Capítulo 5

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Llegó el día… El jueves tan esperado…..Esa noche no pude dormir nada por la ansiedad que tenía. A la mañana muy temprano llamé a Sebas para que se preparara (no pensaba ir sin él). Le mentí a mamá sobre que íbamos a la biblioteca municipal a buscar información para un trabajo de matemáticas (no me creyó, yo nunca busqué información en un libro, re que podría haber buscado en internet, pero bueno al menos mostró convicción). Fuimos caminando (no me atrae la bici y Sebas no tiene idea de  qué es una patineta), la verdad quedaba lejos (me parece que baje dos kilos).  Sabíamos el camino, ya que era nuestra pizzería favorita (al menos la mía lo era, no porque allí trabajase Leila sino porque hacían las mejores pizzas del universo, a veces me gusta exagerar las cosas), cuando llegamos no había nadie en la barra, tocamos la campana que había en el mostrador y de pronto, vino un señor algo regordete a atendernos. Preguntamos por Leila, y dijo que lo esperemos un segundo. Nosotros con Sebas nos quedamos viendo que el local se caía a pedazos, humedad por todos lados, incluso creí ver una rata. Pero mientras en la pizza no me venga una rata van a seguir siendo mis favoritas. Luego de un largo rato de espera, se acercó al mostrador, aquella bella empleada, rubia, alta y delgada, Leila, por supuesto. Me presenté y ella igual, Sebas creo que quedo algo shockeado por la belleza que envolvía esa chica, pero ni loco se la dejo tocar, ahora que la encontré la voy a cuidar como a Emily (espero Emily no se ponga celosa cuando se entere siempre va a ser mi preferida). Nos sentamos los dos solos en una mesa a conversar un poco, me contó que trabajaba ahí hacía dos años y que con ese dinero había podido pagar el alquiler de su departamento (no quiero ser malo pero la verdad no me interesaba mucho, lo único que quería era decirle que yo era su hermano menor, si es que lo era, y  abrazarla con todas mis fuerzas). Yo le dije que tenía diecisiete años, estaba por terminar el secundario y pensaba estudiar diseño gráfico, aunque ella tampoco mostró mucho interés, hasta que le dije a que había venido. Le comenté nuevamente que era adoptado igual que ella y que tenía cuatro hermanos más grandes que también habían sido adoptados. La hermana mayor se llamaba Leila quedó sorprendida y me parece que entendió lo que le quise decir. Me dijo que a ella también le había dado intriga saber sobre su pasado, pero su madre adoptiva le había dicho que remover el pasado solo trae desgracia, así que prefirió dejar todo como estaba. También agregó que le hubiese gustado tener un hermano más chico, y que no tenía problema en que si quería hacerme un ADN para corroborar. Le dije que antes debía preguntarle a mis padres y eso era complicado, pero me despreocupó cuando me dijo que no había problema que yo podía ir a visitarla cuando quisiese y que podíamos hacernos el estudio más adelante, (estoy pensando seriamente en contarle a mis padres, ya que quiero hacerme el estudio cuanto antes, de lo contrario tendré que esperar hasta agosto para cumplir dieciocho). Agradecí por su disposición y nos fuimos, Sebas se había comido ya todos los panes de pizzas y no sabía con qué cara mirar a Leila. (Me alegra estar cada vez más cerca de encontrar a mi hermana mayor y no veo el momento en continuar con los demás para tenerlos a todos conmigo, ¿me aceptarán?, ¿querrán verme?, no voy a hacerme problema por eso si no me aceptan al menos habrá valido la pena encontrarlos y saber que están vivos).

Oscuro PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora