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- Debemos regresar al desfile - dije en voz baja.

- ¿Siempre eres así de responsable? - replicó en tono serio.

- Incluso más.

- Escapémonos, te aseguro que nadie se dará cuenta.

- Ni pensarlo, es la gran noche de tu hermana.

- Podrá perdonarme.

- ¿Siempre eres así de terco?

- Incluso más.

- En serio debemos regresar, para mi es trabajo y mi jefe está aquí - insistí poniendo mis manos en su pecho obligándolo a separarse, aunque sentí un hueco enorme cuando finalmente salió de mí.

- Está bien, tú ganas esta vez - dijo entregándome mi ropa interior.

Nos arreglamos las ropas en silencio y le dije que yo saldría primero, no estuvo muy de acuerdo, pero aceptó, no entendía porque era tan descarado. Abrí la puerta y me asomé sigilosamente, me dispuse a salir de ahí y Mario me dio una cariñosa nalgada que me hizo sonrojar, no quise voltear a verlo porque seguro aceptaría escaparme con él y tenía que recordar que estaba en horas de trabajo. Me fui directo al baño a retocarme el maquillaje y ponerme perfume, una amplia sonrisa había en mis labios, él había dicho mi nombre y yo el suyo, no más reglas y eso me entusiasmo sobre manera, aunque en realidad no sabía que pasaría de ahora en adelante.

Llegué al salón y ocupé mi lugar, pocos minutos después llegó Mario muy sonriente y se sentó al lado de Scarlett, ella se recargó en su hombro, eso no me agradó mucho, esos dos tenían algo, era demasiada la confianza que se tenían y el acercamiento, además llegó con ella a un evento familiar, uno no lleva a cualquier persona a convivir con la familia, ahí entendí que no debía emocionarme más de la cuenta y si seguíamos teniendo algo él y yo, sería oculto, sin que nadie lo supiera.

El desfile terminó y Ana nos agradeció Sofía y a mí, nos pusimos de pie y todos nos brindaron un fuerte aplauso, Mario hasta se puso de pie muy entusiasmado. Pablo estaba sumamente orgulloso aplaudiendo también. Empezó la fiesta y todo mundo se dirigió a la mesa de los bocadillos.

- ¿Dónde estabas (Tn)? - preguntó inquisidoramente Sofía.

- Fui a ver a las modelos.

- Que raro, yo fui allá y no te vi.

- Es que también fui al baño.

- Ah, ok - respondió no muy convencida.

Moví la cabeza negativamente cuando la vi ir a saludar a un chico que la miraba, yo me acerqué a la mesa y busqué algún bocadillo que no estuviera mezclado, pero como no encontré ninguno tomé un pedazo de queso y le di una pequeña mordida.

- Uf, no hagas eso en mi presencia... me trae muy gratos recuerdos - dijo Mario detrás de mí y casi me atraganto, tomé una copa y bebí.

- Quieres provocarme un infarto, ¿verdad? - exclamé volteándome para encararlo.

- Tú también a mí, no tienes idea de lo sensual que te ves comiendo.

- Estás loco - dije mirando hacia el techo.

- Puede ser, pero, ¿a poco no te fascina? - exclamó guiñándome un ojo.

- Pero, ¿ustedes se conocen? - dijo de pronto Ana parándose frente a nosotros y no supe que decirle, entré en pánico al pensar que hubiera escuchado el comentario de Mario, pero pensé que no tendría esa sonrisa en el rostro.

- Sí, estuvimos juntos un semestre en la universidad - respondió él muy seguro.

- Yo siempre he dicho que el mundo es un pañuelo, jamás me imaginé que fueras amiga de Mario, no te ofendas hermanito, pero tienes unas amistades - dijo dándole palmaditas en el hombro - no lo digo por Scarlett, ella es aparte, pero te he conocido cada "amiguita" - agregó mirando hacia arriba.

Ardiente tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora