Fotografía

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Dicen que si duermes con una foto de tu amado/a bajo la almohada, lo encontrarás siempre en tus sueños...

— ¿Este es el que querías? —Ryou dejó un grueso albúm de fotografías sobre la cama de su primo.

Malik cerró el anuario de secundario que tenía en sus manos — ¿tienes las fotos del ultimo campamento al que fuimos todos juntos verdad? —le preguntó el peli cenizo.

—Ah... sí —respondió con obviedad, señalando el nombre del libro impreso en letras doradas.

"Fotos del Campamento Furai"

—Gracias Ryou —Malik tomó el libro, deslizando sus dedos por la portada antes de abrirlo.

En la primera foto estaban ambos primos, sacando las maletas de su casa. Esa la había tomado Yugi.

Al lado se veía una camioneta-taxi, por las dos puertas abiertas se veía a Bakura, Atem frente a frente con sus nintendo DS en manos. Marik estaba al lado de Bakura y Yami junto a su gemelo, los cuatro pendientes a las consolas.
Estaban jugando a pokemon Blanco2 / Negro 2 si no mal recordaban.

—Ese fue un verano muy divertido —mencionó Ryou, mirando a su primo pasar la página despacio.

—Ciertamente lo fue —concordó el moreno, viendo una foto de Yami, subido a caballo sobre la espalda de Atem, cosa que les sacó unas risas a ambos, pues el moreno estaba inclinado hacia adelante y parecía reclamarle a su mellizo.

En la siguiente foto estaba Yugi junto con Yami, el oji-violeta estaba abrazando su mochila de Malvavisco y Yami lo miraba con una sonrisa enternecida y una expresión que dejaba entrever el gran cariño que sentía por el menor.

Los primos negaron con la cabeza. No sabían cómo es que esos dos aún no habían formalizado una relación.

Al pasar de página, en la quinta foto estaban Ryou y Bakura... ¿ese de fondo, con cara de despiste, era Atem? Los albinos parecían estar hablando tranquilamente, ni siquiera se dieron cuenta de que les tomaban una foto. Bakura tenía una sonrisa ladina y una tez altiva, segura; una expresión muy común en el albino mayor. Ryou por su lado le sonreía dulcemente.

El albino presente se sonrojó un poco al ver la foto, el cosquilleo tibio en sus pómulos lo avergonzó tanto que se levantó de la cama cual resorte —i-iré a recoger la ropa limpia —soltó la primera excusa que le llegó a la mente y salió de la habitación color dorado de su primo.

Malik se rio con gusto de Ryou. A veces sospechaba que su primo realmente tenía una relación en secreto con el pelo de murciélago de su amigo... luego lo pensaba bien, es decir... ¡Era Ryou, por amor a todos los dioses egipcios! No es que su primo fuera pan de azúcar inocente que iba por la vida deshojando margaritas y creyendo que la cigüeña trae a los bebes... pero Ryou era muy transparente, por lo menos para él y Yugi era como un libro abierto.

Cuando decidió dejar de lado el tema de su primo dirigió sus ojos a la sexta foto del libro...

Una de las primeras actividades que habían hecho tras llegar al campamento había sido ir a nadar al enorme lago que había allí. Había algunos chicos en el muelle con cañas de pescar pero Malik, Marik, Bakura y Atem se habían lanzado de cabeza a disfrutar del refrescante agua.

A Malik le había dado un calambre a varios metros de la orilla y Marik había sido el primero en darse cuenta de ello.

Lo había sujetado con un brazo para que se calmara, lo primero, y luego lo llevó a la orilla, sacándolo en brazos, al estilo recién casados.
Malik hubiese reclamado, todo sonrojado, de no ser por el dolor en su pierna derecha, ya dormida la extremidad, y con los dedos encogiéndose en una forma dolorosa.

Festival de TanabataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora