir como caen pequeñas gotas del cielo, un helado viento mueve mi cabello y lo desordena. Tengo que admitir que amo este clima. 


Al fin llego al hospital y subo las escaleras, me se de memoria este recorrido. Cuando estoy en la sala puedo notar a la madre de Cloe muy sonriente y yo seguía sin entender.


—Sussan, ¿qué ocurrió?

—Tendrás que saberlo tú misma— dijo sonriendo 

—¿Ella despertó?

—Niña, te dije que lo veas por ti misma, ¿acaso hablo en chino?— terminó de decir eso y solté una carcajada

—Está bien pero no me digas niña, me recuerda a cuando tenía 7 años y cometía una travesura 


Ella me empezó a guiar a otra habitación. Me sentía nerviosa porque no se lo que me espera detrás de esa puerta blanca.


—Escúchame, eres una gran amiga y no sabes cuanto te agradezco porque sin ser de la familia nos ayudaste como si lo fueras. Ella reconocerá su error y volverán a hacerme locuras en cada pijamada que hagan. Quiero que sepas que eres familia


Sin más me abrió la puerta y pude ver a Cloe con menos cables y vendas en su cuerpo. Tenía sus ojos abiertos y estaba mirando un punto fijo en la habitación. Cuando me miró pude notar automáticamente que ella no me quería allí


—¿Qué haces aquí?, no estuviste conmigo antes de mi accidente y ahora estás aquí por lastima 

—Estás muy equivocada, siempre estuve contigo 

—¡Claro que no!, nunca estuviste. Te alejaste cuando comencé a estar con los chicos pero yo también puedo tener más amigos, que tú no tengas amigos no es mi estúpido problema


No aguanté más y me alejé de allí corriendo, sentí que Sussan me llamaba pero no le di importancia. Lo que dijo me lastimó mucho porque ella sabía que a mí me costaba hacer amigos, se supone que fue mi amiga y no tendría que tratarme así.



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