02: "Cuando acaba..."

195 8 1
                                    

—Qué asco terminar... —expresó un apesadumbrado jovenzuelo de atípico cabello rubio, ojitos claros y piel nívea, para ser asiático, de características que, se sabían, eran naturales. Miku suponía que, posiblemente, debiese tener alguna descendencia rusa, o inglesa, o alemana, o de cualquier otro linaje europeo, como en el caso de los Kagamine, que guardaban sangre germana por parte maternal. Era un compañero de curso del Shion azulín, todavía más extravagante en apariencia, por el mismo color de las orbes y el pelo, así como esa bufanda también azul que no arrancaba jamás de su cuello.

      SeeWoo, aquél rubiales, les hacía charla de su última y casi recientemente finiquitada relación amorosa, mientras que Kaito, Miku, y por ahí también Len, hacían de oyentes.

      En realidad, la muchachita de pelito turquesa nunca había sido provista de conocimientos amorosos, porque nunca había tenido un noviazgo y por sobretodo Cupido no parecía haber tenido intenciones de echarle una mano con el panorama, así que más allá de oír y emitir comentarios genéricos a modo de consuelo no podía. Len, si acaso llegaba a soltar la lengua en momentos poco reiterados, más como por cordialidad que cualquier otra cosa, dada su no muy frecuente interacción con el coreano a priori lo presente. Así que el participante estrella en el evento era nadie más que el comehelados, profundamente empático, merced su propia experiencia con su respectivo enamoramiento hacia Meiko, unilateral por cierto.

—(...) Pero esas cosas finalmente se superan, amigo.

      El coreano, que tenía el rostro oculto en las rodillas y la planta de los pies sobre la silla, se descubrió.

—¿Tú sí superaste a Meiko?

-—S...

—¿S...? —SeeWoo alzó una ceja replicando lo que parecía ser un siseo.

—S...

      Una diestra se posó en la espalda de Kaito, que le propinó unas cuantas ligeras palmaditas. Un consuelo silencioso por parte de Len.

—Ah, que motivador —una referencia del coreano al casi «sí» de su compañero.

—El punto es que, si bien no soy un buen ejemplo, va pasando con el tiempo. Y siempre puedes ir haciendo cosas para no pensarla tanto —el chico de la bufanda finalizó con el pulgar en alza, para complementar la positividad de su mensaje.

—Supongo.

CofcofComo no irte a su perfilCofcof —Miku incidió en son de indirecta, aunque por ahí también se contenía el sentido de consejería.

—Eso —Kaito, siendo el aludido, apoyó.

—Como no revisar sus estados —la fémina añadió.

—Exacto. No sean como yo.

—Pero si esas cosas se hacen de todas maneras —dijo el mayor de los rubios—. El que diga que nunca lo hizo miente.

—El punto está en saber cuando parar —complementó el azulín.

—Yo nunca lo hice —infirió Miku. Más por el puro ímpetu que a veces le nacía de llevar la contra. Aunque, valga la redundancia, en sus dieciséis años de vida jamás había tenido alguien tan presumiblemente crucial por quién hacerlo.

      El half-surcoreano la miró, pero sin emitirle ninguna oración en respuesta, más que una pura cara contrariada, como entre incredulidad y maquinación de que ya le había entendido la onda.

—¿Sabes lo que tenemos que hacer? —exclamó él unos cuantos segundos después, palmeando no tan suavemente el muslo más próximo de Shion— Irnos de putas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 13, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

PODER FUJOSHI | KAILen. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora