Kryptonite

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Steve había tenido misiones en suficientes partes del globo como para poder decir que conocía el crudo mundo y no ser altanero. Habia visto la muerte posarse frente a él y retarlo a dejarse llevar o pelear con ella, Steve nunca habia dado tregua a pesar de la tentadora oferta.

Steve era un hombre de ideales formado para ser lo que el mundo esperaba de él, no se dejaba amedrentar por la adversidad, tenía un deber para con su pais y su gente, esa era su más grande motivación. Hasta aquel fatídico día en que recordó que era humano, que no era una máquina y que lo que recorría sus venas era sangre no aceite de motor. El sonido claro y certero de una bala atravesando la carne se escuchó de fondo en el teléfono, fue un instante eterno que debilito su espíritu y desestabilizo sus piernas.

Su padre estaba muerto, su inspiración, motor y motivo ya no estaban. Ese pilar que le recordaba que la vida aún existía fuera del campo militar, se había desvanecido de este mundo, todo por culpa de un desgraciado que Steve se aseguraría pagaría las consecuencias.

Viendo por la ventana del avión que lo regresaba a "casa" Steve se dejó ir, absorto en memorias, en viajes que él pensó contarle algún día a su padre, en palabras de orgullo que no volvería a escuchar.

Steve sentía la impotencia apoderándose de él, había aprendido a no culparse de situaciones donde las circunstancias hacían todo incontrolable, pero aun así no podía evitar que los "hubiera..." rondaran sin rumbo por su mente. No habia nada que él hubiera podido hacer, sin embargo sentía que pudo haber hecho mucho y no hiso nada.

Miro su casa vacía, esperando ingenuamente que todo fuera un sueño y que la voz de su padre y su hermana lo sacaran de tanto dolor. En la cochera había una vieja caja de herramientas llena de cosas de su padre así como pistas sobre el caso de asesinato de su madre, su padre fue un gran policía siempre cumpliendo con su deber...hasta el último momento.

"Comandante McGarrett le tengo una propuesta" le había dicho la gobernadora, Steve no quería, no ahora, no quería pensar en más guerra, él solo quería llorar a su padre y dejar que todo lo que tenía dentro de sí por fin saliera antes de que terminara por consumirlo.

Pero el mundo no parecía querer apoyar a Mcgarret, prefería poner su mundo de cabeza, o eso parecía, Steve no lo sabía pero el mundo le había regalado un ancla para estabilizarse porque el camino que estaba por recorrer estaba lleno de aguas turbulentas.

— ¡Detective Daniel Williams, manos arriba! — el rubio frente a él, se iba a convertir sin saberlo en la muy necesaria cuerda de seguridad de un hombre que no temía a la muerte "hasta ahora"

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Danny Williams eran hueso duro de roer, lleno de quejas y gritos, Steve descubrió eso tan pronto le ofreció (obligo) a trabaja con él. Danny era todo lo que Steve evitaba en una persona, era negativo, pesimista y lleno de remordimientos, pero algo en el atraía al comandante a querer saber todo sobre es hombre que parecía tan claro como el agua, pero estaba lleno de secretos que Steve de una manera u otra iba a desentrañar.

A Steve le gustaba Daniel "Danno" Williams como su compañero y ni siquiera el sabia porque, pero ese hombre con su constante parloteo y reclamos le brindaba una extraña calma, una rutina fácil a la que se había acostumbrado con demasiada disposición para su gusto.

Incluso a Steve le sorprendía lo fácil que parecía no ver los limites en una situación, pero lo que más le sorprendía era que Danny aun con sus quejas y miedos no dudara en acompañarlo, Steve estaba hecho para la guerra, conocía sus capacidades y sabía que podía superar la norma fácilmente, Danny no, el rubio no estaba hecho para los riesgos a lo que el comandante se sometía y aun así siempre estaba a su lado, recordándole que no era de acero.

KryptoniteWhere stories live. Discover now