-Dicen que si la miras de reojo la ves sonreír.- la pequeña Aysel, de cabellos rubios tan claros como el resplandor de las estrellas y ojos tan celestes como el agua más cristalina, soltó un suspiro soñador.
Inti, su mejor amigo, rodó los ojos.- Claro que no, la luna no se mueve. Es inanimada.
Aysel miró al rubio ofendida.- ¿Cómo puedes decir eso? La luna siente, está viva, y nos observa.
Inti era tan rubio como los rayos del sol y sus ojos eran marrones, a veces del color de la tierra, a veces del color de la madera de serbal, todo depende de en qué humor se encontrase.
Ahora, como cada vez que estaba con Aysel, eran claros y resplandecientes.- ¿Viva? ¿En serio? Entonces le regalare otra estrella.- comentó casualmente, mientras se lanzaba sobre Aysel.
La niña rió.- ¡Inti! ¡Detente!
-¿Qué sucede? ¿La amiga de la luna no quiere irse a vivir con ella?
-¡No es eso! Yo no quiero ser una simple estrella, quiero ser la luna.- exclamó la ojiazul, abriendo sus cortos bracitos para darle énfasis a sus palabras.
Inti negó con la cabeza, pero la sonrisa no dejó sus labios.-Ah, ¿Sí? Pues entonces yo seré el sol.- dijo, parándose sobre una piedra, quedando unas cuantas cabezas más alto que Aysel.
-¡No! ¡No seas el sol!- lloriqueó la pequeña.
-¿Por qué no?- el niño estaba confundido, siempre le costaba descifrar lo que había en la cabeza de su amiga.
-Porque el sol muere cada noche para que la luna pueda brillar.
Inti inclinó su cabeza hacia un lado, observándola.- Pero el sol lo hace porque ama a la luna, ama su belleza, la forma en la que esta ilumina la tierra, su brillo, su resplandor.
-Sí, pero la luna está triste.- afirmó Aysel.- Por eso casi nunca la vemos completa, ella esta triste porque le falta su otra mitad, le falta el sol.
Ante esto, Inti pareció dudar, Aysel, atisbando la oportunidad, prosiguió.- Además, el sol y la luna nunca se encuentran. No quiero vivir sin encontrarme contigo, Inti.
Ante esto, el rubio negó enfáticamente con la cabeza.- Eso es mentira. El sol y la luna se encuentran. Lo hacen en los eclipses. Es la muestra de amor más grande conocida por el hombre, por eso no puedes mirar fijamente un eclipse, ya que su amor es tan fuerte, tan brillante, tan… tan… tan apasionado- completó el niño, como si la palabra hubiese venido volado y el la hubiese cazado en el aire.- que si lo miras fijamente su resplandor te deja ciego.
Esto captó la atención de Aysel.- ¿Ah, si?
-Si.- Inti afirmó con la cabeza.- Por eso todos esperamos tanto los eclipses y por eso los anuncian en todos lados, todos estamos felices de ver al sol y a la luna reunirse de nuevo.
Aysel asintió con la cabeza, pensativa.- De todas formas no seas el sol y yo no seré la luna. No quiero estar incompleta hasta que nos encontremos, aunque sea lo más hermoso visto por el hombre.
Inti la miró, su cabeza alzada hacia las estrellas, sus ojos celestes mirándolo suspicaces, y con una pequeña sonrisa en los labios, susurró:- Oh, yo nunca dije que el eclipse sea lo más hermoso visto por el hombre.- y aunque Aysel lo escuchó, solo Inti comprendió el profundo significado de esas palabras.

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El Sol y la Luna
Historia CortaCuando el Sol y la Luna se encontraron por primera vez, se apasionaron perdidamente y a partir de ahí comenzaron a vivir un gran amor. "-Dicen que si la miras de reojo la ves sonreír." Todos los Derechos Reservados Prohibida su copia y/o adaptación ...