Capitulo 4

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Me desperté y recordé lo ocurrido. Me había tirado en la cama pensando en que hacer y me había dormido sin querer. Me levanté, bajé las escaleras, al llegar abajo me dí cuenta que estaban todas las cosas desordenadas y muchas tiradas por el piso, sin saber que hacer miré hacia afuera, estaba amaneciendo, tomé algo de dinero y salí de la casa...y ahí estaba, mi padre,
muerto.

Con un nudo en la garganta me acerqué a él y atónito vi que había otro trozo de un fino metal sobresaliendo de su espalda.

Lo retiré confundido pues yo había escuchado un disparo. Sin pensarlo saqué el otro trozo de metal y junté ambos, formaban un rectángulo del tamaño de una carta. Se me vino a la mente la imagen del señor con las cartas de madera.

Yo sabía que existían las cartas de madera pero que no eran muy útiles, también sabía que existían las de metal así que di vuelta ambos trozos y los volví a unir, en un momento me pareció ver el reflejo de la figura de una carta, de una carta de póker, del A♡. Esa era mi carta favorita.

Me guardé lo que creía que era una carta en el bolsillo y empecé a caminar sin saber muy bien donde iba.

Como una hora más tarde ya era de mañana y la suerte de mis pasos me había llevado a la casa de Nico, pensé en decirle que saliera y contarle todo pero de repente y antes de que hiciera nada recordé que me iba a juntar ese mismo día con él y la ángela. Llamé a la puerta de la casa de Nico buscando apoyo. Él abrió la puerta y me saludó:

-hola Jack-me miró extrañado- ¿qué haces aquí ahora? , ¿no nos ibamos a juntar en la tarde? ¿y la ángela?

-hola... es que... pasó algo..-empecé a decir nervioso- asesinaron a mis padres-dije destrozado de una, necesitaba contarselo a alguien.
Me abrazó y dijo:
-¿ah?- dijo sin creérselo pero al ver mi rostro demacrado me entendió. - ¿pero por qué?- dijo simplemente y parecía tener muchísimas más preguntas pero al ver que me empezaban a salir unas lágrimas silenciosas de mis ojos dejó de preguntar, se sentó en un asiento que había en su patio delantero y me miró esperando a que le contara.
Me senté a su lado y le conté todo lo mejor que pude, pero a ratos se me quebraba la voz entre sollozos al pensar en mis padres muertos. Al parecer me entendió así que le pasé ambos trozos de lo que creía que era una carta de metal para que los viera el mismo.

-que extraño-dice- con esto no matas a nadie, tal vez hagas que sangre un poco pero no matas a nadie- me mira extrañado.

- dejé sangrando al Valentín con una de cartón, desde eso ya cualquier cosa es posible- repliqué sin más.

No me respondió y miró fijamente los trozos de la carta de metal, susurró algo incomprensible y me miró aterrado.

-¿qué pasa?- pregunté nervioso al verlo.

-y-yo no-o vi una carta... vi un pe-erro que parecía venido del mismo infierno- me dijo tartamudeando del miedo. No me extraño que a pesar del miedo no gritara, él era bastante introvertido.

Antes de que pudiera contestar una voz dijo a nuestras espaldas:

-está hechizado, te muestra lo que aún no logras ver de ti mismo- dijo con voz grave atras nuestro.

Nos dimos vuelta lentamente y con miedo, pues hace un momento no había nadie a nuestras espaldas, y lo vimos, una persona enmascarada bastante alta a la que solo se le veían sus ojos, por alguna razón creí haberlo visto antes pero no le di importancia, al ver que no decíamos nada dijo:

-no puedo explicar lo que vió tu amigo, nunca había visto a alguien ver un perro de esas características, pero tu viste una carta, debes de tener algo de magia en tu interior- me dijo dirigiéndose a mí mirandome interesado.

-pero si yo ya hago magia- dije pensando en que yo era un ilusionista amateur.

-no me has entendido- me miró a través de su mascara y dijo- ven, quiero hablar contigo en privado- me miró y señalo un lugar cercano bajo unos arboles- vamos allá para que nadie nos moleste.

-ni siquiera sé quien eres, no iré contigo a ninguna parte- lo miré sin saber muy bien que hacer. Nico estaba callado y al parecer no le importaba mucho lo que pasaba. Claro, el era un escéptico y probablemente apenas dijo 'hechizado' ya pensó que el tipo estaba loco.

-solo quiero negociar algo contigo

-¿negociar? ¿Qué voy a tener yo que quiera un desconocido?- como estaba intrigado no me lo pensé dos veces y fui donde me decía.

Apenas llegamos dijo:

-tu carta- me apuntó con el dedo.

- ¿qué?- lo miré intrigado y saqué una baraja común de cartas que llevaba en el bolsillo- ¿para qué?

-esas no, TU carta, el as de corazones- resaltó especialmente la palabra tu.

Poco a poco entendí a que se refería, me explico, yo había pasado todo el año anterior fabricando un mazo de cartas propio y transcurrido todo el año las había terminado, yo valoraba mucho esas cartas pues me habían costado mucho. El diseño del dorso en pocas palabras era un paisaje con un dragón volando a lo lejos, un unicornio, un gran árbol al centro y bajo ese árbol un chico con un A♡ en la mano (algo como la portada de este libro).

-¿para qué la quieres?- dije sacándome el collar en el que tenía una de las cartas

-damela, ¿ese es el as no?

-sí, ¿pero que gano si te la doy?

-¡Solo dámela! -gritó

- ¿y qué si no lo hago? Esta carta significa mucho para mi y no quiero perderla

- ¡damela ahora imbécil!- nunca supe cómo pero sacó una espada de la nada y me la puso al cuello.

-oh...- mascullé intentando ver como podía librarme de ese maniático, ¡amenazarme con una espada! A ese tipo le pasaba algo en la cabeza, o eso creía- es solo una carta...¡¿para qué diablos la quieres?!-logré decir perdiendo la paciencia y muerto de miedo.

Dijo algo pero no lo escuchaba, estaba intentando encontrar a Nico pero no lo veía por ningún lado, pero mientras lo buscaba ví una barra de metal de 1 metro de largo aproximadamente al lado de la reja de una casa.

Guíado por un insinto estúpido, más estúpido de lo normal incluso, me lancé hacia un lado intentando llegar a ella, no llegué pero estaba más cerca y había dejado desconcertado al loco de la máscara.
Logré pararme y tomar la barra de metal, era más pesada de lo que creía.

Oí que su espada cortaba el aire dirigiéndose rápidamente hacia mí, muerto de miedo puse la barra entre él y yo.
Noté que su espada chocaba con mi barra y perdí el equilibrio, para recuperarlo volví a poner la barra delante mío y volví a sentir como sin querer mi barra repelía su espada.

Tuve suerte pero no mucha, su espada me alcanzó a dar en el pecho, los bordes de mi vista se volvían negros y ya no sentía nada, escuché un grito a lo lejos, alcancé a divisar a Nico gritando y ver cono el tipo me clavaba la espada en el estómago, no grité, aunque me dolió, y envuelto en el dolor perdí el conocimiento.

Crónicas De Un Mago, ¿Magia o Ilusión?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora