cinco

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Me disponía a abrir el pequeño sobre de ketchup cuando un poco de este salió disparado hacia el vestido blanco de Tamy.

- ¡Estúpido, mi vestido, idiota! -exclamó intentando contener la risa.

Mierda.

Rápidamente cogí una servilleta e intenté quitarle la mancha. Fue cuando oí a mis hermanos reírse que me di cuenta de que le estaba pasando el papel por las tetas.

Joder, todo tenía que pasarme a mí.

Aprovechando que estábamos bien vestidos, decidimos que era buena idea ir a un club.

Todos estaban bailando menos yo, que me encontraba en un rincón con una chica. ¿Qué? Había que aprovechar la noche.

Riker y Ross vinieron hacia mí y, como no, me interrumpieron.

- Rocky, eh, ¿puedes venir un momento? -dijo mi hermano mayor-. Tamy quiere estar contigo.

Me giré y vi a Rocío y a Alba agarrando a una Tamy muy borracha.

- Dejadme ya, quiero con Rocky -dijo esta agarrándose a Alba.

- Ahí lo tienes -Rocío la lanzó contra mí.

Qué bonito todo.

La chica con la que estaba me miró confundida y se fue.

- ¿Qué quieres? -le dije molesto.

- Sólo quería pasar un rato contigo -hizo pucheros.

Ugh. Que tortura.

- Lo que tú digas -se enganchó a mi camiseta y me siguió hasta la barra.

Le quité la copa que había pedido y se la di a Ratliff, que no había bebido nada en toda la noche. No iba a dejar que se emborrachara más.

Ahora mi misión era cuidar de Tamy.

- ¡Rocky, espera! Tengo que ir al baño -dijo esta agarrándose el borde del vestido.

No podía dejarla ir sola, pues si quiera podía mantenerse en pie. No tenía otra que acompañarla.

- Venga, ¡me estoy meando! -Tamy tiró de mi camiseta para que le ayudara a caminar.

Andamos hasta el baño y me quedé en la puerta, no pensaba entrar.

- Uhm, ¿Rocky? -Tamy asomó la cabeza por la puerta-. No puedo bajarme el tanga.

Per-fec-to.

- ¿Y qué quieres que haga? ¿Que te lo baje yo?

- Pues sí wey, no mames.

Jesús, ¿oyes mis súplicas?

- Lo que usted diga -entré y cerré la puerta detrás de mí.

Cuando me disponía a ayudarla me di cuenta de que en realidad no necesitaba ayuda.

Me pegó contra sus labios y luego se lanzó sobre mí. Siento su lengua, sus dedos y su respiración volviéndome loco cada segundo y haciéndome olvidar que lo que estábamos haciendo estaba mal. La sujeto de los hombros esperando que me dé unos segundos mientras pienso en algo y sólo consigo que sus labios desciendan en mi cuerpo. Me besa en el cuello y pasa su lengua por los lugares que muerde.

- Tamy.

Me pone uno de sus dedos en mis labios, pasa a mi torso y mirándome hacia arriba chupa todo lo que encuentra en su camino. Mi respiración se acelera.

- Detente, por favor.

Me está haciendo sentir demasiado bien.

- Estoy pensando en ponerte cinta adhesiva en la boca -se queja sin despegar los labios del abdomen.

- Yo soy el que está considerando poner la cinta en tu boca -respondo mientras sigo sintiendo como desciende en mi cuerpo.

- Tú quieres poner todo menos cinta en mi boca -responde.

Lanzo la cabeza hacia atrás. Es demasiado como para que pueda negarme y mi corazón late tan fuerte que creo que todos en la fiesta pueden oírme.

Sus manos descienden hasta mi pantalón y lo desabrocha, retirándolo de mis caderas lentamente.

Apoyo los codos en el lavabo justo cuando levanta la mirada para encontrar la mía.

- Ni se te ocurra -advierto.

- ¿Por qué no?

Ni siquiera encuentro ninguna justificación. Se me hace difícil discutir conmigo mismo para saber lo que debo hacer, y tratar de decirle algo con sentido a Tamy parece todavía más imposible.

Pone una de sus manos en mi cadera e inclina su cabeza. Lo siguiente es tan abrumador que no soy capaz de hacer algo más que dejar escapar un gemido y levantar la cadera.

Miro hacia el techo apenas iluminado por la luz que nos llega del baño.

- Vas a matarme -digo entre gemidos.

No me atrevo a mirar lo que está haciendo ahí abajo porque sé que me va a llevar al borde y ya estoy tratando de controlarme.

Tamy empieza a chupar más rápido y deja escapar algunos gemidos.

Mierda.

Muevo la cadera para que tenga mejor acceso. No puedo evitarlo, mi cuerpo responde a lo que está haciendo.

- Ah, ah; ve más lento.

Y ella va más rápido.

Me quejo pero termina sonando más como un gemido que solo la estimula más a seguir, pero no me atrevo a interrumpir la magia que está haciendo con su boca.

Tamy encuentra mis manos y entrelaza sus dedos con los míos mientras me corro. Mi cuerpo se retuerce al sentir como el orgasmo me arrastra hasta dejarme sin aire.

Mierda.

Private Show ➵ rocky lynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora